Gobernador de Santa Cruz de la Sierra Gobernador de Santa Cruz de la Sierra
Warnes adhiere inmediatamente a la Revolución
de Mayo y su amigo Manuel Belgrano
lo enrola en el ejército “auxiliario” (sic) al Paraguay,
donde se convierte en parlamentario y
es prisionero de los gobernantes guaraníes, que
lo sueltan en la negociación posterior a las derrotas
de Paraguarí y Tacuarí. Con Belgrano se
traslada al Ejército del Norte, y es secretario del
comandante, que a su vez lo nombra como jefe
del Regimiento 6 de Infantería del Perú.
Se
destaca combatiendo en las victorias de Tucumán
y Salta. El creador de la Bandera lo nombra
entonces, como gobernador de Santa Cruz de la
Sierra, donde se instala definitivamente al servicio
de la Revolución.
Sus modales militares fueron necesarios
para contener la resistencia de los aristócratas
cruceños, y poco a poco se fue convirtiendo en
el líder político necesario para el momento.
El
general Juan Antonio Àlvarez de Arenales fue
nombrado al mismo tiempo gobernador de Cochabamba,
y lamentablemente no congeniaron,
dificultando las campañas de defensa de los territorios
liberados. Las derrotas de Vilcapugio y
Ayohuma aislaron al Oriente y desde entonces,
1813, Warnes sostuvo el impulso patriota con
sus fuerzas y sin poder actuar en consuno con
Arenales. En el escaso tiempo en que acordaron
una estrategia, lograron la victoria de La Florida,
derrotando al ejército del Perú el 25 de mayo
de 1814.
Tal fue la importancia que los contemporáneos
dieron a ese triunfo que el director
supremo Gervasio de Posadas puso el nombre
de Florida a una calle céntrica de Buenos Aires,
hoy una de las más emblemáticas de la capital
argentina.
Arenales, impulsado por el nuevo jefe del
Ejército del Norte, el polémico José Rondeau,
destituye a Warnes nombrando a Santiago Carrera
como gobernador de Santa Cruz, mientras
Ignacio se dirige a Chiquitos y vence a los españoles
en la batalla de Santa Bárbara, muy poco
recordada por los argentinos.
Una revuelta
encabezada por los partidarios de Warnes acaba
con la vida de Carrera. En esos tiempos convulsos
tuvo el bálsamo del amor en Micaela, una
cruceña que le dará el único hijo que Ignacio
tendrá.
MUERTE HEROICA Y HOMENAJES
Luego del desastre de Sipe Sipe, que marcó
la desaparición del Ejército del Norte, Warnes
retoma el poder en Santa Cruz y junto a Manuel
Padilla, el esposo de Juana Azurduy, intentan soportar
el asedio imperial.
Los diputados que los
cruceños eligen para enviar a San Miguel del Tucumán
nunca logran superar el bloqueo impuesto
por los españoles. En setiembre de 1816 el coronel
realista José Aguilera vence, captura y ejecuta
a Padilla y comienza el asalto a Santa Cruz.
Warnes alista 1200 soldados y enfrenta a Aguilera
en el Parí. La batalla, ocurrida el 21 de noviembre
de 1816 es la más cruel de las libradas por la
independencia. Se luchó todo un día y la victoria
fue de los patriotas.
Pero Ignacio Warnes, líder
político y militar, muere alcanzado por una bala
de cañón. Más de 2000 hombres quedaron tendidos
en el campo de batalla. El coronel enemigo
dirá: “después de la más sangrienta batalla…
violenta y rigurosa hasta las seis de ella, y subsiguiente
sin intervalos toda la noche…”.
A los dos días cayó Santa Cruz de la Sierra en
poder realista.
El cadáver de Warnes fue degollado
y su cabeza expuesta en una pica. Recién en
1825 se realizará un funeral con honores al primer
gobernador patriota de la región.
Al enterarse
el general Manuel Belgrano de la muerte de su
amigo le mandará el 18 de enero de 1818 una carta
a la madre de Warnes que reza: “Muy Señora
mía; Dudé mucho tiempo de la suerte de nuestro
Ignacio, y hasta que por conducto fidedigno
no supe la gloria con que cubrió su carrera, no
quería creer que Vd. y la Patria hubiesen perdido
un hijo tan digno y yo un verdadero amigo.
Cuan sensible me es renovar a Vd. memoria tan
amarga.
Pero no me equivoco; todo debe consolar
a Vd, acabó en defensa de la Patria, por consiguiente,
Dios lo ha premiado, y el mundo verá
en él un héroe que representará a los venideros
por ejemplo. Quiera Vd. permitirme que salga
de la rutina de los pésame, y que si concede a
Vd. los sentimientos de una tierna madre, también
exija los de una heroína cristiana que debe
ver en todo la mano del Altísimo y en este caso el
fin de un hijo de la Patria, más quede Vd. conseguido
en su honor.”
El nombre de Warnes es el de cientos de calles,
plazas y espacios públicos, aunque no hay
monumentos importantes en su honor en la Argentina.
Y menos conocida es su gesta patriótica
y heroica que lo ubica como uno de los grandes de
la independencia sudamericana. Los bolivianos
lo homenajean permanentemente, y una provincia
lleva su nombre, y eso debe ser un motivo de
orgullo para todos los argentinos.