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EL LIBERAL . Santiago

27 de abril de 1820: Manifiesto de la autonomía provincial de Santiago del Estero

Ilustración Roberto Eberlé

Ilustración Roberto Eberlé

27/04/2020 02:00 Santiago
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27 de abril de 1820: Manifiesto de la autonomía provincial de Santiago del Estero 27 de abril de 1820: Manifiesto de la autonomía provincial de Santiago del Estero

La historia de Santiago es la historia de la Patria. El 25 de julio de 1553 comenzaron a escribirse las páginas gloriosas de la vida argentina, con la fundación de la ciudad de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo. Y los santiagueños estuvieron a la altura de su responsabilidad histórica, a lo largo de casi cinco siglos.

Fue Santiago la “Madre de Ciudades”: se fundan desde ella San Miguel del Tucumán (1565), Córdoba de la Nueva Andalucía (1573), Salta en el valle de Lerma (1582), Todos los Santos de la Nueva Rioja (1591), San Salvador de Jujuy (1593) y San Fernando del Valle de Catamarca (1683).

Fue Santiago nombrada la capital de la gobernación del Tucumán, Juríes y Diaguitas, por real cédula de Felipe II de España, firmada el 29 de agosto de 1563, y como tal fue titulada “muy noble ciudad”, título que hasta hoy la honra.

Fue Santiago erigida como la sede del obispado del Tucumán, pionero en el actual territorio argentino, siendo la primera ciudad argentina nombrada en una bula: la “Super Specula” del papa San Pío V, el 14 de mayo de 1570.

La llegada del siglo XVIII no fue auspiciosa para Santiago. Muchas veces las decisiones políticas no se compadecen con el mandato histórico. En 1699 la diócesis se fue a Córdoba. En 1700 la gobernación marchó a Salta. Y así Santiago se concentró en sí misma durante algo más de un siglo. Pero el advenimiento de las revoluciones americanas verá a los santiagueños alineados en el sentido correcto de la historia. A sólo 35 días del 25 de mayo de 1810, Santiago del Estero votó por la libertad.

LA LUCHA POR LA AUTONOMíA EN LA GESTA INDEPENDENTISTA

La Gobernación del Tucumán es creada por el director supremo Gervasio Antonio de Posadas, el 8 de octubre de 1814, abarcando los territorios de las actuales provincias de Catamarca, Tucumán y Santiago. Su capital fue San Miguel. Desde el inicio, las relaciones entre las autoridades tucumanas y el cabildo santiagueño fueron complicadas. El coronel Juan Francisco Borges será el protagonista de las dos primeras rebeliones contra la gobernación, buscando la autonomía. El escenario general no era auspicioso, ya que pendían sobre la revolución la amenaza del ejército imperial español acantonado en el Alto Perú; la necesidad de fortalecer la autoridad del Congreso General Constituyente; y la soledad del Río de la Plata como la única sublevación viva en el continente.

El 4 de setiembre de 1815 Borges se levanta contra el teniente de gobernador (delegado) Tomás de Taboada. El pueblo, frente al Cabildo, que había llamado con su campana a congregarse en la plaza, proclamó a Santiago del Estero “Pueblo Libre” y a Borges gobernador. Una expedición enviada por el tucumano Bernabé Aráoz reprime la revuelta autonomista y Borges es puesto preso y llevado a Tucumán.

El 10 de diciembre de 1816, de regreso a Santiago luego de un aventurado periplo, Borges derroca al nuevo delegado. Gabino Ibañez, quien había sido nombrado por el Congreso reunido en Tucumán. Asumido como gobernador, Borges recorre todo el territorio, logrando concitar la adhesión de muchos santiagueños. Pero la reacción será durísima: con el apoyo del general Manuel Belgrano, el Congreso envía al coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid para reprimir el levantamiento. Luego de varios combates, Borges cae prisionero y es fusilado, luego de un juicio sumario, el 1° de enero de 1817.

Quedaba claro que el grito de 1814, reclamando autonomía al Directorio, había sido profético: “...no tuvimos un día más amargo que aquel aciago en que se estableció Tucumán en cabeza de provincia y se nos sometió a este Gobierno bajo el cual no hemos experimentado otra cosa que vejaciones, insultos y despotismos”.

LA GESTA AUTONOMISTA

El 1° de febrero de 1820 se libra la batalla de Cepeda, en las cercanías del Arroyo del Medio, frontera entre Santa Fe y Buenos Aires. Combaten el ejército porteño, con el aporte de soldados del Ejército del Norte, comandado por el general José Rondeau, y el ejército proto-federal formado por tropas entrerrianas, orientales, santafesinas, correntinas e indias, bajo el mando de los generales Francisco Ramírez, Estanislao López y José Miguel Carrera. Cepeda marcó el fin de la experiencia de un gobierno central. La disolución del Directorio, la anulación de la Constitución de 1819 y la clausura del Congreso fue el paradojal punto de partida para la autonomía de varias provincias argentinas. Por entonces, ya ejercían su propio gobierno Santa Fe, Salta, Córdoba y Mendoza, en sus antiguas jurisdicciones del tiempo colonial.

