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EL LIBERAL . El Evangelio

La salvación es amor y alegría

20/01/2019 00:34 El Evangelio
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La salvación es amor y alegría La salvación es amor y alegría

No podía faltar en

Juan, el Evangelio de

los Símbolos, una referencia

al amor esponsal

de Dios. La Boda es una

fiesta donde se celebra el

amor y la vida. El vino representa

el don de Dios y

signo de prosperidad que

alegra el corazón.

En el AT para describir

el amor inmenso de Dios

por su pueblo se utiliza

muchas veces la imagen

de la boda: Dios ama a

su pueblo, como el esposo

a su esposa. Más aún,

con la imagen de la boda

se describen los tiempos

mesiánicos: el Mesías

cuando llegue sellará, de

parte de Dios, una alianza

eterna con su pueblo, un

amor sin límites raciales y

temporales.

En este contexto de

boda, Dios renueva su

alianza con Israel, representado

en María. La presencia

y actuar de Jesús,

rejuvenece y plenifica

la alianza. El cambiar

el agua, que simboliza la

creación, por vino, significa

que una nueva etapa

se abre en la historia

de la salvación de Dios.

El Reino que se esperaba

con temor y temblor,

ahora llega en la palabra

y obrar de Jesús. Dios sigue

amando a su pueblo,

no se olvida de él; aún en

los momentos que Israel

lo abandona, Dios sigue

siendo “esposo”, Padre de

bondad.

Las palabras de María:

“no tienen vino”, es un

grito de auxilio de Israel

a Dios que confiesa su situación

de desgracia y

muestra a la vez su apertura

para recibir el Reino.

Todavía no había llegado

“la hora” de Jesús,

es decir, su consumación,

pero igualmente actuará

en favor de su pueblo. Este

será el primer signo, y

prototipo de los otros que

Jesús realizará para mostrar

que el Reino ha llegado

con poder para acabar

con el mundo del mal que

menoscaba la dignidad

de las personas.

Dios es fiel, no abandona

nunca a su pueblo.

Las Bodas de Caná anuncian

ese amor incondicional

que se renueva y se

plenifica en Jesús.

Conclusión

Muchas de las expresiones,

celebraciones y

gestos del cristianismo

actual se han quedado sin

vino. Pretenden comunicar

la salvación, pero sin

amor, sin alegría. Se han

quedado en la etapa de

las tinajas de piedra. Ritos

superficiales, alejados

de la vida de las personas,

de sus anhelos más profundos,

palabras que juzgan

más que expresiones

de salvación rodean sus

predicaciones. Hay que

inundar la vida del “buen

vino”, del gozo y la alegría

de la salvación, anunciar

la cercanía de Dios que

es Padre de misericordia,

volver a los gestos de Jesús

y recrearlos en una

sociedad sin rumbo y llena

de hechos de tristeza.

Dios es bueno, Dios

es fiel, siempre perdona

y espera con los brazos

abiertos a sus hijos confundidos,

que han malogrado

la hermosa oportunidad

de vivir en la bondad.

Anunciarlo y hacerlo

presente será el cometido

de los cristianos en estas

horas cruciales de la historia de la humanidad.

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