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Ideólogos que no gobernaron, ideas que sí lo hicieron: Juan Bautista Justo

24/11/2019 01:12 Santiago
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Ideólogos que no gobernaron, ideas que sí lo hicieron: Juan Bautista Justo Ideólogos que no gobernaron, ideas que sí lo hicieron: Juan Bautista Justo

Por Eduardo Lazzari. Historiador.

Juan Bautista Justo acompaña el inicio del siglo XX argentino con una formidable actividad pública, llevada a cabo a través de la acción partidaria, la creación de centenares de instituciones organizadas bajo el ideal de la cooperación socialista y la permanente tarea intelectual, a través de libros y artículos periodísticos, y de conferencias y charlas en todo el país. Además participó de los organismos internacionales de inspiración socialista.

Su partido logra el primer diputado socialista de América en la figura de Alfredo Palacios, en 1904. En 1912 Justo llega al Parlamento como diputado por la Capital Federal. Durante doce años presidirá el bloque partidario. Su llegada al Congreso coincide con el levantamiento santafesino conocido como el “Grito de Alcorta”. Justo participa como orador principal en los eventos que culminan con la creación de la Federación Agraria Argentina, institución formada por chacareros y arrendatarios, inspirada en las ideas socialistas.

En 1916 Justo sufre un atentado en el que resulta herido de bala, al salir de la redacción de “La Vanguardia”, diario partidario del que era director. En 1918, en medio de las revueltas en Córdoba, durante el movimiento que se llamará posteriormente la “Reforma Universitaria”, Justo pronuncia una encendida proclama a favor de los reclamos estudiantiles en la Cámara de Diputados. En 1919 viaja a Europa a la reunión de la Segunda Internacional, como representante del socialismo sudamericano.

Durante su estadía en Suiza y Holanda se interioriza acerca de la revolución rusa, encabezada por Lenin y Trostki, definiendo que el modelo soviético es inviable para los países americanos, de estructura capitalista y moderna. Su pensamiento evolucionista y reformista no impedirá valorar positivamente algunos cambios que se dan en la sociedad rusa, pero siempre será crítico del aspecto político de la organización soviética.

En 1924 el socialismo porteño se alza con la victoria y Justo es elegido senador nacional, cargo que ocupará hasta su muerte. Participa de un último acto político del socialismo el 7 de noviembre de 1927, y finalizadas las sesiones ordinarias del Senado, viaja a su chacra de Capilla del Señor, donde pasa sus últimas fiestas navideñas junto a toda su familia.

La Sociedad “Luz”

Juan B. Justo era un activista de la formación intelectual de la clase trabajadora, por lo que actuó en ese sentido. La creación de bibliotecas en decenas de pueblos argentinos y el dictado de conferencias por parte de socialistas fue una marca indeleble de la política llevada a cabo por Justo y sus camaradas. En este marco, el 29 de abril de 1899 se crea la “Sociedad Luz”. Esta institución nace para la acción comunitaria pedagógica, y tenía por objeto “la instrucción del pueblo”. Fiel al espíritu de época se fijaron objetivos científicos: 1) Difundir en el pueblo las nociones y los métodos de la ciencia; 2) Educar sus facultades de expresión hablada, escrita y artística; y 3) Propender el perfeccionamiento de la educación técnica. Propuesta por el militante socialista Mauricio Kliman, fue fervientemente apoyada por Justo y el médico ángel Giménez.

En 1922 inaugura su sede propia en Barracas y es curioso que el vitral que decora el ventanal de la escalera principal tenga la figura de Sarmiento, considerado por los socialistas como quien más hizo por la clase obrera a través de la educación pública. En la Sociedad Luz se dictaron decenas de miles de conferencias y se hicieron centenares de visitas de estudio a museos, escuelas técnicas y fábricas. Hablaron allí Adolfo Dickman, Fenia Chertkoff, Nicolás Repetto y Alicia Moreau. Hoy sigue funcionando como una universidad popular.

La Cooperativa “El Hogar Obrero”

El 30 de julio de 1905 Juan B. Justo funda la Cooperativa “El Hogar Obrero” Limitada de Crédito y Edificación, y será su primer presidente. En 1908 se convirtió en la primera cooperativa no europea en formar parte de la Alianza Cooperativa Internacional. No existía por entonces ninguna ley que regulara una cooperativa, por lo que fue constituida como una sociedad por acciones. Entre 1907 y 1910 se construyeron las primeras treinta casas. La gran novedad es que la propiedad la mantenía la cooperativa, y se alquilaban vitaliciamente a los socios obreros de la misma.

