Los presidentes argentinos y sus conmemoraciones, Primera Parte: sus monumentos Los presidentes argentinos y sus conmemoraciones, Primera Parte: sus monumentos
Julio y octubre, cada año, se convierten
en recordatorios de las efemérides presidenciales
argentinas: muchos primeros
mandatarios nacieron o murieron, y varios
asumieron en estos dos meses.
Los
eventos de 2001, con la sucesión de tres presidentes
y dos encargados del Poder Ejecutivo
Nacional en sólo diez días crearon la idea de
una multitud presidencial. Sin embargo, nuestra
historia presenta 2 presidentes legales entre
1826 y 1827: Bernardino Rivadavia y Vicente López
y Planes; 2 presidentes de la Confederación
Argentina, de 1854 a 1861: Justo José de Urquiza
y Santiago Derqui; y 32 presidentes constitucionales
en varios períodos.
El más extenso con
catorce mandatarios desde 1862 hasta 1930: a
saber, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento,
Nicolás Avellaneda, Julio Argentino Roca
e Hipólito Yrigoyen en dos ocasiones cada uno,
Miguel Juárez Celman, Carlos Pellegrini, Luis y
Roque Sáenz Peña (padre e hijo), José Evaristo
Uriburu, Manuel Quintana, José Figueroa Alcorta,
Victorino de la Plaza y Marcelo Torcuato de
Alvear.
A estos personajes se suman al mando
del país trece mandatarios de facto que desde
1930 hasta 1983 gobernaron durante 22 años;
con intermedios constitucionales: tres presidentes
entre 1932 y 1943, Agustín Pedro Justo,
Roberto Marcelino Ortiz y Ramón S. Castillo;
de 1946 a 1955 sólo uno, Juan Domingo Perón,
el primer reelecto consecutivamente; de 1958 a
1966 otros tres, Arturo Frondizi, José María Guido
y Arturo Umberto Illia; y en 1973 hasta 1976
nuevamente tres, Héctor José Cámpora, el tercer
gobierno de Perón y María Estela Martínez
de Perón, la primera jefa de Estado en el mundo
elegida por el voto popular.
Desde 1983 y sin solución de continuidad
ya se han sucedido al mando del país Raúl Alfonsín,
Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Adolfo
Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner,
Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio
Macri y el actual Alberto Fernández.
Este recuento
permite afirmar que la República Argentina
ha tenido hasta hoy 49 ciudadanos que ocuparon
la presidencia, una cifra no tan exagerada
como a veces se presume en los análisis políticos.
Han fallecido 43 presidentes y viven 6, entre
ellos las dos mujeres que ejercieron la primera
magistratura.
La construcción de la memoria de las presidencias
de los 170 años de la República Argentina
desde la organización nacional como fruto
de la sanción de la Constitución Federal de 1853,
ha tenido un largo devenir y en los inicios de los
tiempos “normales”, como bautizó Roca a su primer
período de gobierno, posterior a los mandatos
constituyentes y fundacionales, se decidió
conmemorar a los hombres que habían encabezado
el poder en la propia Casa de Gobierno, que
fue construida por entonces y se soñó como un
palacio político inspirado en la historia.
Los bustos de la Casa Rosada
Si transitamos por el Hall de Honor de la
Casa de Gobierno de los argentinos, que oficia
de vestíbulo de ingreso, nos encontraremos con
los bustos marmóreos de la mayoría de los presidentes,
incluyendo al único de los tiempos de
la Independencia que ocupó ese cargo: Cornelio
de Saavedra, quien encabezó la Junta Gubernativa
del Río de la Plata el 25 de mayo de 1810 y
que fuera incorporado al listado conmemorativo
en el siglo XX.
Esta costumbre ha transitado por
varios períodos donde la discusión sobre el pasado
se hizo presente, incluso se ha establecido
un protocolo legal que no se respeta.
En 1973
se decidió trasladar desde el Salón Norte o Sala
de Acuerdos, donde estaban exhibidos, a su actual
ubicación general, pero que es cambiada al
inicio de cada presidencia, a pesar que las disposiciones
establecen el orden cronológico como
criterio.
No cabe duda que los presidentes argentinos,
que ofician como “dueños” de la Casa Rosada
han leído al filósofo marxista Antonio Gramsci,
quien sostenía que aquel que domine el relato
del pasado histórico, es el dueño del futuro
social. No deja de llamar la atención que los bustos
presidenciales se hayan convertido en peregrinos
del Hall según sea como la historia argentina
se quiera contar.
Disculpándome por la auto
referencia, en las contadas ocasiones que visité
la Casa Rosada nunca encontré a los presidentes
de mármol en la misma ubicación que en
la visita anterior.
Se decidió en 2015 no exhibir más los bustos
de los presidentes de facto que se esculpieron,
como es el caso de los generales José Félix
Uriburu, Pedro Pablo Ramírez, Edelmiro Farrell,
Eduardo Lonardi, Pedro Eugenio Aramburu, Juan
Carlos Onganía, Roberto Levingston y Alejandro
Lanusse, que alguna vez estuvieron ubicados
entre sus derrocados.
