Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . El Evangelio

Ámense los unos a los otros

14/05/2022 22:42 El Evangelio
Escuchar:

Ámense los unos a los otros Ámense los unos a los otros

En nuestra cultura actual, al igual que en

tiempos de Jesús, el amor se entendía de un modo

muy diferente a como lo vivió y enseñó el profeta

de Nazaret.

El amor es entendido de un modo utilitario,

interesado, ligado casi exclusivamente a los deseos,

desarrollando conductas narcisistas y

egocéntricas.

Jesús vivó esta dimensión humana desde

otro lugar.

él se acerca a las personas para

ayudarlas, sin esperar nada a cambio, por el solo

hecho de hacerles el bien, de dignificarlas: cura

a los enfermos, perdona a los pecadores, come

con los pobres, incluye a los últimos de la sociedad

como a las mujeres y los niños, crea a su

alrededor círculos de empatía y amistad como

nunca se había visto antes.

Enseña a sus discípulos que el amor es servicio,

por eso les lavó los pies en la cena de despedida

antes de dar su vida en la Cruz. Con este

gesto, quería enseñarles que entre ellos debían

hacer lo mismo: lavarse los pies unos a otros

como gesto de amor. Por eso, inmediatamente

después Jesús dejó el más grande mandamiento

que alguien pudo enseñar jamás: “ámense los

unos a los otros como yo los he amado”. Es cierto,

que antes de Jesús varios “rabí”, maestros,

habían enseñado amar al prójimo, pero nadie

nunca enseñó amar “hasta dar la vida” como lo

hizo Jesús no sólo con palabras sino entregando

su propia vida en la cruz. Y este amor, donativo,

no era solo para los que pertenecían a su grupo

de seguidores o discípulos sino para todos. El

amor de Jesús trasciende los círculos de la sangre,

raza, religión y se abre al universo entero.

Es este amor que pide a los discípulos practicar:

“En eso sabrán que son mis discípulos”.

La carta de presentación de los cristianos es

el amor, es nuestra identidad. Cuando amamos

a los demás hasta dar la vida hacemos creíble

el mensaje que predicamos y abrimos de par

en par las puertas de la Iglesia, para que todos

los que deseen puedan entrar. ¡Quién no quiere

ser parte de una comunidad donde el amor es

el centro de su vida! ¡Quién no quiere servir allí

donde se respira un clima de fraternidad!

Conclusión

Uno de los dramas de nuestras comunidades

hoy es que las personas no nos conocemos, vivimos

un cristianismo a la carta, es decir, sólo

según nuestras necesidades y gustos.

Somos parte de un grupo, pero no de una

comunidad de hermanos. Participamos de las

celebraciones, de la evangelización y de otras

acciones eclesiales, muchas veces sin conocernos

y más aún sin amarnos. La fe sin amor es algo

vacío, superficial. Sería bueno volver a considerar

esta maravillosa enseñanza de Jesús:

amarse los unos a los otros. Que nuestras comunidades

sean espacios de amor, de fraternidad,

de inclusión, donde todos vivamos con alegría

siendo así testigos de la presencia del Reino

de Dios en el mundo. Que juntos, podamos construir

la cultura del encuentro y de la paz tal como

lo sueña el Padre Dios.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy