Héctor José Cámpora, el presidente más nombrado y bastante poco conocido (II) Héctor José Cámpora, el presidente más nombrado y bastante poco conocido (II)
EXILIO Y RESURRECCIóN
POLíTICA
Cámpora se reencontró con su esposa en Chile y
permanecieron allí hasta la extinción de las causas judiciales
en su contra. Retornaron a San Andrés de Giles,
donde volvió al ejercicio de su profesión. Su vida
cambiará radicalmente cuando en 1971 Juan Perón lo
elige, desde Madrid, como su delegado personal. Su
actuación contribuyó al proceso que terminó con la
proscripción del peronismo y su candidatura a la presidencia.
Allí, descubrió por primera vez su popularidad
y sobre todo, la facilidad de su verba para complacer
al auditorio. Quizá sin pensarlo se fue convirtiendo
en la expresión política de los sectores de la izquierda
peronista, que lo bautizaron “Tío”. Su discurso fue adquiriendo
un lenguaje revolucionario, totalmente extraño
a sus antecedentes. El lema de la campaña electoral
fue “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.
PRESIDENTE DE LA
REPúBLICA
El 11 de marzo de 1973 se realizan las elecciones nacionales
y el Frejuli obtiene el 49% de los votos, que
no le alcanza para superar el balotaje. Pero el retiro de
la fórmula de la UCR, Balbín – Gamond,
permitió la consagración
de Héctor José Cámpora
y Vicente Solano Lima
al frente de la administración
nacional. El
25 de mayo Cámpora
asumió la presidencia,
bajo la mirada de
los presidentes Salvador
Allende de Chile y Osvaldo Dorticós de Cuba. Este
apoyo internacional alarmó a los sectores militares y
económicos del país, precipitando además el enfrentamiento
entre los diversos grupos que formaban el movimiento
peronista. Es, hasta hoy, el único odontólogo
que llegó a la presidencia de la República Argentina.
En Santiago del Estero, era elegido por segunda vez
Carlos Juárez como gobernador. En esos años se realizan
diversas obras públicas en la capital, La Banda
y Las Termas, siendo quizá el máximo logro la creación
de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
Eran tiempos muy convulsos desde la perspectiva
política.
La apertura de las cárceles por la fuerza antes de la sanción
de la ley de amnistía y los enfrentamientos entre sí de
los sectores peronistas por la posesión de las oficinas públicas
causó una pésima impresión sobre la verdadera autoridad
del presidente. El 20 de junio se produce el retorno
del general Juan Perón junto al presidente Cámpora desde
Madrid. En el avión se cuenta que Perón le preguntó la
hora a Cámpora, y éste contestó “La que Ud. diga General”.
Estos hechos acentuaban la impresión de su falta de carácter.
Ese día se produce una brutal batalla entre los sectores
del movimiento peronista, en el marco de la multitudinaria
manifestación en las cercanías de Ezeiza. Desde ese momento,
Perón muestra con claridad su enojo por el manejo
de Cámpora y el 13 de julio se produce su renuncia. Ello
desemboca en la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales,
en las que triunfa la fórmula Juan Perón – María
Estela Martínez de Perón, por más del 60%.
Cámpora es nombrado embajador en México, pero
por su cercanía con los sectores de la izquierda peronista,
en uno de los últimos actos de Perón antes de su
muerte, remueve a Cámpora de su cargo, y en un hecho
insólito, no se le agradecen los servicios prestados.
Nunca había ocurrido algo así en la historia diplomática
argentina.
NUEVO EXILIO Y MUERTE
Producido el golpe de estado del 24 de marzo de
1976, se refugió en la embajada de México en Buenos
Aires, compartiendo su estatus como refugiado con
Juan Manuel Abal Medina (padre), comenzando uno
de los más serios conflictos diplomáticos que tuvo el
gobierno de Videla, que se negó a conceder el pasaporte
a Cámpora, a quien consideraba uno de los responsables
de lo ocurrido entre 1973 y 1976, En este cautiverio,
Cámpora vio deteriorarse su salud hasta que
le diagnosticaron cáncer en la garganta, que no pudo
tratar adecuadamente debido al encierro que padecía.
Ya en la fase terminal de su enfermedad, y luego
de dificultosas negociaciones entre Argentina y México,
obtiene un salvoconducto para viajar al país azteca,
donde se instala en Cuernavaca y muere el 19 de
diciembre de 1980. Once años después sus restos son
traídos a la Argentina, frente a la indiferencia popular
y sobre todo de la clase política, que en escaso número
concurre al funeral que se realiza en el Congreso
Nacional.
Fue sepultado en el cementerio de San Andrés de
Giles, donde una sencilla tumba compartida con su esposa
y su hijo menor, siempre cuenta con flores que
expresan el cariño y el respeto que, más allá de las
consideraciones históricas y políticas, los gilenses tienen
por su más ilustre vecino.








