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EL LIBERAL . Viceversa

Pintarás tu aldea

26/08/2017 22:23 Viceversa
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Pintarás tu aldea Pintarás tu aldea

Lo que parecía un simple

entretenimiento de niño,

cuando su madre lo ponía

“de castigo” ponerse a dibujar

para que no haga travesuras,

se terminó con el tiempo convirtiéndose

en su medio de expresión más

genuina. “Recuerdo que mi madre inconscientemente

me obligaba a dibujar

y ahí es donde descubrí mi gran pasión

por el arte”, confiesa el joven artista

plástico, escultor y muralista Cristian

Benavídez.

En su diario desandar, conoció las

calles de su barrio y de su ciudad con

sus herramientas artísticas en mano,

“porque la calle siempre está transmitiéndote

algo”, reconoce, de esos lugares

elegidos donde despliega su colorido

mensaje y con ello, buscando estimular

una actitud social de análisis, tratando

a su vez de intentar interpretar

los sueños de la gente para luego trasmitir

a su manera el futuro que los santiagueños

queremos.

Antes de crear su obra, indaga su

comunidad y sus costumbres, interactuando

con otros artistas locales, para

finalmente plasmar sus vivencias en

las paredes de su amado Santiago del

Estero. Junto a su compañero de ruta,

Christian Varas Guaraz, Benavídez

cofundó el grupo A-MáS (Agrupación

Muralista de Artistas Santiagueños),

una manera de incentivar la difusión

del muralismo como un medio de arte.

En ese empeño de dar estética a las

paredes, también hay un mensaje que

el espectador debe decodificar, porque

de eso se trata: de socializar temáticas

que forman parte del patrimonio tangible

e intangible tan presentes en los barrios

de nuestra histórica ciudad.

Por eso, sin rodeos, Cristian destaca

que las obras de arte “están hechas para

concientizar y valorar el entorno, la vida,

las cosas, despertar lo emocional…

el pensamiento de la gente. Uno puede

interpretar un problema que afecte a la

sociedad en su conjunto y plasmarla en

un muro…” comenta sobre ese peculiar

modo de transmitir con profundidad

un mensaje que va más allá de un

“simple decorado o embellecimiento de

las paredes”.

¿Qué influencias tempranas

tuviste con al arte en general?

-Mi inicio en el mundo de las artes

plásticas ocurrió cuando era niño, pero

no comprendía lo que en verdad significaba

este maravilloso mundo que iba

descubriendo, y que comenzó como un

entretenimiento de distracción. Apenas

tenía una hoja y un lápiz en mano y me

ponía a dibujar. Mis influencias tempranas

fueron con las revistas, libros o

diccionarios, donde encontraba dibujos

de grandes artistas como Miguel ángel,

Leonardo da Vinci, Salvador Dalí, Pablo

Picasso, que sin saberlo eran los grandes

genios del arte.

¿El santiagueño consume artes

plásticas? ¿Por dónde pasa su interés

por este gusto artístico?

-El santiagueño no consume arte o

quizás, muy poco. Creo que no se valoriza

a los artistas, no sólo de la plástica

sino de todas las ramas, y eso que hay

muchísimos grandes artistas, pero los

gustos de las personas son subjetivos.

De todas formas, lo bueno y lo positivo

es que siempre se va renovando en

todas las ramas del arte. Creo que hay

mucho por hacer, Santiago del Estero

es poseedora de una cultura milenaria,

y una de las pocas provincias que tiene

una identidad muy fuerte en muchos

aspectos, tanto desde la música, como

la poesía, la danza, así como también lo

fue desde las artes plásticas el grupo “La

Urpila”, y grandes referentes de la cultura

santiagueña como Mario Martínez,

Ricardo Touriño, Alejandro Díaz, Juan

Bejarano, Carlos Villavicencio, Rodolfo

Soria, Omar Mancilla, Rafael Touriño,

Lito Garay, Alicia Vidal, Luis Garay, por

mencionar algunos.

¿Cómo ves la inserción de las

plásticas y el dibujo en otros terrenos

del arte?

