A 30 años de la muerte de Alicia Muñiz a manos de Carlos Monzón A 30 años de la muerte de Alicia Muñiz a manos de Carlos Monzón
De esa mañana soleada del domingo 14 de febrero de 1988 que conmocionó a la Argentina e impactó al mundo se cumplen hoy 30 años.
La causa fue caratulada como "homicidio simple" porque entonces no existía la figura del femicidio, pero el asesinato de Alicia Muñiz a manos del ex campeón del mundo, Carlos Monzón, fue determinante para la apertura de comisarías de la mujer en la Provincia de Buenos Aires.
Lo que ocurrió entre el sábado 13 y el domingo 14 de febrero de 1988 no podrá contarse jamás de manera fiel. La cantidad de personas que rodearon las horas previas y posteriores al crimen contaminan la veracidad de los detalles de la historia.
"Fue un accidente. Ella vino corriendo y se arrojó al vacío", dijo el campeón, pero su versión fue desmentida por la causa, que pudo acreditar que Muñiz, al momento de caer desde el balcón de la casa que ocupaban en la ciudad de Mar del Plata, ella ya estaba muerta. él la había estrangulado; y en un intento de disimular su accionar, se terminó arrojando sobre ella para aparentar un accidente.
Monzón creyó que no había testigos, pero los gritos de Alicia llamaron la atención de quien posteriormente se convertiría en el célebre Rafael "el Cartonero" Báez.
El hombre vio todo lo que pasó esa trágica noche y luego atestiguó en el juicio contra Monzón. Dijo que el boxeador tomó a Alicia Muñiz del cuello y luego, cuando ella se desmayó, la arrolló desde el balcón "como una bolsa de papas".
Agregó que el boxeador se cambió el pantalón que tenía puesto por uno de pijama y saltó desde el primer piso para caer junto al cuerpo de su mujer ya muerta.
Era el 14 de febrero de 1988. Monzón y Muñiz llevaban seis años de casados y los mismos como padres de Maximiliano, el único hijo de la pareja, quien al momento del asesinato de su madre se encontraba durmiendo en la casa de la calle Pedro Zanni junto al hijo del ya fallecido actor Adrián "Facha" Martel, dueño del inmueble.
Aquella noche habían salido, él consumió gran cantidad de champagne, se fueron a las tres de la madrugada del Club Peñarol en un taxi, hubo una discusión… Y al final, el brutal accionar de un hombre que "solucionaba" sus problemas a los golpes, con salvajismo, creyendo que su calidad deportiva lo volvía intocable.
En julio de 1989 el tribunal que lo juzgó (dos hombres y una mujer) consideró que el delito de homicidio simple estaba probado y lo condenaron a 11 años de prisión y el pago de una indemnización de 5 mil dólares.








