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EL LIBERAL . Santiago

Justiniano Allende Posse, el hombre de los caminos

20/10/2019 04:17 Santiago
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Justiniano Allende Posse, el hombre de los caminos Justiniano Allende Posse, el hombre de los caminos

La Constitución Nacional de 1853, monumento del pensamiento jurídico liberal, dedica varias páginas a los derechos del hombre, como también a la organización política del estado federal surgido luego de la batalla de Caseros. Las raíces ideológicas de la carta magna, sin duda, establecían marcos generales donde la acción de los poderes de gobierno, con sólo respetar a los ciudadanos y habitantes, permitía el ejercicio de las libertades públicas e individuales.

Sin embargo, en el inciso 16 del artículo 64 del texto constitucional, referido a las atribuciones del Congreso, aparece uno de los pocos mandatos específicos de la acción de gobierno: “Proveer lo  conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la  importación de capitales extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por concesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo”.

Los años posteriores del progreso económico y social vinculado a la generación del ’80 tuvieron en estos dos aspectos: la promoción de la inmigración y la construcción de ferrocarriles, los dos pilares fundamentales que facilitaron la ocupación territorial, la organización social y la expansión económica, que hicieron de la Argentina un país con un grado de desarrollo más que aceptable hacia la primera mitad del siglo XX.

El brusco cambio del paradigma librecambista en 1930, luego de la quiebra capitalista de los Estados Unidos y el agotamiento del modelo agroexportador argentino, puso a la sociedad nacional frente a desafíos que parecían lejanos pocos años antes. Así fue como el estado asumió, a partir de la presidencia del general ingeniero Agustín Pedro Justo, roles que hasta entonces le estaban vedados: la regulación de algunos mercados, como el de las carnes, los granos, el algodón, la yerba mate, el vino a través de Juntas Nacionales; la creación del Banco Central de la República Argentina como contralor del sistema bancario; y una mayor participación en el sistema de transporte automotor, por medio de la Corporación de Transportes, en la red ferroviaria a través del fortalecimiento de la Administración General de los Ferrocarriles del Estado, y la creación de la Dirección Nacional de Vialidad para construir caminos en todo el país.

Eso implicó la creación de una importante estructura burocrática, que estuvo a cargo de verdaderos próceres del desarrollo estatal, tales como el ingeniero Pablo Nogués, al que el historiador Tulio Halperín Donghi calificó de “un caracterizado exponente del empresariado estatal”, y su colega Justiniano Allende Posse, a quién dedicaremos las columnas de hoy.

NACIMIENTO, FAMILIA Y FORMACIóN

Justiniano Allende Posse nace en la ciudad de Córdoba el 12 de noviembre de 1886, en el seno de la familia formada por Pedro Lucas Allende Cáceres y Teresa Catalina Ruperta Posse Armaza, un matrimonio enraizado en la sociedad mediterránea desde los albores del siglo XVIII. Su abuelo materno fue gobernador de Córdoba y por vía paterna era pariente lejano del general José María Paz. Coincide el nacimiento de Justiniano con el inicio de la malograda presidencia de su coterráneo Miguel Juárez Celman, y será el mayor de cinco hermanos, tres varones y dos mujeres. Es alumno de la educación pública, fruto de la ley 1420, y es estudiante del Colegio Nacional de Montserrat. Estudia en la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba, donde alcanza el título de ingeniero civil en 1908, a sus veintidós años.

El 14 de julio de 1920 se casa en la Catedral de Córdoba con Angelina Pinto Moyano, también de antiguo linaje en la Docta, con quien tendrá tres hijos, y su matrimonio superará los sesenta años.

SU VIDA PROFESIONAL Y EMPRESARIA

Sus comienzos en la docencia se dan como profesor de matemáticas en el Colegio de Montserrat. En 1912 funda una empresa constructora, que emprende algunas obras importantes en su ciudad natal, entre ellas el Palacio de Justicia de la Provincia de Córdoba, una mole neoclásica que ocupa una manzana frente a la vieja plaza Marqués de Sobremonte, junto a la Cañada. También se dedica a obras privadas y públicas de menor porte.

