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EL LIBERAL . Opinión

El increíble poder del acceso a la información

03/06/2022 12:52 Opinión
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El increíble poder del acceso a la información El increíble poder del acceso a la información

Por Carlos Scaglione. Docente Universitario

De la explotación de cuerpos y energías tan bien analizada en su momento por Michel Foucault se ha pasado a la explotación de los datos. Hoy la señal de detentación de poder no está vinculada solamente  con la posesión de los medios de producción como lo fue en los dos últimos siglos, ahora es con el acceso a la información, que se utiliza para la vigilancia psicopolítica y lo más impensado hace unas décadas el pronóstico del comportamiento individual  de lo que haremos.

No es ciencia ficción y hoy podemos observar como esto está ocurriendo, a través de las herramienta de los medios digitales se ha puesto fin a la era del hombre-masa. "El habitante del mundo digitalizado ya no es ese ''''nadie''''. Más bien es alguien con un perfil, mientras que en la era de las masas solo los delincuentes tenían un perfil. El régimen de la información se apodera de los individuos mediante la elaboración de perfiles de comportamiento".

La gran hazaña  es que a través de la comunicación visual y el análisis  de datos extraídos del sector público  y privado se promueve la toma de decisiones informadas (infocracia) y se logra haber inducido en sus consumidores/productores una falsa percepción de libertad. La paradoja es que "las personas están atrapadas en la información. Ellas mismas se colocan los grilletes al comunicar y producir información. La prisión digital es transparente". Es precisamente esa sensación de libertad la que asegura la dominación. Actualiza, por último, el mito platónico: "Hoy vivimos presos en una caverna digital aunque creamos que estamos en libertad".

Byung-Chul Han es un Filósofo  comunicacional que expone en sus obras, estas conclusiones, una de ellas (Infocracia), sus libros son breves, de consumo rápido, transparentes. Cada uno de ellos propone apenas un puñado de conceptos, fácilmente reductibles a una frase-slogan que fluye a través de las redes sociales y sirve de "comodín" para reforzar opiniones de diversa índole. Su gran aporte al pensamiento de las últimas décadas seguramente haya sido su análisis del individuo auto explotado, nuevo sujeto histórico de la Sociedad actual del capitalismo. Pero más allá de esta idea-fuerza, el principal mérito del filósofo coreano es haber captado la "atmósfera" de esta época para después traducirla a textos en los que un ciudadano común con cierta sensibilidad -política, cultural, gremial- se siente reflejado. 

Han sostiene que en esta sociedad marcada por los datos (el dataísmo,) lo que se produce es una "crisis de la verdad". Escribe: "esta nueva paradoja no supone que la mentira se haga pasar por verdad o que la verdad sea difamada como mentira. Más bien socava la distinción entre verdad y mentira". Donald Tremp, un político que funciona como si fuera él mismo un algoritmo y solo se guía por las reacciones del público expresadas en las redes sociales, no es, en ese sentido, el clásico mentiroso que tergiversa deliberadamente las cosas. "Más bien es indiferente a la verdad de los hechos", señala el filósofo. Esta indiferenciación, sigue Han, supone un riesgo mayor para la verdad que el instaurado por el mentiroso.

El pensador coreano diferencia los tiempos actuales de aquellos no tan lejanos en que dominaba la televisión. Define a la TV como un "reino de apariencias", pero no como "fábrica de fake news". Señala que la televisión "degradaba las campañas electorales hasta convertirlas en guerras de escenificaciones mediáticas. El discurso era sustituido por un show para el público". En la manipulación de la información actual (infocracia), por el contrario, las disputas políticas no degeneran en un espectáculo sino en una "guerra de información".

Porque también las noticias falsas son, ante todo, información. Y se sabe que "la información corre más que la verdad". Por eso, concluye con el pesimismo que le es característico: "El intento de combatir el  exceso de información  (infodemia)  con la verdad está, pues, condenado al fracaso. Es resistente a la verdad".

Define la situación actual con una frase-slogan de esas que tanto le gustan al autor de No-cosas: "La verdad se desintegra en polvo informativo arrastrado por el viento digital". 

Pero, ¿cómo es esta víctima arrastrada por el viento digital? ¿Cómo se comporta? "El sujeto del régimen de la información no es dócil ni obediente. Más bien se cree libre, auténtico y creativo. Se produce y se realiza a sí mismo". Este sujeto --que en el actual sistema también se realiza como objeto- es simultáneamente víctima y victimario. En ambos casos el arma utilizada es el Smart phone. 

Una revolución en los comportamientos que excluye toda posibilidad de revolución política. Dice Han: "En la prisión digital como zona de bienestar inteligente no hay resistencia al régimen imperante. El like excluye toda revolución".

En tiempos actuales donde se busca influir en la conducta sobre la decisión de los clientes (microtargeting) se produce, de todos modos, un fenómeno paradojal: la tendencia a formar grupos pequeños de identidades similares, despegados del resto (tribalización) de la red. Intereses segmentados que se expresan a través de discursos previamente diseñados y que van erosionando lo que el experto en Filosofía Política el Alemán Jürgen Habermas había definido teóricamente como "acción comunicativa". "La comunicación digital como comunicación sin comunidad destruye la política basada en escuchar", escribe Han, quien destaca que en el viejo proceso discursivo los argumentos podían "mejorarse", en tanto ahora, guiados por operaciones matemáticas algorítmicas, digitales apenas se "optimizan" en función del resultado que se busca.

El filósofo explica con claridad meridiana en sus libros  (la compulsión hacia el "rendimiento" que describió en La sociedad del cansancio; la aparición de un habitante voluntario de la estructura carcelaria de las redes o   panóptico digital, plasmado en La sociedad de la transparencia; el acomodamiento al imperativo del "like" como analgésico del presente,  muy bien aclarado  en el volumen ( La sociedad paliativa ) y pone el foco en el cambio estructural de la esfera pública, atravesada por la indignación digital, que debilita lo que alguna vez entendimos como democracia. 

Es la derecha política la que más capitaliza este fenómeno de grupos definidos en la redes, asegura el filósofo, porque en esa franja es mayor la demanda de "identidad individualista¨. En una sociedad desintegrada en "irreconciliables identidades sin aceptar al otro distinto", la representación, que por definición genera una distancia, se ve sustituida por la participación directa. "La democracia digital en tiempo real es una democracia presencial", que pasa por alto su ámbito natural de representación: el espacio público. Así se llega a una "dictadura de tribus digitales de opinión e identidad". 

El sujeto auto explotado de la sociedad del consumismo, el habitante voluntario  que se entrega a la sociedad que lo empuja a aceptar suavizando sus aspectos negativos con paliativos, también se somete, concluye Han, a la fórmula del régimen de la información: "nos comunicamos hasta morir". 


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