Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

Santiagueños legendarios: Andrés Chazarreta, el patriarca del folclore (segunda parte)

01/08/2020 21:24 Santiago
Escuchar:

Santiagueños legendarios: Andrés Chazarreta, el patriarca del folclore (segunda parte) Santiagueños legendarios: Andrés Chazarreta, el patriarca del folclore (segunda parte)

Una crítica habitual que se escucha sobre dos aspectos fundamentales de la conmemoración histórica argentina es el “bronce de los próceres en pedestales de mármol”. La historiografía liberal, aquella surgida luego de la Constitución Federal de 1853, de la mano de Bartolomé Mitre con su “Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina” (1857), y de Vicente Fidel López con su “Historia de la República Argentina” (1883-1893), ha sido acusada de presentar a los hombres y las mujeres protagonistas de todos los tiempos del país, como seres inmaculados, ajenos a todo defecto, que hace incomprensible su actuación como seres humanos. El mismo parecer cae sobre la museología pública, originada por Adolfo P. Carranza en 1889 con la fundación del Museo Histórico Nacional.

La aparición del revisionismo hacia 1920 dio lugar a una ampliación del panteón argentino, al incorporarse personajes fundamentales, hasta entonces ausentes en los relatos de los libros y de los museos argentinos, como los caudillos federales anteriores a la organización de la República y ciertas figuras de los tiempos fundacionales cuya vida pública tenía aspectos controversiales, como Bernardo de Monteagudo o Juan José Castelli. Sin embargo, es honesto decir que se cayó en el mismo error criticado, al presentarlos como figuras íntegras y sin mancha. Sólo se salva el impecable Museo de Luján, obra magna de Enrique Udaondo, fundado en 1923.

El trabajo moderno de historiadores y museólogos ha permitido la inclusión en el relato, tanto de los libros como de los museos, de los aspectos discutidos e íntimos de los personajes notables y los que no lo son tanto, que humanizaron la acción de los próceres, con la consecuencia amable de imaginar a los ciudadanos de hoy en la tarea de su imitación para concretar aquellos sueños fundacionales del país. Por eso, recordar la semblanza de los grandes gestores de la historia cultural argentina, entre los cuales ocupa un lugar preminente el ilustre santiagueño don Andrés Chazarreta, es una forma de enriquecer y profundizar en el legado del pasado, que permite entender la identidad nacional, parafraseando a Aristóteles, desde la altura de aquellos “gigantes sobre cuyos hombros, los hombres del presente pueden mirar el futuro”

El gran escuchador que registró la música nativa de siglos

Andrés Chazarreta es el más grande investigador de la música argentina. El trabajo de transcripción de la música popular del interior del país, proveniente de siglos de producción, llegada al siglo XX por la tradición oral y la interpretación espontánea, constituye una formidable enciclopedia, que ha permitido el registro de los tonos y las cadencias que adornaron la vida de los pueblos desde la llegada del español a estas tierras. La labor de Chazarreta permitió encontrar en las composiciones argentinas los ritmos de la música ibérica de la Edad Media, sumada a la incorporación de los instrumentos y el saber de los naturales.

Su “álbum de homenaje al Centenario de la Independencia”, publicado en 1916 y luego llevado al disco, junto al segundo, editado en 1920, fue el inicio de su carrera como el mayor divulgador de la música folklórica argentina. Llevar a la partitura la música que escuchaba en los rincones más recónditos de la Argentina norte fue una obra exhaustiva sin par, que dejó establecida la estructura sobre la que se apoyó el desarrollo de los grandes conjuntos y los eximios solistas que dio el folklore desde la década de 1950, convirtiendo a la música nativa en un movimiento cultural formidable.

Su alma santiagueña queda expresada en sus palabras: “En mis representaciones se verá la hermosa tradición de nuestra provincia y a la par de la música los bailarines interpretarán los distintos bailes criollos de antaño, que el tiempo va esfumando por una apatía incomprensible”. Sus espectáculos llevaron su provincia a lo largo y ancho de la Argentina y la región, además de jerarquizar el trabajo de los músicos, sobre todo del norte, siendo el padre espiritual de los “Hermanos ábalos” y de tantos otros conjuntos que convirtieron al folklore en la expresión de la cultura ancestral de todo el interior del país.

Su clara conciencia de la importancia del trabajo realizado queda manifestada en el propósito al cual ordenó sus labores: “Entiendo que es el momento oportuno de hacer revivir las tradiciones y presentar al mundo civilizado sus grandezas. Millares de argentinos mueren sin conocer la música tradicional creada por nuestros antepasados”. Por eso dedicó sus mayores empeños a poner en marcha un instituto de enseñanza musical que llegó a tener 72 sucursales en todo el país, y fue bautizado con su nombre, bajo la dirección de su hija Ana.

