Comenzó el primer juicio de asesinato por "odio por la orientación sexual" contra una mujer trans

El acusado, Daniel Clemente Romano comenzó a ser juzgado por la muerte de Gisela "Yiyo" Corvalán, una mujer trans que fuera apuñalada tras un escándalo que se produjo en su casa, en el medio de una "juntada" con amigos en la localidad de Los Miranda, Río Hondo, hace casi cuatro años.

Sobre Romano pesan gravísimas acusaciones. Llegó al debate oral imputado por "Homicidio simple" y "Odio por la orientación sexual", calificativa endilgada por la Fiscalía de Las Termas, representada por el Dr. Ignacio Guzmán.

Ayer tuvo lugar la primera audiencia en el Palacio de Tribunales, en la que las partes expusieron sus alegatos de apertura. Guzmán relató cómo sucedieron los hechos según la investigación de la Fiscalía. La noche del 18 de agosto del 2019, "Yiyo", habría coincidido con Romano y otras dos personas en un bar, donde ella habría tenido un accidente y ellos la auxiliaron, por lo que luego los invitó a su casa a continuar consumiendo bebidas alcohólicas.

Aparentemente en un momento de la "juntada", ya entrada la madrugada del 19, Corvalán se habría enojado por una burla de Romano, al que habría echado de su casa y comenzaron a discutir porque el joven no quería retirarse.

"Yiyo" habría tomado un palo con el que trababa la puerta para golpear al acusado y a los empujones lo fue sacando de la vivienda. En el portón de ingreso, se habrían trenzado en lucha nuevamente y allí Romano habría herido a Corvalán con un arma blanca en el abdomen bajo del lado derecho.

La mujer trans habría sido trasladada luego al Hospital de Las Termas y derivada al Hospital Regional, donde permaneció internada y su muerte se produjo recién el 13 de noviembre, casi tres meses más tarde, producto del daño que la herida provocó en los órganos.

La Fiscalía considera que además del crimen, Romano cometió el hecho de sangre por "odio a la orientación sexual" de Corvalán, argumentando que hubo gritos denigrantes en contra de "Yiyo" segundos antes del ataque.

La defensa, representada por el Dr. Juan José Saín, rechazó la acusación y abogará en el debate por otra figura penal para su cliente. "Debatiremos por una legítima defensa, o en el peor escenario, un exceso en legítima defensa", había adelantado el abogado previo al juicio.

Testigos presenciales y una vecina y amiga de la víctima

Durante la primera audiencia prestaron declaración cuatro personas. Dos de ellas habrían participado de la fatídica "juntada" con Romano y Corvalán.

De acuerdo con lo manifestado por fuentes judiciales, una mujer y un hombre que estuvieron en la casa de "Yiyo", relataron que en un momento ella se enojó con todos los presentes, pero más aún con Romano, y quería que éste se retirara de la vivienda, lo que derivó en el enfrentamiento.

Sin embargo, ambos habrían coincidido que no vieron el momento de la herida de arma blanca.

Otra de las testigos, fue una mujer que reside al frente de la casa en la que vivía Corvalán. Afirmó que recién el 19 de agosto en la siesta, ella logró convencer a "Yiyo" para que la viera un médico por la herida, que a la postre fue mortal.

La defensa rechaza el "odio por la orientación sexual"

La situación de Daniel Clemente Romano asoma compleja. Es la primera vez que el acusado de un crimen, llega al juicio oral con la figura del "odio por la orientación sexual", lo que podría llevarlo a una condena por encima de los 30 años de cárcel.

El Dr. Juan José Saín, intentará a lo largo del debate convencer al tribunal de que no hubo los insultos y gritos que la Fiscalía sostiene, y en los que se basa la figura del "odio".

"Este p... de mier... no me va a correr a mí", aseguran que habría esbozado Romano antes de enfrentarse a "Yiyo", cuando ésta quería expulsarlo.

Saín asegura que no hubo tal insulto ni grito, además de que su postura es que ni siquiera se trata de un "homicidio simple", sino que se trató de una legítima defensa.

Saín baraja una carta que puede torcer el proceso. "Yiyo" habría sido internada tras sufrir la herida de Romano y a las dos semanas, habría firmado el alta médica, y la primera semana de septiembre habría advertido que le salía líquido, por lo que regresó al Regional, donde fue operada y murió por una septicemia generalizada. Ello, demostraría -según la defensa- que no murió por acción directa del ''''puntazo''''.