Amazonía en Perú: crónica de un viaje alucinante al corazón de la selva andina

Internarse en la selva peruana por primera vez es un auténtico desafío. La quietud de los ríos afluentes del Amazonas -el más largo y caudaloso del mundo-, el aroma de las plantas, el rumor de los animales, los tambores que suenan a lo lejos... todo se fusiona en una calma que nos obliga a enfrentarnos con nosotros mismos.

Estamos, aquí y ahora, en uno de los destinos naturales más relevantes del mundo. Somos intrusos en un ecosistema que posibilita, ni más ni menos, que la vida en el planeta Tierra. Cuando cae el sol, detrás de los árboles que nos sobrevivirán, la emoción no tarda en llegar.

Para recorrer la Amazonía peruana basta con subir a un avión en Lima que en menos de dos horas aterriza en Iquitos, la capital de Loreto, el departamento más grande del país. A orillas del río Nanay, este es un punto en el mapa al que solo se accede por vía aérea o fluvial. Ningún camino conduce, entonces, a esta ciudad arrasada por su propia historia y signada por la "fiebre del caucho" (1879-1912), época dorada de la extracción y comercialización del caucho que implicó la tortura y esclavitud de los nativos amazónicos.

Hoy, todo lo que Iquitos ofrece son los restos de esa etapa: la Casa de Fierro, diseñada por el mismísimo Gustave Eiffel en 1887; el Hotel Palace, primer alojamiento de lujo de América Latina devenido en cuartel general; el malecón a orillas del río Itaya; las casonas de los caucheros con sus azulejos portugueses originales; y la Iglesia Matriz. La ciudad parece haber quedado detenida en el instante exacto en que los caucheros, después de arrasar con sus recursos naturales y someter a sus poblaciones, abandonaron la Amazonía. Así y todo, ésta es la gran puerta de entrada a un destino natural apasionante.

LA VIDA EN LA SELVA

En la selva peruana los tiempos del río marcan el curso de la vida, los cultivos, los sitios por los que se puede transitar e incluso las estaciones del año. Tal es así, que las dos temporadas que existen en la Amazonía son la creciente (de noviembre a marzo) y la vaciante (de abril a octubre), entre estos dos momentos, el río desciende hasta 10 metros. En líneas generales, la mejor época para el turismo es ahora mismo, ya que en la creciente se puede navegar más y mejor; sin embargo, muchos aficionados a la pesca prefieren la vaciante.

Si bien hay opciones para distintos perfiles de viajeros, los alojamientos más confortables son los lodges. Por su ubicación estratégica, a solo 30 minutos de la ciudad de Iquitos y a orillas del río Momón, Irapay Amazon Lodge es una muy buena alternativa para dormir en la selva. Más allá de las excursiones en lancha que se pueden realizar desde allí, el principal atractivo de este lodge es que se encuentra emplazado entre dos comunidades nativas: los Bora y los Yagua.

PACAYA SAMIRIA, EL GRAN ENCANTO NATURAL

En el corazón de la selva, Pacaya Samiria, es la Reserva Nacional más extensa del Perú que se extiende sobre 2.080.000 de hectáreas (20.800 km²). Esta área protegida constituye el principal atractivo natural para los turistas, ya que allí conviven miles de animales vertebrados e invertebrados que es posible avistar con solo recorrer sus caminos y costas.

Las especies más emblemáticas de esta RN son el paiche (el segundo pez de agua dulce más grande del mundo, llega a medir 3 metros de largo), los simpáticos delfines rosados, los lagartos, los lobos de río, las tortugas taricayas y más de 20 tipos de mariposas que despliegan sus colores por el aire. Asimismo, allí es posible apreciar la flor Victoria Regia, el lirio de agua más grande que existe, abre de noche y se vuelve a cerrar alrededor de las 9 de la mañana. Sin dudas, una experiencia privilegiada para los amantes de la naturaleza.

LA COCINA, OTRO ATRACTIVO AMAZóNICO

A diferencia de las gastronomías de rankings internacionales y estrellas Michelin, la cocina amazónica no es conocida fronteras afuera. Sin embargo, es una parte estructural de la identidad de la región. Si los platos criollos, chifas y nikkei son el resultado de la fusión americana, europea y asiática, la comida amazónica cuenta una historia anterior: la de sus culturas originarias.

En esta cocina de producto los protagonistas son las frutas como la cocona, el camu camu y el maracuyá; el plátano verde y los patacones que con él se elaboran; la yuca (mandioca), que se cocina de incontables maneras; los pescados de río; y la hoja de bijao en la que se preparan los dos platos más famosos de la región: la patarashca (pescado con vegetales que se cocina envuelto en esta hoja) y el juane (arroz, huevo y pollo cocido que son hervidos en el interior de la misma hoja).