Un poema de Roberto Angel Aflitto

Batallador de los tiempos

A mi paraíso japonés.

Se han herrumbrado

los racimos

y tus brazos

son las flechas

que apuntan al cielo.

El otoño

ha crecido en ti,

para siempre

y tu cáliz

no es mas

que un tejido amarronado.

Ya no sos el paraíso

de los pájaros,

ni el refugio

de los sedientos de sombra.

Solo el descanso de unos grillos

que lloran tu desenlace.

¿Qué pasó,

batallador de los tiempos?...

Seguramente Dios

allá en el cielo,

quiere que habites

en su reino

y vuelvas a la vida,

para que unos ángeles

abriguen con rondas

tu esencia

y te pueblen

de verde y de canto,

ese mundo de silencios.