Sujeto va a juicio por asesinar a cuchilladas a su esposa en presencia del hijo de ambos de 12 años

La jueza de Control y Garantías de Monte Quemado, Valeria Díaz, elevó a juicio la causa de un vecino de El Caburé que el 26 de julio del 2015 asesinó a su esposa apuñalándola en diferentes partes del cuerpo, frente a uno de sus diez hijos.

Así lo resolvió la magistrada, al cerrar la triste historia de María Loto, ultimada por su pareja Gustavo Silva, con quien residía a 60 kilómetros de ‘Monte’.

Silva dijo que actuó "cegado" por los celos hacia un cuñado de la víctima.

Lo cierto es que el día del hecho, arribó a la vivienda y comenzó a endilgarle a Loto, de 34 años, una infidelidad, sin que la mujer pudiera defenderse siquiera.

Terrible recuerdo

"¡Papi no le hagas así!", gritó el mayor de los hijos, de 12 años, pero su padre ya estaba montado sobre la víctima, quien yacía en el piso.

Los gritos alertaron a los vecinos, quienes observaron por la ventana a Silva hiriendo a Loto en el brazo, cuello, tórax y otras partes del cuerpo.

Al verla agonizante, casi sin vida, Silva tomó el mismo cuchillo y se hizo cortes en la zona de los tendones de una pierna.

Sin retorno

Con Loto ya sin vida, actuó la policía y condujo a Silva al Hospital Zonal de Los Pirpintos, pero por la gravedad del cuadro fue derivado al hospital de Sáenz Peña, Chaco, donde la salvaron la vida.

Al parecer, la mujer ya había denunciado a Silva por hechos de violencia y estaban separados. Por ese entonces, Silva había permanecido detenido y la Justicia le había dictado una prohibición de acercamiento, que obviamente viló para matarla. La autopsia confirmó que los cortes en la víctima tenían de 2 a 3 centímetros de ancho por 10 a 12 de profundidad.

Sobreviviente

Silva fue indagado y alojado en el Penal de Varones de Alsina 850.

En forma simultánea, la Justicia había dado intervención a la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) para que le brinde protección a los chiquitos. También, fue necesaria la intervención del Hogar Abrigo en Copo, a fin de brindarles contención psicológica y controles médicos, después del imborrable shock en que quedaron sin mamá.