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Tres hermanas denunciaron que hace casi una década fueron violadas por un tío

Los expertos ya delinean una compleja investigación

Los expertos ya delinean una compleja investigación.

03/01/2021 23:15 Policiales
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Tres hermanas denunciaron que hace casi una década fueron violadas por un tío Tres hermanas denunciaron que hace casi una década fueron violadas por un tío

“Los abusos de mi tío me torturan todos los días de mi vida. Empezaron a los 9 o 10 años. Mi mente bloqueó muchos hechos, pero sí sé que era habitual que me manosee, me tire en la cama, me abuse y me diga que no hable porque nadie me creería”.

La cruda historia corresponde a una jovencita de Atamisqui. Las vejaciones se consumaron una década atrás y ahora adquirieron trascendencia porque se plasmaron en una denuncia ante la fiscal Vanina Aguilera, al igual que ataques sexuales a dos hermanas de la víctima.

Absoluta orfandad

Huérfanas de padre y con su madre trabajando en Córdoba, las tres hermanitas tenían entre 9 y 14 años y eran criadas por su abuela materna, una mujer de 82 años.

“Había un tiempo que vivía en la casa de mi tía, con su marido y su hijo que en ese entonces el niño tenía 4 o 5 años. Un día que mi tía viajó a Santiago capital nos quedamos en casa solos el violador, su hijo y yo. Era una siesta que me acosté a dormir en el cuarto de ellos con mi primito y él se acostó al lado mío. Recuerdo que estaba él de un lado en el medio estaba yo y del otro lado estaba su hijo. Entonces él (el tío) me bajó el pantalón y empezó a tocar mis partes íntimas y me decía que también lo toque, que me enseñaba cosas para que aprenda para más adelante”, reveló la joven a través de un audio a un grupo de padres que piden Justicia.

Insólita pregunta

“Después de unos días me fui de su casa a la casa de mis abuelos y el violador me preguntó si me había ido por lo que él me había hecho”, contó. “Durante cuatro años me abusó. Siempre me decía que estaba bien; que debía prepararme, enseñarme y que le gustaba mi cuerpo”, añadió la víctima.

Otra de las hermanas señaló que jamás dialogaron entre ellas sobre el tema. “Cuando era niña escribía en cartitas todo lo que me hacía. Las cartas las guardaba atrás del ropero. Hoy esperamos Justicia y un acompañamiento por todas las cosas horribles que vivimos las tres”, subrayó.

En el 2011, una de las víctimas (hoy de 22 años) alertó a su abuela sobre los abusos en manos de su tío político. La anciana no le creyó, mucho menos su tía. Intentaron hacer una denuncia policial, pero los efectivos las habrían enviado de nuevo a su casa porque se trataba de “un hecho muy grave”.

Sin embargo, el abusador fue expulsado de su casa por su esposa al enterarse de los dichos de las nena, pero meses después su pareja fue tras él y una década después la pareja continúa como si nada hubiera ocurrido con las tres hermanitas.

“Juzgaban a mi hermana”

“Mi hermana habló y ya era muy difícil para mí hacerlo, ya que veía cómo la juzgaban todos a ella. Pensaba que sólo era ella y yo. Que si a ella nadie le creía, a mí tampoco me creerían”, dijo la víctima.

Más adelante, explicó: “Decía para qué contar si a ella no le creían. Veía cómo la dejaban de lado y eso dolía mucho. Entonces pensaba que si me callaba iba a poder vivir con ese secreto. Pensé que el tiempo de dolor sería corto, pero no. Todos los días de mi vida recuerdo el momento como si hubiera sido ayer”, simplificó la víctima al describir su pesadilla.

Médicos y psicólogos a disposición de víctimas

La Fiscalía puso en marcha el fuerte andamiaje legal, luego que las tres hermanas formalizaron las denuncias en el edificio de calle Hipólito Irigoyen.

Las hermanas se reunieron con la fiscal quien las asistió con un equipo de fiscales y/o de médicos a través de exámenes específicos.

Expertos

Los voceros deslizaron que los expertos ya habrían descartado cualquier motivación ajena a la cruda verdad, mucho menos que se tratare de una fábula.

Ante un ataque gravísimo, la fiscal ahora intenta establecer una estrategia, antes de refrendar cualquier medida, trascendió al cierre de esta edición.

Mientras tanto, las hermanas permanecen unidas. Saben que dieron un paso trascendente y ahora sus calvarios han sido judicializados.

“Díganle al violador que no necesitaba que me enseñara nada, que una niña sólo quiere jugar”

“Me costó más de diez años hablarlo. Siempre pensé en el qué dirán y en qué pensará de mí la gente, o que iba a sentir mi familia. Siempre pensé en el dolor que podía causar en el otro y el violador me llenó la cabeza de que nadie me iba a creer; que iba a ser mi culpa el sufrimiento de mis seres queridos y que lo que me estaba haciendo no era nada malo”, sostuvo otra víctima.

Según la joven, el abusador le decía que “me hacía eso porque me quería; que sólo me enseñaba para que esté preparada para más adelante; que era mejor si lo hacia él y que me cuidaba”.

La joven manifestó: “Quizá mi error fue no contarlo cuando me estaba pasando y tuve oportunidad. Cuando mi hermana habló, debí tener valor y decirlo todo, pero no pude, vi como la gente y hasta mi familia desconfió de mi hermana y no pude decirlo y me callé”, .

Recordó que en ese entonces “sólo pensé en guardármelo y que podía morir en mí y aguantar. También que era fuerte por callarme y otras tantas cosas. Hoy me levanté creyendo más que nada en mí, en lo que viví, en lo que mis hermanas vivieron y en lo que ellas tuvieron que aguantar”.

Agregó: “Dejé de pensar en el resto porque nadie pensó en mis hermanas. El violador no pensó en nosotras, nos quitó la niñez, nos destrozó, nos torturó cada etapa de nuestras vidas y borró la sonrisa y dibujó una falsa; una que por fuera era hermosa, pero nos consumía y lastimaba. Se nos ha reído tanto en la cara. Pensó que nos ganó y que después de tanto tiempo no se diría, ni haría nada”, lamentó la joven.

“Hoy estoy más fuerte que nunca y tengo tantas ganas de ver que se haga justicia no sólo por mí y mis hermanas, sino por tantas chicas que callaron y no se atreven a hablar. No escuchemos a los que nos juzgan porque a ellos no les pasó y no saben lo que se siente. Ignoran lo que es tener que morir en vida y si les pasó tendrían que ser los primeros en creernos, en apoyarnos porque entienden el dolor e importancia de que creen’.

En audios, la joven destinó varios minutos al tío. “Díganle que no me mató, me hizo más fuerte; que estoy más convencida que quiero justicia; que no necesitaba que me enseñara nada y que una niña de 9 años no necesitaba saber esas cosas y sólo quiere jugar”.

Con un relato conmovedor, la joven amplió lo que para ella requería en su niñez. “Reírme, armar casitas, jugar con barro, dibujar, saltar de alegría, dormir cansada de tanto jugar. No necesitaba que un monstruo aparezca por la noche en mi cama; que me espíe cuando me bañaba; menos que me diga cosas feas. Necesitaba y merecía dormir tranquila, pensando a qué más podía jugar al otro día con mis amiguitas. Díganle que mi familia me apoya y nos apoyan. Díganle que no están sufriendo por mi culpa; avísenle que sí me creen, que sí nos creen, que nos apoyan y no vamos a parar hasta verlo pagar por cada mal, inmundo y horroroso momento que nos hizo pasar”, enfatizó.


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