La gran dispersión de precios en alimentos de almacén obliga a comparar antes de comprar

Los santiagueños dispuestos caminar y comparar precios, a pesar de las altas temperaturas, consiguen como premio importantes ahorros a la hora de abastecerse de alimentos de almacén.

Es que la dispersión de precios que existe entre supermercados es verdaderamente significativa, aunque se encuentren a pocas cuadras uno de otro.

Comprando similares marcas y calidades, los precios varían de un centro de compras a su competidor, lo suficiente como para justificar la adquisición de algunos productos en un lugar y otros en uno diferente.

En un simple relevamiento realizado en la zona céntrica de la ciudad de Santiago del Estero, EL LIBERAL pudo observar diferencias en aceites de $85 a $120 por 900 cc.; en azúcar de $45 a $65 por kilo; en yerbas de $90 a $120 por 500 g; en leche en caja de $40 a $65 por litro; la media docena de huevos entre $35 y $65; en fideos comunes de $27 a $50; y en arroz de $60 a $75 por kilo.

En estos solo siete productos la diferencia de comprarlos al menor o al mayor precio significa pagar $178 más; fluctuando de $382 a $560 con una diferencia del 46% en total.

Si esos montos se traducen a una compra mensual, la diferencia es realmente muy importante, aunque en el pago diario pueda parecer menor.

La gran dispersión de precios se justifica por diversos motivos, aunque hay uno que resuma a todos y es la alta inflación, que tiene entre una de sus principales características, la pérdida de referencia de los precios tanto para los consumidores como para los comerciantes.

Entre los motivos puntuales que están ahondando la dispersión se encuentran la forma de trasladar el aumento del IVA a los productos, luego de su implementación. Hay proveedores que lo han aplicado a sus clientes totalmente, otros parcialmente, y algunos nunca los habían bajado por lo que quedaron sin cambios. El 21% de IVA es un porcentaje muy importante a la hora de fijar precios.

Otro motivo de importancia, pocas veces entendido por el público y los funcionarios que controlan los precios, es que no todos los comercios compran a los mismos proveedores, ni en los mismos volúmenes; además que cada comercio es un caso aparte a la hora de evaluar gastos fijos, insumos de funcionamiento, poder de financiación y volumen de ventas.

Todos estos detalles marcan una gran diferencia entre competidores, que se ve reflejada en los precios de góndola.

Consultados los comercios relevados sobre el nivel de ventas, los encargados o propietarios de los mismos coincidieron en que se encuentran deprimidas y no hay reactivación hasta ahora de las mismas.

También coinciden en que se trabajó bien para Navidad y que estuvo flojo para Año Nuevo y no tienen muchas expectativas de que vaya a repuntar en los próximos días, puesto que enero es un mes “muerto”.

Asimismo, la perspectiva de que los aumentos pueden llegar a mermar en los próximos meses choca con que esa baja no sería significativa.

Según la consultora Elypsis, a nivel país, “venimos viendo una leve desaceleración durante las últimas dos semanas comparando contra el promedio de diciembre”. En “enero vamos a ver una inflación levemente menor del 3,7% de diciembre, pero todavía falta una semana para cerrar el número”, dijo Juan Sola, analista de Elypsis.

Gabriel Zelpo de la consultora Seido, que elabora un índice semanal de precios “la variación de cuatro semanas muestra que alimentos y bebidas se mueven a una velocidad mensual del 5,5%, frente a un nivel general que avanza 3,8%”.