El crimen de Peñaflor, desde hoy bajo la lupa de los tribunales frienses El crimen de Peñaflor, desde hoy bajo la lupa de los tribunales frienses
Saúl Gerez, de 74 años, Nicolás Miguel Vega; el ex policía Lindor Alfredo Rodríguez y su esposa, docente, Claudia Viviana Pereyra (51), enfrentarán dos días audiencias en los tribunales frienses, imputados por el crimen del catamarqueño, Ricardo Peñaflor, y cuyo supuesto cuerpo -falta la confirmación forense- fue hallado incinerado el 8 de agosto en Frías, a 15 kilómetros de la vecina provincia.
En principio, las imputaciones enrostradas serían ‘homicidio calificado criminis causae agravado por la participación de dos o más personas’, deslizó el entorno de los fiscales Gustavo Montenegro y Belén Pan.
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El 6 de agosto la hija de Peñaflor había denunciado su ‘desaparición’ de Colonia de Achalco, El alto, Catamarca. Dos días después, la policía halló la camioneta de Peñaflor incinerada. En la caja, también encontró un cuerpo quemado y con un tiro a la cabeza. Para los familiares e investigadores, el muerto es Peñaflor.
El 14 de agosto, los policías iniciaron redadas masivas y apresaron al catamarqueño Gerez (de Chañar Laguna) y a los otros tres santiagueños.
Hoy, los fiscales confían en que tienen enrejados a los cuatro responsables, pero las pruebas científicas darán sustento a las sospechas: en ellas, Gerez y Vega emergen más complicados que el ex policía y maestra.
De movida, Gerez habría confesado haber provisto el revólver calibre 32, a Vega para que mate a Peñaflor. ¿Por qué? Por disputas de un terreno y animales.
El día antes del homicidio, Peñaflor se encontraba en casa de Gerez.
“Ahí llegó una moto”, habría declarado Gerez. “Se paró a 40 o 60 metros de la casa. No pude ver quién era el tipo”, pero aclaró que Peñaflor habló con el motociclista. Después, Peñaflor salió tras el visitante y en su camioneta empezó a perseguirlo, rumbo a Frías.
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Gerez quiso significar que él no conocía a quien habían contratado para matar a la víctima. Por eso dijo luego que el día del horror fue a la casa de Vega, en Frías, y que allí vio el cuerpo de Peñaflor en el piso, con un tiro a la cabeza y las manos atadas con alambre. Ahondó que en la vivienda encontró también a Rodríguez y Pereyra.
“Peñaflor había sido cubierto con nailon y atado con alambre. Todos cargaron el cuerpo en la caja de la camioneta y lo condujeron hasta el paraje Brea Chimpana, en Frías, y le prendieron fuego.
