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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (23,1-12):

10/03/2020 00:50 El Evangelio
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Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (23,1-12): Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (23,1-12):

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:

“En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

Comentario

Los letrados y fariseos son denunciados por Jesús. La razón es que no pretenden enseñar lo que sus oyentes necesitan, sino predicarse a sí mismos, lucirse ante ellos, manifestar su superioridad en el conocer, en la dignidad superior a la de los demás.

Para ello se preocuparán de lo aparente, que es lo superficial: su modo de vestir que llame la atención, ocupar los primeros puestos en los encuentros sociales y religiosos, recibir reverencias y que sean estimados como maestros.

Y, puestos a enseñar, lo hacen exigiendo un cumplimiento de duras prescripciones, que ellos no cumplen. Que pueden ser aceptables, pero no relevantes.

Que no hay que valorar por el sacrificio que suponen, sino porque no merecen ese sacrifico: son “pesados fardos”, dice Jesús.

Jesús quiere que sus seguidores, por encima de fórmulas, de consideraciones sociales o familiares, sean ante todo hermanos. Eso es lo esencial.

La función que desempeñen en el ámbito de las relaciones, no puede ocultar esa verdad esencial: todos son hermanos.

Por ser hermanos no son más que nadie.

Humillarse, no es aplastarse, sino reconocerse en lo que se es.

Las promesas de exaltación de la condición humana, se hacen al ser humano, en cuanto es humano a la luz del evangelio, no por sus conocimientos o por el relieve de sus tareas -funcional- en las relaciones sociales. Humillarse es conocerse en verdad, y reconocer en verdad al otro como hermano.

Conclusiones del mensaje de la Palabra de Dios en este día:

1° Nadie es tan perverso, que Dios le aparte de dialogar con él

2° Dios se fija en lo esencial: ¿qué haces por los que necesitan tu ayuda?

3° La base de esto es que todos somos hermanos, e iguales en lo esencial: nadie es más que otro. Eso es lo humilde, lo inteligente


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