Buscan a trabajadora sexual por robo de $ 80.000 a cliente y surge un antecedente clave

El juez de Control y Garantías, Rodolfo Améstegui, solicitó la detención de una trabajadora sexual, sindicada de robarle $ 80.000 a un cliente con residencia en el B° Ejército Argentino.

La medida fue dispuesta a requerimiento de la fiscal Celia Mussi, quien investiga la denuncia de un particular quien afirmó que después de un encuentro sexual la joven huyó con $ 80.000 que él mantenía celosamente guardados en una habitación.

Siempre sobre la base de una investigación, se supo que no se trató de un encuentro aislado, sino el segundo o tercero. El hombre se habría dormido y después quiso retornarla a la cama, pero la mujer ya estaba casi vestida y lista para despedirse.

En escasas horas, el cliente descubrió la “desaparición” del dinero y refrendó la denuncia en contra de la trabajadora sexual, acompañando documentos que acreditan la propiedad del dinero.

Ni bien se dio intervención a la policía, la Fiscalía dispuso las primeras medidas y luego solicitó la detención de la joven que le fue concedida por el juez Améstegui.

Con la misma rapidez, la sospechosa habría cambiado de domicilio. Así lo establecieron los investigadores al allanar dos casas con resultados negativos: una vivienda en el B° Ejército Argentino y otra en calle Sarmiento.

Contrarreloj, un abogado también habría interpuesto un pedido de eximición de prisión para la joven, pero para entonces ya regía la orden de detención y los dos allanamientos.

Al cierre de esta edición, la Fiscalía recibió una notificación de otra provincia. En el documento, Mussi habría sido alertada sobre una maniobra de idénticas características.

Largo “sueño” de la víctima

En su denuncia, la víctima habría declarado que recibió a la trabajadora en su casa y que después de tener sexo durmió largo tiempo.

Aunque nadie lo sugirió, los investigadores no descartan que la sospechosa haya utilizado algún químico para forzar el sueño.

Ello le posibilitó literalmente revolver las habitaciones, hasta finalmente hallar el dinero.

Sin despertar sospechas, cuando el cliente despertó se despidió con un tierno beso recordándole que la llamara, por celular, cuando lo desease.