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EL LIBERAL . El Evangelio

“¿Quién es éste...?”

15/09/2021 23:57 El Evangelio
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“¿Quién es éste...?” “¿Quién es éste...?”

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:

"Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora".

Jesús respondió y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte".

El contestó: "Dímelo, maestro".

Jesús le dijo:

"Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta.

Como no tenían con qué

pagar, los perdonó a los dos.

¿Cuál de ellos le mostrará

más amor?”.

Respondió Simón y dijo:

“Supongo que aquel a quien

le perdonó más”.

Le dijo Jesús: “Has juzgado

rectamente”.

Y, volviéndose a la mujer,

dijo a Simón: “¿Ves a esta

mujer? He entrado en tu casa

y no me has dado agua para

los pies; ella, en cambio, me

ha regado los pies con sus

lágrimas y me los ha enjugado

con sus cabellos. Tú no

me diste el beso de paz; ella,

en cambio, desde que entré,

no ha dejado de besarme

los pies. Tú no me ungiste

la cabeza con ungüento;

ella, en cambio, me ha ungido

los pies con perfume. Por eso

te digo: sus muchos pecados

han quedado perdonados,

porque ha amado mucho, pero

al que poco se le perdona,

ama poco”.

Y a ella le dijo: “Han quedado

perdonados tus pecados”.

Los demás convidados

empezaron a decir entre

ellos: “¿Quién es éste,

que hasta perdona pecados?”.

Pero él dijo a la mujer:

“Tu fe te ha salvado, vete en

paz”.

“Sus pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”

Jesús es invitado a comer

por el fariseo Simón a su casa

y allí se encuentra con “una

mujer de la ciudad, una pecadora”,

que acudió allí por ver

a Jesús, del que sus palabras

sobre el perdón a los pecadores

le habían llegado y tocado

su arrepentido corazón, y,

saltando todos los prejuicios

sociales, se adentró en casa

del fariseo Simón a expresar

su cariño a Jesús, y no encontró

otra manera mejor de

demostrárselo que regándole

los pies con sus lágrimas

de arrepentimiento, con sus

cabellos y con un perfume.

También Simón había quedado

prendado de lo que decía

Jesús y por eso le invitó

a su casa, pero no comprendía

el perdón de Jesús a esa

mujer.

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