Sería bueno saber que
destino tuvieron esas esculturas, ya que podrían
ser usadas para que la memoria sea completa,
aunque no como homenaje. Quizá se podría pensar
en una galería de los dictadores, en tanto llegaron
al poder por medio de un golpe de estado.
Los escultores de los
presidentes
El presidente Roca encargó
a Lucio Correa Morales
los bustos de Rivadavia,
Urquiza y Derqui.
Desde
entonces, se estableció
la costumbre de que el
presidente en el mando ordenara
la estatua de su antecesor.
Esto rigió incluso luego
de los golpes de Estado hasta
1955. Pietro Costa, Lola Mora y Torcuato
Tasso participaron de la escultura de
otros rostros presidenciales.
José Fioravanti tuvo
a su cargo la realización del busto de Alvear,
además de la construcción de los monumentos
de Avellaneda y de Roque Sáenz Peña que se encuentran
en las calles porteñas.
Hay que destacar que los primeros fueron
realizados en mármol de Carrara sin vetas, pero
que luego comenzó a usarse mármol blanco
argentino. Incluso cuando se inauguró el de Kirchner,
única de estas estatuas que fue estrenada
en cumplimiento de la ley en el plazo de ocho
años del fin de su mandato el 9 de diciembre de
2015, se realizó en fibra de vidrio y luego fue
trasladada por medios tecnológicos a una pieza
de mármol, trabajo realizado en Italia.
Curiosidades en la Casa de los
Presidentes
Como detalles curiosos, el busto de Alvear
lo muestra con el torso desnudo, siendo el único
que sigue esa antigua costumbre romana, el
de Néstor Kirchner luce un apósito producto de
la herida producida en la Plaza de Mayo por el
impacto de una cámara fotográfica en su frente.
Debe recordarse que en ocasión de realizarse
el funeral de Diego Maradona en la Casa de
Gobierno la escultura de Hipólito Yrigoyen rodó
por el piso y debió ser restaurada, y los responsables
de seguridad procedieron a retirar apuradamente
varios bustos para evitar su rotura.
El periplo de la estatua de María Estela Martínez
de Perón es digno de una película de enredos.
Corría el año 2008 y era conocido el deterioro
de la salud de don Raúl Alfonsín, el restaurador
de la República. El gobierno nacional decidió
homenajearlo con la inauguración de su busto
en el Hall de Honor de la Casa Rosada. Pero
ello imponía cumplir con la obligación de colocar
los monumentos conmemorativos de los dos
presidentes constitucionales anteriores a Alfonsín:
Cámpora y Martínez de Perón. El de Cámpora
fue inaugurado el 13 de noviembre de ese año.
El de Alfonsín, esculpido por Orio Dal Porte, había
sido colocado el 1 de octubre aunque se desató
una polémica acerca del parecido o no con
el homenajeado, que asistió en la Casa Rosada a
su inauguración.
Pero el busto de “Isabelita” fue guardado
y doce años después un coleccionista de arte
lo encontró a la venta en un anticuario del gran
Buenos Aires.
A Pablo Miño le llamó la atención
su tamaño: 75 centímetros de altura, la excelente
factura escultórica, y sobre todo, siendo un
simpatizante justicialista, reconoció a la ex presidente
que vive actualmente en Madrid
con sus 91 años.
La Casa Militar,
responsable de la Casa Rosada
como inmueble y de todo
su mobiliario, rescató la pieza
de mármol de Carrara y está
en un depósito esperando su
integración a la galería de los
presidentes argentinos.
El rostro de Carlos Menem
ya está esculpido y lo hizo
el artista plástico Fernando
Pugliese, muy conocido porque
tuvo a su cargo las estatuas de
los personajes populares que engalanan
la avenida Corrientes y
las de Jorge Luis Borges y Adolfo
Bioy Casares que se encuentran
en una mesa del café histórico “La Biela” en
Buenos Aires. Pugliese donó la estatua de Menem
para la Galería de los Presidentes en la Casa
Rosada. Los tiempos protocolares establecidos
por la ley ya están cumplidos pero nuevamente
la demora se debe a las consideraciones
políticas partidarias.
Los ausentes en
la Casa de los
Presidentes
Si las conmemoraciones históricas no estuvieran
sujetas a los devenires políticos y a
las polémicas historiográficas, se puede afirmar
faltan algunos bustos presidenciales en la
recepción de la Casa Rosada. Vale aclarar que
al cumplirse ocho años del fin del mandato debe
ponerse la estatua, sin importar si el homenajeado
vive o no.
Están ausentes entonces las
esculturas de López y Planes, Martínez de Perón,
Menem, De la Rúa, Rodríguez Saá, Duhalde
y Fernández de Kirchner. Los que tendrán
que esperar son, hasta 2027 el de Macri y hasta
2031 el de A. Fernández.
Viene bien recordar esa frase del poeta español
Antonio Machado y que ha hecho universal
el cantautor catalán Joan Manuel Serrat:
“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es
remedio”.
Un buen ejercicio para completar la
memoria nacional. Si Dios quiere, el próximo
domingo, desde estas queridas páginas de El
Liberal , continuaremos con los monumentos
presidenciales en las calles argentinas y sus
antiguas casas. Hasta más vernos…