El intento de dos repúblicas quedará trunco: la de Entre Ríos, abarcando el territorio propio más el de Corrientes y el de las Misiones, que responderá a Francisco Ramírez, el “Supremo Entrerriano”; y la de Tucumán, sueño de Bernabé Aráoz, para unir bajo su mando a las viejas dependencias de Catamarca y Santiago del Estero. Esto es contemporáneo al surgimiento, como reguero de pólvora, de los primeros gobiernos de Buenos Aires, San Luis, San Juan y La Rioja. Hay que recordar que de las catorce provincias históricas que firmaron la Constitución de 1853, Jujuy será la más nueva, ya que se separa de Salta recién en 1834.

El santiagueño que liderará la epopeya de la autonomía provincial será el entonces coronel Juan Felipe Ibarra, oriundo de Villa Matará. El gobernador Aráoz envió a Catamarca y a Santiago delegados para realiza una elección de diputados para la legislatura general en la capital tucumana. El voto de los representantes resultó amañado, por lo que los elegidos Juan José Lami y Santiago de Palacio fueron rápidamente aceptados por Aráoz. Los autonomistas, encabezados por las familias de Frías y de Díaz Gallo, convocaron a Ibarra para resistir la decisión, y el por entonces jefe del fuerte de Abipones aceptó dirigirse a Santiago, con un gran apoyo popular en todo el territorio.

Las tropas tucumanas que habían ocupado la ciudad para forzar la elección de los adictos a Aráoz fueron intimadas a abandonar la plaza. Ibarra envió el ultimátum: “No puedo ya ser más insensible a los clamores con que me llama ese pueblo en su auxilio por la facciosa opinión que sufre indebidamente… para cimentar… su esclavitud… si V.S. en el término de dos horas… no le permite reunir libremente a manifestar su voluntad, cargo con toda mi fuerza al momento”. En la mañana del 31 de marzo de 1820 se produjo el combate frente a la iglesia de Santo Domingo, y al mediodía Ibarra era el dueño de la situación.

Un cabildo abierto reunido ese mismo día, presidido por Pedro Pablo Gorostiaga, padre de José Benjamín, el gran constituyente de 1853, nombró a Juan Felipe Ibarra gobernador provisorio de Santiago del Estero. Bajo la amenaza de represión por parte de Aráoz, cuando el cabildo fuera intimado a entregar el poder, con gran dignidad contestó así: “No puede haber asociación civil sin pacto social. Este por naturaleza exige y demanda un consentimiento unánime del pueblo. Después de la dislocación del Congreso y que los pueblos reasumieran su soberanía, ¿En qué tiempo, en qué hora y dónde, Tucumán y Santiago celebraron contratos para asociarse y establecer ese orden gradual que somete al uno a la potestad del otro? La esencia del cuerpo político consiste en el acuerdo de la obediencia y de la libertad”.

El 25 de abril se reunieron los representantes de curatos y pueblos de todo Santiago del Estero. La asamblea fue presidida por el cura Manuel Frías y dos días después se proclamó para siempre la autonomía de la provincia. Se leyó un manifiesto que fue aprobado por aclamación y es el acta fundacional del Santiago moderno. Una curiosidad de ese día histórico es la presencia de un mariscal de Napoléon en la sesión: el francés Jean Joseph D’Auxion Lavaysse.

EL MANIFIESTO

La atenta lectura de las palabras que dieron origen a la provincia de Santiago del Estero, que cumple hoy los 200 años de su autonomía son más claras que cualquier explicación.

“27 de abril de 1820.

Nos los representantes de todas las comunidades de este territorio de Santiago del Estero convencidos del principio sagrado que entre hombres libres no hay autoridad legítima sino la que dimana de los votos libres de sus conciudadanos é invocando al Ser Supremo por testigo y juez de la pureza de sus intenciones, declaramos:

1° La jurisdicción de Santiago del Estero uno de los territorios unidos de la Confederación del río de la Plata.

2° No reconocer otra soberanía ni superioridad sino la del Congreso que va á reunirse para organizar la federación.

3° Ordenar el nombramiento de una junta para redactar la Carta orgánica de la Provincia, según el sistema provincial norte-americano en cuanto lo permitiera la característica de sus localidades.

4° Declarar traidor á la Patria y castigarlo como á tal á todo vecino ó extrangero que conspire contra ese acto espontáneo y libre de la soberanía del pueblo.

5° Ofrecer amistad á sus hermanos del Tucumán, olvido de lo pasado é inmolación de todo resentimiento en aras de la religión y de la patria.

Manuel Frías, presidenteFernando Bravo, Manuel Alcorta, Pablo Gorostiaga, Pedro Rueda, Manuel Gregorio Caballero, Martin de Herrera”.

Este texto liminar anticipa los preceptos de la Constitución Nacional. Santiago del Estero se pensó desde el inicio de la Independencia como una comunidad representativa y federal, en el marco de la Nación Argentina. Después vendrá la guerra civil. Más adelante, las luchas políticas entre los seguidores de Ibarra y de Taboada; entre los conservadores y los radicales; y entre los peronistas y sus adversarios. Sin embargo, esta celebración bicentenaria es la oportunidad excelsa de encontrar la grandeza de todos los hombres y las mujeres protagonistas de la historia santiagueña, y su vocación de servicio por esta gloriosa comunidad. Vaya nuestro agradecimiento a todos los historiadores y cronistas que han preservado hasta hoy la sagrada memoria de la epopeya provincial.

Queridos amigos santiagueños: el país les desea “Felices 200 años de la Autonomía Provincial”.

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