Arregla las sandalias con algo de fuego Arregla las sandalias con algo de fuego
compostureros, sino fabricantes.
Venimos de una familia
de fabricantes de calzado, un tío
nuestro tiene fábrica en Buenos
Aires también. Este taller era
de mi viejo. Yo me independicé
y siempre estudié. Una vecina
me decía que tenía que estudiar
sociología. Ahora, pasados
los años, me di cuenta que tendría
que haber sido trabajador
social, porque me gustan esas
problemáticas”, relata Walter
Omar Lescano (43 años), el zapatero
del Autonomía, miembro
de una de las primeras familias
en instalarse aquí.
Desde joven y en distintos
momentos de su vida, Walter
estudió Sociología, Filosofía en
el Seminario (incluso llegó a hacer
las prácticas) y ahora cursa
el profesorado de Historia, que
se dicta en el turno noche del
Instituto Sagrada Familia.
En su taller tiene estantes
llenos de todo tipo de calzados:
“Estoy desde los 17 años aquí.
Me dedico a la compostura del
calzado en general, bolsos, carteras,
sandalias, hacemos prácticamente
de todo aquí”, se presenta.
Entra una cliente, deja un
par de botas, pide presupuesto,
cuándo lo puede retirar y se va.
La entrevista continúa y Walter
desgrana su vida y el devenir del
barrio. Las barras de amigos.
“Antes salíamos en barra con los
changos. Ahora son las chicas
las que andan en grupos. Cómo
cambian las cosas”. Recuerda
a su familia, trabaja con un hermano
en el taller, otro es trabajador
social en el Juzgado de La
Banda. Su padre les enseñó todo
sobre zapatos. Cuenta anécdotas
de su infancia, de sus estudios.
Escuchar sus historias y reflexiones
mientras aplica pegamento
y calienta unas sandalias
con una pequeña fogata es
un placer y una agradable sorpresa.
Cuenta secretos del oficio.
El calor activa el pegamento
“y esto no se despega nunca
más. Eso sí, hay que saber, cómo
hacerlo, la cantidad de calor,
varias cosas”. Por ahora las
charlas son gratis. Más adelante,
quién sabe.