“El Hijo es señor del sábado” “El Hijo es señor del sábado”
Un sábado iba Jesús
caminando por medio
de un sembrado y sus
discípulos arrancaban y
comían espigas, frotándolas
con las manos.
Unos fariseos dijeron:
«¿Por qué hacéis en
sábado lo que no está
permitido?”.
Respondiendo Jesús,
les dijo:
«¿No habéis leído lo
que hizo David, cuando
él y sus compañeros sintieron
hambre?
Entró en la casa de
Dios, y tomando los panes
de la proposición,
que solo está permitido
comer a los sacerdotes,
comió él y dio a los que
estaban con él”.
Y les decía:
«El Hijo del hombre
es señor del sábado”.
Jesús no está en sintonía con el
rigorismo en nombre de la ley
El sábado es ‘memoria
de la creación’: «Pues
en seis días hizo el Señor
el cielo y la tierra, el mar
y todo cuanto contienen,
el séptimo descansó; por
eso bendijo el Señor el
día del sábado y lo hizo
sagrado” Ex 20,11.
El sábado es ‘memorial
de la liberación de
Israel’ de la esclavitud de
Egipto: «por eso el Señor
tu Dios te ha mandado
guardar el día del sábado”
Dt 5,15.
En ese contexto del
mandato divino, los
fariseos creían que el
cumplimiento formal
de la ley les obtenía la
salvación; y una de las
expresiones supremas
de la religiosidad israelita
era el descanso sabático
para celebrar y
renovar la conquista de
la libertad.
Por el rigorismo religioso,
el día de liberación
se convirtió en día
de esclavitud ante tantas
normas que regulaban la
vivencia sabática. esclaviza,
deshumaniza
Coger espigas se contaba
entre las faenas de
la recolección, y éstas se
incluían entre los veintinueve
trabajos principales,
que infringían el reposo
sabático.
Jesús no está en sintonía
con el rigorismo
que en nombre de la ley
esclaviza, deshumaniza,
no tiene en cuenta las
necesidades de las personas
y, recuerda a los
fariseos lo que hizo David:
dio a la tropa, los panes
de la ofrenda, que
solo podían comer los
sacerdotes.
No es aceptable ir
contra el ser humano en
nombre de la ley.
Leyes humanas y religiosas
justas, pero leyes
que abran puertas
hacia la libertad, a la
convivencia, al crecimiento;
como ventanas
a horizontes humanizadores
que sirvan al bien
de todos en la comunidad.
Superior a la ley del
sábado es sólo Dios; si
Jesús afirma su superioridad
sobre el sábado
y sobre la ley, reclama
para sí el mismo nivel
de autoridad de Dios,
que no quiere leyes para
esclavos, sino leyes
de libertad para hijos libres.