FUNCIONARIO DEL ESTADO Y DE LA DIRECCIóN NACIONAL DE VIALIDAD

Su primer trabajo en el Estado es en la Administración General de Ferrocarriles, donde conoce a Pablo Nogués, a la sazón compañero de estudios de Agustín Pedro Justo en la Universidad de Buenos Aires. En 1930 fue ministro de Obras Públicas de la provincia de Tucumán, y al año siguiente ocupó el mismo cargo en su provincia natal.

El 5 de octubre de 1932, en coincidencia con el día del Camino, se sanciona la ley 11.658, que crea la Dirección Nacional de Vialidad, siendo nombrado el ingeniero Justiniano Allende Posse como su primer administrador.

Lo más importante de esta gestión fue el diseño del sistema de caminos argentinos, que aún hoy no ha sido completado. Se establece la numeración de las rutas argentinas, de 1 a 15, uniendo las capitales y las grandes ciudades, de 16 a 29 de este a oeste, de 30 a 40 de norte a sur, y en cada provincia o territorio nacional, no puede repetirse el número entre las nacionales y las provinciales.

En sólo un año de funcionamiento, la DNV contaba con 386 profesionales y técnicos, 545 administrativos y 2.011 obreros para atender una red de 15.900 kilómetros de los cuales 810 estaban pavimentados. La pavimentación de la ruta nacional 9 entre la capital federal y Córdoba se realizó en menos de un año. La inauguró el propio presidente Justo en su automóvil particular recibiéndolo en Córdoba el gobernador Amadeo Sabattini.

Esta ruta costó $ 41.000.000.-, algo así como 12 millones de dólares de la época.

En 1935 se inauguró en la plaza del Congreso, en Buenos Aires el monolito que marca el Km. 0 de las rutas nacionales.

Construyó el edificio central de la Dirección Nacional de Vialidad, que en la década de 1990 fue transferido a la Justicia Nacional, que instaló allí los Juzgados Federales que son conocidos como Comodoro Py, por la calle en la que se encuentran. Se comenzó la construcción de la avenida General Paz, en Buenos Aires, que fue la primera autopista en Sudamérica.

En Santiago del Estero, la gestión de Allende Posse construye el camino de Gramilla a Las Termas de Río Hondo, el de Suncho Corral a Añatuya, el puente sobre el río Salado en el camino de La Cañada a Tintina y la ruta nacional 9 en el tramo de la ciudad de Santiago del Estero a Giménez.

En 1938 renuncia a Vialidad Nacional y ocupa la presidencia de la Corporación de Transporte de Buenos Aires.

Volverá a ocupar la presidencia de Vialidad Nacional entre 1956 y 1958.

MUERTE Y HOMENAJES

Justiniano Allende Posse murió en Buenos Aires el 1980, a los 94 años. Dejará como legado, parafraseando a Carlos Pellegrini estas palabras: “Han pasado los años y vuelvo al punto de partida… permitidme que me siente y, enjugado de mi frente el sudor y el polvo de la jornada, dejadme que os dé lo único que puedo dar para aumentar el bagaje intelectual de las jóvenes generaciones argentinas: una parte de mi experiencia”. Su colección de arte pertenece hoy a varios museos argentinos.

La autopista que une la ciudad de Córdoba con Villa Carlos Paz lleva su nombre, un homenaje merecido, pero que resulta insuficiente para uno de los grandes hacedores argentinos del siglo XX.

SU OBRA ACADéMICA

Luego de su primera gestión al frente de los caminos nacionales argentinos, se dedica a la historiografía, y llega a publicar un libro titulado “Los dos federalismos”, donde aborda el tema de la desigualdad distributiva de la Argentina.

Fue nominado en la Academia Nacional de Ciencias Económicas el 28 de junio de 1961, ocupando el sitial N° 32. El 30 de julio de 1971 se convierte en uno de los fundadores de la Academia Nacional de Ingeniería, donde se le otorga el sitial N° 1. Ambos títulos los ocupó hasta su muerte.

Por Eduardo Lazzari.

Historiador.


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