-El arte es un círculo que siempre

está ligado a otras ramas, así como

los poetas con los músicos, los bailarines

con la música, y la plástica ahora

con los poetas, músicos y bailarines,

ya sea mediante intervenciones audiovisuales,

ya que hay grupos que se están

dedicando a esas ramas, como lo son

el grupo “Los Tripulantes”, por nombrar

algunos, escenografías que vengo

realizando con muchos músicos como

el “Duende” Garnica, Claudio Acosta,

Juan Saavedra, y en las danzas interviniendo

en sus vestimentas, pintando

rostros como lo sería en un tiempo

el llamado bodypainting, y mucho antes

haciendo impresión de remeras para

Franco Ramírez (músico).

¿Te sientes más identificado

con el muralismo?

-Yo también me hago esa pregunta

siempre… sólo sé que soy un trabajador

del arte. En un tiempo, las pinturas de

caballete ya me limitaban mucho, por

eso comencé a realizar mi primer mural

en mi barrio Ejército Argentino, donde

nací y me crié. Antes me fui a Buenos

Aires con mi colega Sergio Jiménez, a

trabajar con un artista plástico Marino

Santamaría, que tenía un proyecto en

la calle Lanín en Capital Federal (Buenos

Aires), proyecto que se basaba en

la realización de murales con la técnica

de venecitas o azulejos cortados armando

rompecabezas, una idea que lo había

realizado hace muchísimos años el gran

artista (Antoni) Gaudí en España, y eso

me sirvió como desafío para ir entrando

mucho más y con la seriedad que se

merece hacer un trabajo de muralismo.

En mis tiempos libres en Buenos Aires,

nos íbamos a conocer La Boca, Plaza

Lezama, lugares emblemáticos, museos

de arte modernos y contemporáneos,

donde apreciábamos obras como

las de Benito Quinquela Martín, Carlos

Alonso, Lino Spilimbergo, Antonio Berni,

David Alfaro Siqueiros, entre otros.

Ese viaje me llenó el alma y vine “embalado”

a mi lugar para poder realizar mi

primer mural en la calle 5 y 59 del barrio

Ejército Argentino, con la obra titulada

“Todos somos uno”, una temática

sobre derechos humanos y la crisis que

estábamos pasando durante el 2001 en

adelante.

¿Es necesario conocer las técnicas

de la artes plásticas para interpretar

una obra o lo más importante

pasa por lo emocional

siempre?

-La gente por desconocimiento no

sabe leer o interpretar las obras muchas

veces. Uno trata de ser lo más sencillo

para que a simple vista, pueda ser interpretado,

pero lo más importante es que

pase por lo emocional. Si por ejemplo,

una persona pasa frente a un mural y lo

hace detener, es porque le llamó la atención

algo, le causa risa, lágrimas o bien

lo hace pensar o simplemente le provoca

rechazo o lo que fuese. Todo pasa por

lo subjetivo más allá de la técnica, los

colores o formas que utilice.

¿Percibes que hay un nuevo

despertar en las generaciones actuales

de artistas santiagueños

con el muralismo?

-Creo que hay un gran despertar en

la rama del muralismo. Hay muchos colegas

que tienen un gran talento, como

mi compañero Christian “buitre” Varas

Guaraz, con el cual formamos un grupo

que llevamos a cabo, y lo dimos a denominar

A-MáS (Agrupación Muralista

Artistas Santiagueños) y también

con Wilfredo Moreno, Matías Soria, José

Collado, Sergio Herrera, Juan López,

por nombrar a algunos que se dedican

mucho en la materia. Espero que

sigan creciendo y se tome en serio esta

rama del arte que es el muralismo. Las

artes plásticas representan una gran herramienta,

porque una imagen dice más

que mil palabras. En estos difíciles momentos,

el muralismo tiene un gran auge

como grito popular, donde el objetivo

principal es contar y no ser indiferente a

las problemáticas de la sociedad, lo que

pasa en una ciudad, el país y el mundo

entero. Si el muralismo no cumple esa

función, es simplemente un decorado

o un embellecimiento de las paredes.

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