General Enrique Mosconi: El gran militar del desarrollo de la energía argentina (1ª parte) General Enrique Mosconi: El gran militar del desarrollo de la energía argentina (1ª parte)
argentina de los
años que van desde
1880 a 1930, considerados
los de mayor
desarrollo del
país en los aspectos
sociales, económicos, políticos y educativos,
suele considerar a la expansión de
la agricultura y la ganadería como el eje
de ese proceso de crecimiento y consolidación
nacional, apalancado por la inmigración,
que aportó la mano de obra
necesaria, lo que sumado a la correcta
inserción de la economía argentina en el
mundo, provocó un inédito período de
desarrollo argentino.
Sin embargo, vamos a dedicarnos
hoy a un personaje, cuya sola biografía
es una demostración de que aquella etapa
de la Argentina se debió a una decisión
de todos los factores políticos, que
tuvo por norte la conversión del país en
uno de los más modernos y dinámicos
de su tiempo, y sobre todo con un equilibrio
entre los sectores sociales, lo que
facilitó la ubicación del país entre los líderes
de Sudamérica y fue ejemplo para
el mundo.
La figura ya legendaria del general
Enrique Mosconi es el ejemplo acabado
de la libre participación de las voluntades
individuales en el proceso del desarrollo
argentino que forma parte de
la memoria colectiva y un espejo para el
tratamiento de los temas argentinos.
INFANCIA Y FORMACIóN
Enrique Carlos Alberto Mosconi nace
en la ciudad de Buenos Aires, el 21
de febrero de 1877, en la medianía de la
presidencia fundadora de Nicolás Avellaneda.
Era hijo de un inmigrante italiano
de profesión ingeniero ferroviario,
Enrico, que llega al país contratado
para tender vías en el interior del país,
y de María Juana Canavery, una criolla
de ascendencia irlandesa. Su tío ángel,
hermano de su madre, iba a ser decisivo
en la futura vocación militar de su sobrino,
al que influyó notablemente contándole
sus peripecias como expedicionario
al desierto, bajo el comando de Julio
Argentino Roca. Tuvo cuatro hermanos
y la familia se traslada a Italia por razones
laborales del padre. Al morir la madre
de Enrique, vuelven a la Argentina, y
Enrico vuelve a casarse, esta vez con una
condesa, María Luisa Natti. El recuerdo
del deseo de su madre y la presencia
de su tío militar lo convencieron de entrar
al Colegio Militar de la Nación, decisión
que toma el 26 de mayo de 1891,
luego de terminar la escuela primaria, a
los 14 años.
OFICIAL DEL EJéRCITO
E INGENIERO CIVIL
En 1894 recibe su primer grado militar
como subteniente en el arma de infantería.
Recibe el diploma de honor y es
el primero de su promoción. Su primer
destino fue el Regimiento de Infantería
de Río Cuarto, antigua comandancia de
frontera, donde comienza a redactar un
reglamento para la infantería de campaña,
detallando los procedimientos para
el manejo de los explosivos y las instrucciones
necesarias para la construcción
de puentes. El año 1896 va a ser fundamental
en la carrera de Mosconi, ya que
lo trasladan a Buenos Aires, lo ascienden
al grado superior y comienza a estudiar
ingeniería civil en la Facultad de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de
la Universidad de Buenos Aires, donde
se gradúa siete años después. Es uno de
los protagonistas de ese tiempo notable
en que los militares solían estudiar alguna
carrera universitaria, lo que les daba
roce social y una relación muy activa con
sus colegas civiles y su ambiente.
Con el fin del siglo XIX, le encomiendan
trabajos topográficos en la zona andina
de Mendoza y luego en la Patagonia
para inspeccionar el posible trazado
de ferrocarriles desde el Neuquén, impulsado
por la ley de fomento de los territorios
nacionales N° 5555, escrita por
el perito Francisco Pascacio Moreno y
José María Ramos Mejía. Su trabajo final
en la Universidad proponía la realización
de represas hidráulicas en el lago
Nahuel Huapí y los río Limay y Negro,
con el fin de hacerlos navegables.