Sus amigos

Hombre austero en sus costumbres, prolijo en sus modos, e incansable en sus labores disfrutó de la amistad de quienes lo acompañaron en sus compañías. Hay que recordar a su primera cantante Patrocinio Díaz, sus bailarines Antonio Salvatierra y Narcisa Ledesma y todos los músicos que lo acompañaron a lo largo de cincuenta años de actuación. La impresión que su música causaba en los que lo escuchaban lo hizo amigo de grandes intelectuales y artistas que admiraban su obra y su condición personal: Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, Atahualpa Yupanqui, entre otros.

Una anécdota genial es su amistad con Walt Disney. El gran productor cinematográfico estadounidense pidió conocer “al gran músico Chazarreta”, durante su viaje a la Argentina en 1942. Se encontraron en un céntrico hotel porteño, y compartieron largas charlas durante la estadía del cineasta. Disney quedó impresionado por la música que don Andrés interpretó para él. Esta amistad produjo un hecho notable de intercambio cultural, que fue la realización de la película de animación “El gaucho Goofy”, que convirtió al personaje en un vaquero del oeste en viajero por las pampas, donde aprendió las costumbres camperas argentinas, desde cazar ñandúes con boleadoras hasta bailar danzas folklóricas como la zamba, la chacarera, el malambo y el pala-pala. De más está decir que toda la música de la película es de Chazarreta.

últimos años y paso a la inmortalidad

Chazarreta dicta conferencias sobre su trabajo de recopilación acompañado por su orquesta, y es legendaria la que brindo en el teatro “Coliseo” de Buenos Aires en 1954. Tenía 78 años. Continuaba con sus actividades como empresario y músico, cuando le fue ofrecida la representación de Santiago del Estero en Buenos Aires. Asumió como director de la Casa de la Provincia en 1956. Se despidió de los escenarios en el porteño teatro Casino el 11 de noviembre de ese año.

Andrés Chazarreta muere en su Santiago natal el 24 de abril de 1960, a sus 83 años. Sus funerales fueron multitudinarios. Al paso del cortejo se oían las melodías de la zamba “7 de Abril”, “Criollita Santiagueña” y la memorable “Zamba de Vargas”. Quizá, como un homenaje metafórico, 39 años después moría ese mismo día otro grande de la música santiagueña: Sixto Palavecino.

Su aporte eterno al patrimonio cultural argentino

Es uno de los grandes argentinos de las artes y de las ciencias. Como autodidacta, comparte el olimpo de los genios nacionales con Domingo Faustino Sarmiento, Florentino Ameghino, Benito Quinquela Martín y Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte). En los inicios de la carrera de Chazarreta, a principios del siglo XX, su hermano Agustín, un prolífico arquitecto, le obsequia una casa en la calle San Martín 127 (hoy Bartolomé Mitre), que se convierte en el hogar de su familia y el centro de su trabajo musical a lo largo de toda su vida. Esa casa capitalina, que corrió riesgo de demolición, fue rescatada y es hoy la sede del Archivo Histórico Provincial de Santiago del Estero, lo que permite su preservación para la posteridad.

En 2010, cuando se inaugura el Centro Cultural del Bicentenario, frente a la plaza Libertad, el Museo Histórico Provincial “Dr. Orestes Di Lullo” le dedica un gran espacio a su figura. Calles y escuelas lo homenajean en Santiago y en todo el país. Un plan de formación de músicos del Ministerio de Cultura de la Nación, al igual que la orquesta infanto-juvenil de Trelew llevan su nombre. Quedan para la posteridad todos los temas musicales que rescató del olvido académico, presentes en el saber popular, y que han sido y siguen siendo interpretados por los músicos argentinos, desde “Los Chalchaleros” hasta Atahualpa Yupanqui, y desde Mercedes Sosa hasta Soledad.

La ley nacional 26.665, sancionada en el Congreso argentino el 16 de marzo de 1911, instauró el Día Nacional del Folklorista, en memoria del natalicio de don Andrés Chazarreta. Pero sin duda, el homenaje que más hubiera gustado al gran músico santiagueño es la permanente interpretación que los folkloristas argentinos hacen de sus composiciones, recopiladas o propias, y sobre todo los álbumes discográficos como tributo a su obra que se cuentan por decenas.

Es bueno recordar que bailar una zamba, una chacarera o un malambo es posible gracias a la acción de este austero santiagueño ilustre, gloria de la cultura argentina, y a la vez constituye un homenaje perpetuo a don Andrés Chazarreta, en la recreación del arte ancestral que nos legó su incansable trabajo.


Lo que debes saber
Lo más leído hoy