El Príncipe de este mundo es echado fuera El Príncipe de este mundo es echado fuera
Los escribas que habían
venido de Jerusalén decían:
“Está poseído por Belzebul y
expulsa a los demonios por el
poder del Príncipe de los Demonios”.
Jesús los llamó y por medio
de comparaciones les explicó:
“¿Cómo Satanás va a expulsar
a Satanás?”
Un reino donde hay luchas
internas no puede subsistir.
Y una familia dividida tampoco
puede subsistir.
Por lo tanto, si Satanás se
dividió, levantándose contra sí
mismo, ya no puede subsistir,
sino que ha llegado a su fin.
Pero nadie puede entrar en
la casa de un hombre fuerte y
saquear sus bienes, si primero
no lo ata. Sólo así podrá saquear
la casa.
Les aseguro que todo será
perdonado a los hombres:
todos los pecados y cualquier
blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra
el Espíritu Santo, no tendrá
perdón jamás: es culpable de
pecado para siempre’.
Jesús dijo esto porque ellos
decían: “Está poseído por un
espíritu impuro”.
Comentario
Los milagros de Cristo
eran para manifestar su
divinidad; ahora bien, ésta
debía permanecer oculta
a los demonios, de no ser
así hubiera impedido el misterio
de la Pasión: “Si lo hubiesen
conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor
de la gloria” (1C 2,8). Parece,
pues, que Cristo no debía
hacer milagros sobre los
demonios... Sin embargo, el
profeta Zacarías había predicho
estos prodigios, diciendo:
“Quitaré del país al
espíritu impuro” (Za 13,2).
En efecto, los milagros de
Cristo eran pruebas en favor
de la fe que él mismo enseñaba.
Ahora bien, por el poder
de su divinidad ¿no debía
él abolir en los hombres
que creerían en él el poder
de los demonios, según la
palabra de san Juan: “¿Ahora
el Príncipe de este mundo
es echado fuera?” (Jn 12,31).
Convenía, pues, que en
otros milagros, Cristo liberara
de los demonios a los
hombres que estaban poseídos
por élà Por otra parte,
escribe san Agustín, “Cristo
se dejó conocer por los
demonios cuando lo quiso,
y lo quiso cuando fue necesario...
para ciertos efectos
materiales de su poder”.
Viendo sus milagros, el
demonio llegó a creer, por
conjeturas, que Cristo era
el Hijo de Dios: “Los demonios
sabían que era el Hijo
de Dios” dice san Lucas.
Si confesaban que era el Hijo
de Dios “era por conjetura
más que por certeza real”
señala san Beda.
En cuanto a los milagros
que Cristo realizó expulsando
demonios, no los hizo para
su utilidad, sino con el fin
de que los hombres dieran
gloria a Dios. Por eso no dejaba
que los demonios hablaran
de lo que concierne
a su alabanza. San Juan Crisóstomo
hace esta observación:
“No era conveniente
que los demonios se atribuyeran
la gloria del papel
de los apóstoles, ni que una
lengua mentirosa predicara
el misterio de Cristo”.