En 1903 es trasladado al arma de ingenieros
del Ejército nacional. En 1906 es
enviado a Europa como miembro de una
comisión de profesionales para el estudio
de la energía hidráulica y el gas para
producir electricidad. Permaneció hasta
1909, habiéndose incorporado al ejército
alemán en el regimiento 10 de Westfalia,
cursando paralelamente en la Academia
Militar germana el curso de artillería e ingeniería
militar. Allí nace su ideario industrialista.
A su regreso es jefe del batallón 2
de Ingenieros y vuelven a enviarlo a Francia
y al imperio Austro-Húngaro para asimilar
conocimientos en tendidos telegráficos
y ferroviarios. Regresa al país al estallar
la Gran Guerra. Llega a ser subdirector
general de Arsenales de Guerra del Ejército
en 1915, cargo que ocupa durante toda
la primera guerra mundial, hasta 1918.
Este hecho resalta la estima por sus condiciones,
ya que mantiene el cargo durante
la transición entre los gobiernos conservador
de Victorino de la Plaza y radical de
Hipólito Yrigoyen.
PIONERO DE LA AERONáUTICA
ARGENTINA
En 1920 alcanza la Dirección General
del Servicio de Aeronáutica del Ejército,
siendo un promotor extraordinario del
poder aéreo, basado en la incorporación
de aviones, la preparación de oficiales
pilotos. Desde los inicios de la aviación
militar argentina, junto a Jorge Newbery
y Aarón de Anchorena, fue promotor de
la primera escuadrilla aérea, la Escuela
de Aviación y la primera base aérea, todo
con sede en El Palomar, en las afueras de
Buenos Aires. En 1970 fue reconocido
como “Precursor de la Aeronáutica Argentina”
por medio de una ley nacional.
Sus ideas respecto de una aviación moderna
influyen en la creación en 1927 de
la Fábrica Militar de Aviones, en Córdoba,
la primera en toda Sudamérica.
Su conocimiento del mundo de la
aviación lo puso en contacto con una situación
grave que influyó notablemente
en sus ideas sobre el petróleo. En tiempos
de la primera guerra mundial, Mosconi
estaba a cargo de la instrucción de
los aspirantes a piloto, y las petroleras
extranjeras, que eran las únicas que podían
suministrar nafta para aviones, se
negaron a hacerlo, incluso a cualquier
precio, por las condiciones del mercado.
Allí Mosconi relacionó para siempre la
disposición de combustible con la defensa
de la soberanía, ya que de no contar
con los derivados del petróleo, no se podía
mover la flota de guerra, no podían
volar los aviones de combate y no podía
movilizarse ninguna tropa del ejército.
Esto llevó a Mosconi a defender la necesidad
de contar con una empresa petrolera
estatal, y además alimentó su enfrentamiento
con las petroleras no argentinas.
Del Servicio Aéreo fue transferido
por el presidente Marcelo Torcuato
de Alvear a la Dirección General de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales, por entonces
dependiente del Ministerio de Agricultura.
DIRECTOR GENERAL DE
YACIMIENTOS PETROLÌFEROS
FISCALES
El presidente Hipólito Yrigoyen, en
línea con las ideas de los gobiernos conservadores,
que sostenían la propiedad
estatal de los yacimientos de petróleo,
crea la Dirección Nacional de YPF hacia
fines de su primer gobierno, el 3 de junio
de 1922. Siendo Mosconi el candidato
más indicado por su preparación profesional,
sin embargo se demora el nombramiento
del director por la desconfianza
visceral que Yrigoyen tenía por los
militares que no adherían abiertamente
a su partido. Es por esa razón que el
general Mosconi llega al puesto recién el
16 de octubre de ese año, en una de las
primeras decisiones que toma Alvear,
que también nombra a otro “general
ingeniero civil” en su gobierno:
el ministro de guerra Agustín Pedro
Justo, con quien Mosconi no se llevaba
nada bien.








