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EL LIBERAL . Santiago

General Enrique Mosconi: El gran militar del desarrollo de la energía argentina (1ª parte)

23/03/2019 23:28 Santiago
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General Enrique Mosconi: El gran militar del desarrollo de la energía argentina (1ª parte) General Enrique Mosconi: El gran militar del desarrollo de la energía argentina (1ª parte)

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADOEl relato de la historia

argentina de los

años que van desde

1880 a 1930, considerados

los de mayor

desarrollo del

país en los aspectos

sociales, económicos, políticos y educativos,

suele considerar a la expansión de

la agricultura y la ganadería como el eje

de ese proceso de crecimiento y consolidación

nacional, apalancado por la inmigración,

que aportó la mano de obra

necesaria, lo que sumado a la correcta

inserción de la economía argentina en el

mundo, provocó un inédito período de

desarrollo argentino.

Sin embargo, vamos a dedicarnos

hoy a un personaje, cuya sola biografía

es una demostración de que aquella etapa

de la Argentina se debió a una decisión

de todos los factores políticos, que

tuvo por norte la conversión del país en

uno de los más modernos y dinámicos

de su tiempo, y sobre todo con un equilibrio

entre los sectores sociales, lo que

facilitó la ubicación del país entre los líderes

de Sudamérica y fue ejemplo para

el mundo.

La figura ya legendaria del general

Enrique Mosconi es el ejemplo acabado

de la libre participación de las voluntades

individuales en el proceso del desarrollo

argentino que forma parte de

la memoria colectiva y un espejo para el

tratamiento de los temas argentinos.

INFANCIA Y FORMACIóN

Enrique Carlos Alberto Mosconi nace

en la ciudad de Buenos Aires, el 21

de febrero de 1877, en la medianía de la

presidencia fundadora de Nicolás Avellaneda.

Era hijo de un inmigrante italiano

de profesión ingeniero ferroviario,

Enrico, que llega al país contratado

para tender vías en el interior del país,

y de María Juana Canavery, una criolla

de ascendencia irlandesa. Su tío ángel,

hermano de su madre, iba a ser decisivo

en la futura vocación militar de su sobrino,

al que influyó notablemente contándole

sus peripecias como expedicionario

al desierto, bajo el comando de Julio

Argentino Roca. Tuvo cuatro hermanos

y la familia se traslada a Italia por razones

laborales del padre. Al morir la madre

de Enrique, vuelven a la Argentina, y

Enrico vuelve a casarse, esta vez con una

condesa, María Luisa Natti. El recuerdo

del deseo de su madre y la presencia

de su tío militar lo convencieron de entrar

al Colegio Militar de la Nación, decisión

que toma el 26 de mayo de 1891,

luego de terminar la escuela primaria, a

los 14 años.

OFICIAL DEL EJéRCITO

E INGENIERO CIVIL

En 1894 recibe su primer grado militar

como subteniente en el arma de infantería.

Recibe el diploma de honor y es

el primero de su promoción. Su primer

destino fue el Regimiento de Infantería

de Río Cuarto, antigua comandancia de

frontera, donde comienza a redactar un

reglamento para la infantería de campaña,

detallando los procedimientos para

el manejo de los explosivos y las instrucciones

necesarias para la construcción

de puentes. El año 1896 va a ser fundamental

en la carrera de Mosconi, ya que

lo trasladan a Buenos Aires, lo ascienden

al grado superior y comienza a estudiar

ingeniería civil en la Facultad de

Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de

la Universidad de Buenos Aires, donde

se gradúa siete años después. Es uno de

los protagonistas de ese tiempo notable

en que los militares solían estudiar alguna

carrera universitaria, lo que les daba

roce social y una relación muy activa con

sus colegas civiles y su ambiente.

Con el fin del siglo XIX, le encomiendan

trabajos topográficos en la zona andina

de Mendoza y luego en la Patagonia

para inspeccionar el posible trazado

de ferrocarriles desde el Neuquén, impulsado

por la ley de fomento de los territorios

nacionales N° 5555, escrita por

el perito Francisco Pascacio Moreno y

José María Ramos Mejía. Su trabajo final

en la Universidad proponía la realización

de represas hidráulicas en el lago

Nahuel Huapí y los río Limay y Negro,

con el fin de hacerlos navegables.

