De la resistencia a la adhesión: cómo será la educación con inteligencia artificial

Por Sebastián Divinsky

En el mundo laboral en general, pero particularmente en la industria de la tecnología, la flexibilidad y capacidad de adaptarse a las circunstancias es clave. Esta habilidad permite a las empresas y a los profesionales mantenerse competitivos en un entorno que evoluciona rápidamente, donde las innovaciones y los avances tecnológicos pueden cambiar rápidamente las reglas del juego.

Las resistencias iniciales siempre son parte de los cambios. Si bien un cambio puede tomarse también como una oportunidad, lo cierto es que el rechazo y la amenaza inicial depositan resistencia y miedo a lo que vendrá.

Tal es el caso de las aulas y lo que ocurre con los cambios en la educación. Los distintos actores - educadores y la familia misma - en muchos casos se oponen a los cambios e innovaciones.

Cuando las calculadoras llegaron a las aulas, algunos argumentaban que los estudiantes perderían la capacidad de hacer cálculos mentales y que las calculadoras los volverían perezosos. De manera similar, algunos podrían argumentar que la inteligencia artificial en la educación podría disminuir la capacidad de los estudiantes para pensar de manera crítica y resolver problemas por sí mismos.

Sin embargo, uno de los grandes beneficios de incluirlas en el uso durante las clases de matemáticas fue el aumento de la eficiencia: la llegada de las calculadoras a las aulas permitió a los estudiantes realizar cálculos más rápidamente y con mayor precisión, lo que aumentó su eficiencia. De manera similar, la inteligencia artificial en la educación podría mejorar la eficiencia al proporcionar retroalimentación inmediata a los estudiantes y personalizar el aprendizaje a sus necesidades individuales.

El punto está en la importancia de cambiar los métodos de enseñanza. Haciendo el mismo paralelismo respecto de la llegada de las calculadoras a las aulas, en su momento el cambio fue claro. Ya no era necesario enseñar el proceso detallado de realizar cálculos, sino que se podía enfocar más en la comprensión de los conceptos matemáticos. De manera similar, la inteligencia artificial en la educación podría cambiar la forma en que se enseñan otras materias al permitir que los estudiantes aprendan de manera más personalizada y a su propio ritmo.

Claro está que existen riesgos potenciales como la privacidad de los datos y la dependencia excesiva de la tecnología. Es importante abordar estos riesgos y establecer medidas de seguridad y ética adecuadas.

En resumen, tanto la llegada de las calculadoras a las aulas como la posible llegada de la inteligencia artificial a la educación tienen paralelismos en términos de resistencia inicial, aumento de la eficiencia, cambio en la forma de enseñar y riesgos potenciales. Es importante abordar estos paralelismos y asegurarse de que la tecnología se use de manera efectiva y sea un beneficio de aprendizaje en las aulas.

Fuente: Infobae