La vida de un creador obsesivo La vida de un creador obsesivo
Sin embargo, desde el comienzo y a pesar de su éxito como músico, quiso seguir investigando otras aristas del mundo artístico y comenzó a escribir guiones. Así fue como llegó a convertirse en uno de los directores de cine de culto del país. Su primera producción cinematográfica fue el cortometraje El amigo, estrenado en 1960.
Sus creaciones más destacadas fueron Crónica de un niño solo y El romance del Aniceto y la Francisca, consideradas como las mejores de la historia del cine nacional, según la crítica, Gatica, el mono; Juan Moreira; Soñar, soñar; Nazareno Cruz y el lobo; Perón, sinfonía del sentimiento, con una duración de 6 horas. Obtuvo los Premios Goya y el de la Asociación de Críticos Cinematográficos, entre otras distinciones.
Sus colaboradores más cercanos solían hablar de él como un trabajador incansable:
“Favio vive desprendido de la materia: es esencia pura”, dijo en una entrevista con LA NACION Rodolfo Mórtola, uno de los colaboradores más cercanos. “Es casi un Buda, y hace mucho era todo lo opuesto. Recuerdo que cuando filmábamos Juan Moreira había momentos en los que desaparecía y, cuando lo encontraba, escondido a lo lejos, estaba llorando y rogando a Dios que lo inspirara para conseguir lo que había soñado. Es un creador muy obsesivo. Favio es un eterno adolescente, hipersensible e intuitivo, y eso es en buena medida lo que le permite ser tan creativo”, agregó.