En 1903 es trasladado al arma de ingenieros

del Ejército nacional. En 1906 es

enviado a Europa como miembro de una

comisión de profesionales para el estudio

de la energía hidráulica y el gas para

producir electricidad. Permaneció hasta

1909, habiéndose incorporado al ejército

alemán en el regimiento 10 de Westfalia,

cursando paralelamente en la Academia

Militar germana el curso de artillería e ingeniería

militar. Allí nace su ideario industrialista.

A su regreso es jefe del batallón 2

de Ingenieros y vuelven a enviarlo a Francia

y al imperio Austro-Húngaro para asimilar

conocimientos en tendidos telegráficos

y ferroviarios. Regresa al país al estallar

la Gran Guerra. Llega a ser subdirector

general de Arsenales de Guerra del Ejército

en 1915, cargo que ocupa durante toda

la primera guerra mundial, hasta 1918.

Este hecho resalta la estima por sus condiciones,

ya que mantiene el cargo durante

la transición entre los gobiernos conservador

de Victorino de la Plaza y radical de

Hipólito Yrigoyen.

PIONERO DE LA AERONáUTICA

ARGENTINA

En 1920 alcanza la Dirección General

del Servicio de Aeronáutica del Ejército,

siendo un promotor extraordinario del

poder aéreo, basado en la incorporación

de aviones, la preparación de oficiales

pilotos. Desde los inicios de la aviación

militar argentina, junto a Jorge Newbery

y Aarón de Anchorena, fue promotor de

la primera escuadrilla aérea, la Escuela

de Aviación y la primera base aérea, todo

con sede en El Palomar, en las afueras de

Buenos Aires. En 1970 fue reconocido

como “Precursor de la Aeronáutica Argentina”

por medio de una ley nacional.

Sus ideas respecto de una aviación moderna

influyen en la creación en 1927 de

la Fábrica Militar de Aviones, en Córdoba,

la primera en toda Sudamérica.

Su conocimiento del mundo de la

aviación lo puso en contacto con una situación

grave que influyó notablemente

en sus ideas sobre el petróleo. En tiempos

de la primera guerra mundial, Mosconi

estaba a cargo de la instrucción de

los aspirantes a piloto, y las petroleras

extranjeras, que eran las únicas que podían

suministrar nafta para aviones, se

negaron a hacerlo, incluso a cualquier

precio, por las condiciones del mercado.

Allí Mosconi relacionó para siempre la

disposición de combustible con la defensa

de la soberanía, ya que de no contar

con los derivados del petróleo, no se podía

mover la flota de guerra, no podían

volar los aviones de combate y no podía

movilizarse ninguna tropa del ejército.

Esto llevó a Mosconi a defender la necesidad

de contar con una empresa petrolera

estatal, y además alimentó su enfrentamiento

con las petroleras no argentinas.

Del Servicio Aéreo fue transferido

por el presidente Marcelo Torcuato

de Alvear a la Dirección General de Yacimientos

Petrolíferos Fiscales, por entonces

dependiente del Ministerio de Agricultura.

DIRECTOR GENERAL DE

YACIMIENTOS PETROLÌFEROS

FISCALES

El presidente Hipólito Yrigoyen, en

línea con las ideas de los gobiernos conservadores,

que sostenían la propiedad

estatal de los yacimientos de petróleo,

crea la Dirección Nacional de YPF hacia

fines de su primer gobierno, el 3 de junio

de 1922. Siendo Mosconi el candidato

más indicado por su preparación profesional,

sin embargo se demora el nombramiento

del director por la desconfianza

visceral que Yrigoyen tenía por los

militares que no adherían abiertamente

a su partido. Es por esa razón que el

general Mosconi llega al puesto recién el

16 de octubre de ese año, en una de las

primeras decisiones que toma Alvear,

que también nombra a otro “general

ingeniero civil” en su gobierno:

el ministro de guerra Agustín Pedro

Justo, con quien Mosconi no se llevaba

nada bien.

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