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EL LIBERAL . El Evangelio

Las tentaciones de Jesús

20/02/2021 21:47 El Evangelio
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Las tentaciones de Jesús Las tentaciones de Jesús

Marcos 1,12-15

 

Guiado por el Espíritu que lo poseyó en el Bautismo, Jesús se dirige al desierto donde permaneció cuarenta días en los que fue tentado por Satanás. La tentación tiene como objeto confundir y obstaculizar el proyecto mesiánico de Jesús. Es decir, llevar a Jesús a confundir los objetivos de su misión y la elección de los medios para realizarla.

Esta tentación, previa a su ministerio público, se repetirá a lo largo de toda su misión. De muchas maneras y a través de distintos actores Satanás tentó a Jesús, pero su fidelidad a la voluntad de Dios echó por tierra esta pretensión. El Evangelio de Marcos, ya desde el principio, nos deja saber quién es Jesús: el Hijo de Dios, por el que siente complacencia; pero, esta filiación se desarrollará en fidelidad a su voluntad a pesar de la tentación permanente de Satanás y en dirección a la Cruz.

Después de la actuación del Bautista, comienza la de Jesús. “Jesús marcha a Galilea y proclamaba la buena Nueva de Dios. Sin dudas que resuenan aquí las palabras del deuteroisaías presentándolo como el mensajero que nos trae alegrías. Sin embargo, Jesús es más que el portador del evangelio de Dios, es aquel que hace presente el Reino de Dios, porque ‘el tiempo se ha cumplido”. Esto significa que el plan que Dios ha diseñado comienza a cumplirse con la predicación de Jesús y el advenimiento del Reino, que ya actúa en la historia porque el “final de los tiempos ha irrumpido’ aunque todavía no ha llegado a su plenitud.

El Reino de Dios, presente y actuante, exige una decisión: para ser parte de su desarrollo y cumplimiento es necesario convertirse, se requiere la fe. Fe que podemos interpretar en este contexto como la confianza en Jesús que viene a cumplir la promesa del Padre Dios. Ahora bien, esta fe engendra la conversión, sólo es factible convertirse cuando se ha experimentado la presencia misericordiosa de Dios en el advenimiento de su Reino que abarca todos los ámbitos de la vida humana: personal, pública, ética y política.

Conclusión

Los cristianos celebramos la Cuaresma que es un tiempo propicio para reconciliarnos con Dios y prepararnos para resucitar con Jesús en la Pascua. Jesús nos anuncia una buena nueva: “el Reino ha llegado”. A partir de su anuncio y sobre todo de su muerte y resurrección actúa en la historia transformando el mundo del mal (Jesús vence a Satanás y sus intrigas) en un mundo donde reina la paz (simbolizado en su habitación con los animales en el desierto). Dios se ha hecho cercanía, presencia amorosa que engendra la vida en todas sus formas y dimensiones. Los hombres podemos ser parte de ese Reino si confiamos en Jesús, le entregamos nuestra existencia y cambiamos de vida desde nuestras raíces más profundas. Volvamos a él, dejémonos cautivar por su mensaje y testimonio, tomemos la decisión de ser parte de su proyecto de salvación para toda la humanidad y todo el cosmos. Volvamos a él; Jesús nos espera. l


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