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EL LIBERAL . El Evangelio

El amor, solo el amor redime y salva

23/03/2019 22:05 El Evangelio
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El amor, solo el amor redime y salva El amor, solo el amor redime y salva

Este relato se inscribe

en el marco del viaje de

Jesús a Jerusalén. Mientras

la gente escucha las

instrucciones del Maestro,

se presentan unos

desconocidos a contarle

lo que acaba de suceder

con unos galileos asesinados

por Pilato. Este

hecho da la posibilidad a

Jesús para hacer una llamada

a la conversión y al

arrepentimiento: es necesario

convertirse de lo

contrario “todos perecerán”.

Los galileos no pagaron

con su muerte un

pecado mayor que el de

sus compatriotas. Lo que

se deduce de este hecho

es que esta situación debe

hacer reflexionar a las

personas a cerca de la necesidad

de convertirse,

es decir, de aceptar la palabra

salvífica de Dios,

que El mismo ha venido

a proclamar.

Para ejemplificar la

necesidad de conversión,

Jesús propone una

parábola: la de la higuera

estéril que no da fruto.

El propietario que fue

durante tres años a buscar

fruto y no encontró,

le indica al viñador que

la corte porque va a malgastar

la tierra. El viñador,

intercede por la higuera

y le pide dejarla un

año más. Incluso se compromete

a cavarla a su alrededor

para almacenar

la humedad y abonarla.

De lo contrario, le dice:

“la cortas”.

El viñador intercede

por una nueva oportunidad

y se compromete para

que sea fructífera. No

caben dudas de que la

higuera representa a los

discípulos, oyentes de la

palabra. El viñador que

puede representar a Jesús

solicita al propietario,

el Padre Dios, una

nueva oportunidad. El

llamado a la conversión,

tiene como horizonte el

amor comprometido de

Jesús que ofrece la salvación.

Conclusión

Lucas, presenta a Jesús

como el rostro misericordioso

de Dios. Es

cierto, que el llamado a

la conversión exige una

respuesta de libertad del

hombre, que desde ningún

punto de visto es eximido

de su responsabilidad.

Pero sería, injusto

con el relato del Evangelio

de Lucas, desconocer

la oferta gratuita de

la salvación de parte de

Dios y la misericordia de

Jesús para con los hombres.

La parábola de la

higuera termina diciendo

que si no da fruto hay

que cortarla, pero poner

el acento allí, sin señalar

el compromiso y el

esfuerzo del viñador por

salvarla sería traicionar

el sentido de la misión de

Jesús que vino al mundo

para salvarlo y no para

condenarlo. Dios, a través

de su Hijo, nos invita

a vivir en comunión con

él, y su alegría está en

que nosotros nos convirtamos,

por eso siempre

nos da una nueva oportunidad.

Quizás hoy sea

ese día, el tiempo oportuno

para aceptar el llamado

de Jesús

y para comprender

que

el amor, sólo

el amor, redime

y salva.

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