Desde entonces se construyen casas colectivas y barrios obreros, hasta 1990. El edificio más emblemático de “El Hogar Obrero” se encuentra en el barrio de Caballito. Desde el principio se establecieron secciones de consumo, de préstamos e industriales, que alcanzan su máxima expresión en la cadena de supermercados “Supercoop”, en la década de 1970 en adelante. Fue pionera en el desarrollo de centros comerciales modernos (shopping centers).

Llegó a tener centenares de miles de socios, pero la crisis económica de 1989 y la hiperinflación fueron fatales para la cooperativa. Cayó en un concurso preventivo, fue intervenida y luego de quince años, fue retomada por sus socios casi sin bienes, y lentamente está recuperando sus bríos, habiendo podido realizar un barrio obrero en las afueras de Buenos Aires, inaugurado hacia 2010, aunque bajo la modalidad de venta financiada a bajo costo.

El cisma del PSA. La Casa del Pueblo

En 1927 Justo enfrenta con dolor el cisma del socialismo. Frente al radicalismo en el poder Justo es crítico, pero sus adversarios internos lo son mucho más. Sus discípulos Federico Pinedo y Antonio De Tomaso rompen el partido y forman el socialismo independiente, que años más tarde forma parte de la Concordancia, coalición que llevará a la presidencia al general Agustín P. Justo, aquel primo lejano de Juan Bautista, y a los rebeldes a su gabinete. En el congreso partidario de ese año Justo proclamará: “No es posible callar… la amargura producida por los últimos acontecimientos y ver como ciertos hombres encubren su deserción de las filas con protestas calumniosas para los fundadores del partido”.

En la década del '20, el socialismo se afianza como una fuerza potente en la capital federal y en varias provincias, sobre todo en las ciudades más importantes del país. También el 23 de enero de 1927 se inaugura la “Casa del Pueblo”, un gran edificio a pocos metros del Congreso Nacional, que contendría la sede del partido, la planta impresora de “La Vanguardia” y una biblioteca de 150.000 volúmenes. Esta construcción será incendiada el 15 de abril de 1953, por hordas populares, luego de un discurso muy violento del por entonces presidente Juan Perón.

Justo, en 1919, había sufrido un infarto durante un viaje a Suiza, que deterioró seriamente su salud. Como una paradoja, De Tomaso será quien lo ayude a sobrevivir. A pesar de las fatigas de la actividad política, la década de 1920 verá a Justo construyendo su segunda familia con Alicia Moreau, y recuperando su vocación de labriego en Morón, en su chacra “El Olivar”; en los campos de Tío Pujio (Córdoba) asociado a su viejo amigo Nicolás Repetto; y en la finca “Los Cardales, en Exaltación de la Cruz, a cien kilómetros de Buenos Aires.

Muerte. Homenajes. Valoración de sus contemporáneos

Juan Bautista Justo, con su familia, pasaron el Año Nuevo de 1928 en su chacra “Los Cardales”. El 8 de enero, a pesar del esfuerzo de su esposa Alicia, Justo muere a causa de un edema pulmonar. Tenía 62 años. El velatorio se realiza en la Casa del Pueblo, y asisten decenas de miles de ciudadanos, que acompañan el féretro hasta el cementerio porteño de la Chacarita, en silencio que sólo es interrumpido por el grito: “Justo, Justo” y por los sones de la marcha “La Internacional”.

Una avenida porteña lleva su nombre, y como curiosidad, sus veredas fueron construidas con baldosas rojas. Su nombre está en calles, avenidas y plazas en todo el país. Una calle lo homenajea en Santiago del Estero y otra en La Banda. También llevan su nombre asociaciones mutuales y bibliotecas. Quedan para la inteligencia argentina sus obras: “Teoría científica de la historia”, “El socialismo argentino”, “Socialismo e imperialismo”, su traducción de “El Capital” de Carlos Marx, y sus obras póstumas “La moneda” y “La cooperación libre”.

Sus contemporáneos dirán de Juan B. Justo:

“La más completa de las personalidades del socialismo argentino: ferviente, tierno y generoso, en la adustez de su obra disconformista…” (Macedonio Fernández)

“A esta fuerte personalidad ninguna influencia externa pudo doblegarla,… Una gran pasión le animó,… pero jamás perturbó la clara impasibilidad de su mente. No tenía halagos para la flaqueza humana, no tenía el don de la mentira afable… (Alejandro Korn)

“Auténtico maestro, condensó innumerables y fecundas enseñanzas en sus palabras y en sus actos… Era un historiador nato, y es bien sabido que la política se nutre con las experiencias de la historia” (José Luis Romero).

Un hombre del tiempo en que las ideas eran impulso para la acción colectiva… Un tiempo extrañado por el presente argentino. El próximo domingo lo dedicaremos a Justo y Santiago del Estero.

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