Prevención: nada de infartos ni ACV

Por Dr. Francisco E. Viano Médico Cardiólogo. Médico Clínico

Este diálogo ocurrió hace unos días, en la consulta del paciente a un médico clínico. “Me hice un chequeo doctor, de imágenes cardíacas, de vasos del cuello y también me hice un análisis de rutina de laboratorio. Me dijeron que todo salió bien, en las prácticas realizadas”.

El médico consultado, luego de realizar la anamnesis (interrogatorio) y el examen físico correspondiente, repasó con atención los parámetros clínicos y metabólicos por él obtenidos. El paciente presentaba un IMC (índice de masa corporal) de 29 kg por metro cuadrado de superficie corporal. Esto equivale a sobrepeso, es normal de 18 a 25. Su tensión arterial era de 140/90 mmhg. El paciente había referido que había disminuido la cantidad de cigarrillos que fuma diariamente de 20 a 10, y quizás menos. El perfil de laboratorio evidenció una glucemia de 105 gr/dl y un colesterol total de 230 gr/dl.

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Finalmente, cuando el profesional le preguntó por la actividad física que realizaba y sobre cómo era su rutina diaria, el paciente expresó que la actividad laboral le demandaba muchas horas y como consecuencia de ello, no le quedaba tiempo para la misma. Esta última respuesta del paciente, es seguramente la justificación más escuchada por los médicos y máxime aún con la situación de crisis que reina en nuestro país.

Con todo el cuadro de situación en sus manos, el médico clínico se preguntó a sí mismo. ¿Está realmente todo bien, en este paciente?

La respuesta es claramente no. Su status metabólico y clínico dista del ideal o aceptable, a pesar de que algunas prácticas de imágenes arrojan resultados óptimos.

Cuando hablamos de prevención cardiovascular, nos referimos a corregir los factores de riesgo que nos ponen en alerta futuro de padecer eventos clínicos mayores, como infartos, ACV, etc. Los denominamos factores de riesgo primarios y secundarios y engloban a la hipertensión arterial, las dislipemias (grasas aumentadas en sangre), al tabaquismo, al sobrepeso u obesidad, al sedentarismo, al estrés y a padecer diabetes.

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El paciente al que hacíamos referencia, presenta varios de estos factores de riesgo y deberá ser un cometido fundamental del médico tratante, persuadir y recomendar al enfermo  modificar sus hábitos a través de medidas y tratamiento higiénico, dietético y farmacológico.

De manera sencilla se trata de bajar de peso, realizar actividad física recreativa en forma regular, abandonar el hábito tabáquico, reducir ingesta de sal y consumo de grasas saturadas, disminuir la ingesta de bebidas con alcohol, tratar su hipertensión arterial y normalizar su glucemia.

Los resultados preliminares de la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo publicados en abril de este año, advierten un panorama sanitario preocupante para la Argentina. Más del 60 % de la población adulta presenta sobrepeso, más del 40 % tiene su tensión arterial elevada y más del 30 % tiene niveles alterados de colesterol en sangre.

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El único indicativo alentador fue el descenso significativo en el tabaquismo. Los médicos preventólogos en sus distintos estamentos, atención primaria de salud, especialistas, etc. tienen una ardua tarea por delante.