Tres años de prisión por agredir con un rebenque a su pareja

La jueza de Género, Norma Morán, condenó ayer a un hombre a tres años de prisión de cumplimiento efectivo, al hallarlo responsable de abusar sexualmente y golpear a una adolescente de 15 años, en el departamento Alberdi.

La pena recayó en contra de Raúl Osvaldo Juárez, a quien la fiscal Cecilia Gómez Castañeda atribuyó los delitos “amenazas calificadas, lesiones leves calificadas y abuso sexual con acceso carnal mediando aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima en concurso real de delitos”.

El desenlace sobrevino el 16 de enero pasado en El Churqui, Alberdi. Como en muchas otras ocasiones, Juárez atacó a la adolescente con un rebenque en presencia del hijo de ambos un año, “fruto” de la relación de abuso que ha quedado expuesta ante la policía y la fiscal.

Luego del ataque, la adolescente huyó a la casa de sus padres. Caminó más de un kilómetro y se presentó herida y en estado de crisis. Su familia radicó la denuncia y la joven fue examinada por el médico forense que diagnosticó 15 días de curación.

Aún cuando para muchos esa realidad social era “normal”, para Gómez Castañeda el caso desnudó un crudo abuso sexual.

Sobrevino la investigación y en menos de una semana la defensa advirtió que la agresión física emergía como un detalle menor, ante el delito sexual.

Imposibilitada de contrarrestar lo evidente, la defensa solicitó un juicio abreviado, cuya condición vital es el reconocimiento de culpabilidad.

Lo acordado por ambas partes fue homologado ayer por la jueza, en audiencia, en los Tribunales.

Hambruna y orfandad en la “niña-madre”

La investigación dejó en claro que Juárez acostumbraba golpear y encerrar a su pareja, la madre de su hija.

Cada uno de los detalles descriptos por la adolescente provocaron un sacudón emocional al equipo de instructores. La “chiquita” (de muy bajo peso) relató que en ella era común no alimentarse a diario, la tortilla, el matecocido, andar descalza, o esperar a que él almorzara primero.

Su “morada” consistía en un rancho edificado bien lejos de la casa de los padres de la víctima.

Por ende, con la detención del “yerno”, la familia de la adolescente recién descubrió que el concubinato, para ella, fueron años de pesadilla de la que acaba de despertar y ser rescatada.

La espalda surcada de líneas rojas por los “rebencazos”

Al declarar, la jovencita señaló que el 16 de enero le pidió a Juárez que la lleve a la casa de sus padres. “Mañana tengo que trabajar y vos me debes ayudar”, respondió.

“Bueno, aunque sea a la tarde”, sugirió ella.

“No te voy a llevar. Vos a cada rato quieres ir para ahí”, bramó Juárez enfurecido.

Acto seguido, arrojó a la bebé (de 5 meses) al cochecito y arrastró fuera de la vivienda.

Se armó con un rebenque de cuero con mango de hierro.

Como muchas ocasiones, le dio tantos “azotes” que la menor hasta se orinó.

Durante cinco minutos, el rebenque se convirtió en el brazo extensivo del odio y la furia con que Juárez “trataba” a la madre de su pequeña hija.

Desfigurada y descalza, la chica se puso de pie. Tambaleante intentó correr hacia ninguna parte, trascendió.

Juárez volvió al interior de la casa y tomó un cuchillo.

“Si te agarro te voy a matar”, fue el ultimátum.

La víctima asumió que en esa alocada carrera se le iba la vida y no titubeó. Caminó, corrió, se arrastró y siguió un kilómetro y medio. Cuando golpeó la puerta de la casa, sus padres descubrieron la estampa viviente de una pobre “nena” de 30 y pico de kilos, escapándole a la muerte.

él culpa a la víctima de semejante martirio

La licenciada Eugenia Moreno, del Gabinete Interdisciplinario de la Unidad Fiscal, habría concluido que Juárez culpa de todo a la menor.

Con una posición subjetiva, habría manifestado que mantuvo una relación con la menor un año y tres meses.

“No se percibió juicio crítico. No presenta sentimiento de culpa. Presenta indicadores recurrentes vinculares a una personalidad egocéntrica y con rasgos psicopáticos. con dificultad de adaptación y poca sociabilidad. Se advierte la presencia de factores de riesgo de impulsividad y agresividad”, habría subrayado la funcionaria.

Desvalorización

En cuanto a la menor, la Lic.Tatiana del Valle López señaló: “Retraimiento, inhibición, timidez, sentimientos de inferioridad y autodesvalorización. Asimismo, manifestó sensibilidad, sentimientos de descontento, de culpa, actitudes de enojo y tendencias depresivas, Indicadores de dependencia y carencias afectivas”, juzgó la profesional del mismo Gabinete Interdisciplinario.