Durante la vigilia, los fieles desafiaron al frío y a una llovizna persistente Durante la vigilia, los fieles desafiaron al frío y a una llovizna persistente
Desde el viernes por la noche comenzaron a instalarse comerciantes de diversos rubros, alentados por la llegada de miles de personas para participar de la fiesta chica del Señor de Mailín, pero no pensaban que tendrían una noche tan fría.
Los actos oficiales en la plaza finalizaron a la medianoche y de inmediato las reuniones se trasladaron hacia las carpas donde funcionaban comedores, y rápidamente la poca gente que había en las calles buscó reparo.
Para empeorar las condiciones, al cada vez más frío viento sur, se le sumó en la madrugada una fina llovizna que acentuó las malas condiciones.
Mientras tanto, alrededor de las cuatro de la mañana comenzaron a llegar al acceso principal de la Villa los peregrinos que caminaban desde Santiago del Estero, y en ese punto estaba previsto el reagrupamiento y un breve descanso, para luego encolumnarse y llegar a las siete todos juntos al santuario.
Pero los planes se alteraron, debido a que los peregrinos no querían enfriarse demasiado, y optaron por seguir caminando, por lo cual la llegada se hizo de a pequeños grupos y a partir de las cinco de la mañana aproximadamente.
En la Villa se organizaron pequeñas fogatas donde los caminantes repusieron energías con calientes desayunos. La primera misa del día se celebró a las siete, y allí se multiplicaron las lágrimas por la emoción de la llegada luego de cuatro días de esforzada caminata.
Luego de la procesión y la misa central comenzó la desconcentración de los peregrinos en todo tipo de vehículos, sin embargo, una gran cantidad de fieles quedaron en Mailín ya que por la siesta se celebraron bautismos, y la fiesta se extendió hasta bien entrada la noche de ayer.








