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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

16/04/2019 01:18 El Evangelio
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Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38 Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

En aquel tiempo, Jesús,

profundamente conmovido,

dijo: -“Os aseguro que uno

de vosotros me va a entregar”.

Los discípulos se miraron

unos a otros perplejos,

por no saber de quién lo decía.

Uno de ellos, el que Jesús

tanto amaba, estaba reclinado

a la mesa junto a su

pecho.

Simón Pedro le hizo señas

para que averiguase por

quién lo decía. Entonces él,

apoyándose en el pecho de

Jesús, le preguntó: - “Señor,

¿quién es?” Le contestó Jesús:

- “Aquel a quien yo le dé

este trozo de pan untado”. Y,

untando el pan, se lo dio a Judas,

hijo de Simón el Iscariote.

Detrás del pan, entró en él

Satanás. Entonces Jesús le

dijo: - “Lo que tienes que hacer

hazlo en seguida”.

Ninguno de los comensales

entendió a qué se refería.

Como Judas guardaba la bolsa,

algunos suponían que Jesús

le encargaba comprar lo

necesario para la fiesta o dar

algo a los pobres. Judas, después

de tomar el pan, salió

inmediatamente. Era de noche.

Cuando salió, dijo Jesús:

- “Ahora es glorificado el Hijo

del hombre, y Dios es glorificado

en él. Si Dios es glorificado

en él, también Dios lo

glorificará en sí mismo: pronto

lo glorificará. Hijos míos,

me queda poco de estar con

vosotros. Me buscaréis, pero

lo que dije a los judíos os lo

digo ahora a vosotros: “Donde

yo voy, vosotros no podéis

ir’”.

Simón Pedro le dijo: -“Señor,

¿a dónde vas?” Jesús

le respondió: - “Adonde yo

voy no me puedes acompañar

ahora, me acompañarás

más tarde”- Pedro replicó:

- “Señor, ¿por qué no puedo

acompañarte ahora? Daré mi

vida por ti.” Jesús le contestó:

-“¿Con que darás tu vida

por mí? Te aseguro que no

cantará el gallo antes que me

hayas negado tres veces”.

Reflexión

Durante estos tres primeros

días de la Semana Santa,

la liturgia nos presenta

los tres primeros cantos del

“Siervo del Señor” del profeta

Isaías. Hoy, Martes Santo,

leemos el segundo canto del

Siervo que nos habla de cuál

es la vocación del Siervo del

Señor y su misión, y cómo todos

los pueblos son convocados

a la salvación por medio

del Mesías.

Comienza la primera lectura

con un verbo importantísimo

en la Escritura: “Escuchadme”.

Es lo primero que le

dijo Yahvé al pueblo de Israel

en el Sinaí: “Escucha, Israel”.

Es fundamental tener el oído

abierto y estar atentos a lo

que el Señor quiere decirnos.

Este Siervo que aparece

en el canto es una prefiguración

de Cristo, pero no podemos

perder de vista que esta

misma llamada y misión a ser

luz de las naciones, también

tiene que ver con los que seguimos

a Cristo, con los que

nos llamamos cristianos.

Todos hemos sido elegidos,

desde el vientre materno,

con una vocación y una

misión concreta. Isaías nos

apunta una misión fundamental

que es ser “luz de las

naciones”, para que la salvación

de Dios llegue a todos,

porque como dice la Escritura:

“La gloria de Dios está en

que todos lleguen al conocimiento

de la Verdad y se salven”.

Todos estamos convocados

a dar gloria a Dios con

nuestra vida y la mejor forma

es cumpliendo la misión a la

que Dios nos ha llamado. Pero

primero necesitamos discernir

a qué estamos llamados,

cómo podemos llevar a

cabo nuestra misión.

En nuestra vida es muy

importante saber discernir,

de entre tantas voces que

hay en el mundo, cuál es la

voz del Señor. Necesitamos

leer desde dentro lo que el

Señor nos pide.

Hoy urge la evangelización

y no podemos descansar

mientras exista en el mundo

un hermano nuestro que no

haya oído hablar de Jesucristo,

al que no se le haya anunciado

la salvación.

Pidamos al Señor que nos

ayude a discernir nuestra vocación

y misión para ser luz

allá donde estemos.

“Con ansia he deseado

comer esta Pascua con vosotros...”

Con estos sentimientos

comienza Jesús la

Cena Pascual en el evangelio

de Lucas. Hoy en el evangelio

de Juan también Jesús nos

muestra su humanidad manifestando

sus sentimientos,

aunque muy contrarios a los

de arriba mencionados, “Jesús

profundamente conmovido”.

En este relato de la última

cena, probablemente, vemos

las declaraciones más

tristes que Jesús haya hecho

a los suyos: “Uno de vosotros

me va a entregar y no

cantará el gallo antes que me

hayas negado tres veces”. El

Señor antes de su Pasión, vive

la dolorosa experiencia

de la traición y el abandono

de aquellos a los que había

elegido desde “el seno

materno”.

Lo que debes saber
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