¿Qué es la conducta prosocial? ¿Qué es la conducta prosocial?
Aunque no existe una definición universal del concepto de conducta prosocial, hay un elevado consenso en definirlo como un repertorio de comportamientos de carácter social y positivo. Debido a las diferencias de criterio sobre si incluir el factor motivacional en la definición, los autores consideran que existen dos tipos de conductas sociales positivas; las conductas que reportan un beneficio para ambas partes implicadas y las conductas que sólo benefician a una de las partes. Una propuesta de definición que integra tanto la vertiente comportamental como la motivacional, afirma que toda conducta social positiva se efectúa para beneficiar a otro en presencia (o no) de motivación altruista, como por ejemplo dar, ayudar, cooperar, compartir, consolar, etc. Por su parte, Strayer propone una clasificación de cuatro tipos de actividades para clarificar el fenómeno de la conducta prosocial:
Actividades de dar, compartir, intercambiar o cambiar objetos con otros individuos.
* Actividades cooperativas.
* Tareas y juegos de ayuda.
* Actividades empáticas hacia el otro.
Atendiendo a esta propuesta, en la conducta prosocial el beneficio recae en la otra persona, mientras que en la conducta cooperativa ambas partes se coordinan para obtener un beneficio mutuo. Ahora bien, determinar cuánto gana cada una de las partes es en sí un reto para la psicología y las ciencias del comportamiento en general. A fin de cuentas, la voluntad de ayudar a alguien y la satisfacción de haberlo hecho son en sí factores que nos hablan de una recompensa para el individuo altruista. En el ámbito de la Psicología, también se ha entendido la deseabilidad social como una variable de confusión en la realización de pruebas psicométricas (cuestionarios, test, por ejemplo), consistente en el moldeamiento de las respuestas que ofrece el evaluando con el objeto de adoptar una posición congruente con las normas o valores imperantes. Este sesgo particular sería, por lo tanto, una de las consecuencias del deseo de aceptación. A lo largo del texto han podido comprobarse los beneficios obtenidos en el estado psicológico personal cuando se potencia el aprendizaje de la conducta prosocial durante la etapa de desarrollo. Estas competencias son fundamentales, ya que ayudan a conectar con el resto de la sociedad y beneficiarse de las ventajas que comporta ser un miembro activo de ella. Así, las ventajas no sólo repercuten optimizando el estado emocional del individuo sino que el comportamiento cooperativo se asocia a una mayor competencia académica, donde se facilita la asunción de capacidades cognitivas como el razonamiento y el dominio del conocimiento instrumental abordado durante la época escolar. Podría decirse por tanto, que el fomento de la conducta prosocial deviene un gran factor protector psicológico para el sujeto en el futuro, haciéndolo individual y socialmente más competente, a medida que tiene lugar su maduración hacia la edad adulta. Aunque parezca paradójico, crecer, madurar y ganar autonomía pasa por saber cómo encajar con el resto y gozar de su protección en algunos aspectos.
En qué ámbitos se manifiesta
La deseabilidad social tiene un impacto profundo en numerosos ámbitos de la vida. En esta sección describiremos únicamente algunos de ellos, aunque puede hacerse extensible a muchos otros.
1. Relaciones de pareja
Las primeras etapas de una relación de pareja tienen el propósito de mostrar a la otra persona todas aquellas características propias que, en función de los estrechos márgenes de las expectativas sociales, consideramos que revisten un mayor atractivo interpersonal. Así, se aprecia una tendencia a remarcar todo lo positivo (como los logros alcanzados en la vida y los rasgos de personalidad más deseables), obviando lo que pudiera generar resistencia en los intercambios de la seducción. A medida que la relación avanza y el vínculo adquiere mayor fortaleza, tiende a afianzarse un compromiso de continuidad que diluye el temor al rechazo. Es en este momento cuando la deseabilidad social se debilita, mostrándose los aspectos más cuestionables de lo que uno mismo cree ser. Puede ser la fase en la que se produzca una mayor conexión emocional, sustentada sobre una comunicación más auténtica.
2. Conducta prosocial
Se entiende por conducta prosocial toda actividad deliberada que persigue, como una consecuencia directa, la producción de algún bien para grupos o individuos en situación de vulnerabilidad. Como resultado de estos actos se recibe una contraprestación, pudiendo ser de naturaleza económica (retribución salarial) o social (prestigio, consideración o alivio de emociones difíciles como la culpabilidad o el hastío). Este concepto se diferencia del altruismo por el detalle de que, en este último caso, no se asocian beneficios de ningún tipo para la persona que desarrolla la conducta de ayuda (ni pecuniarios ni de otra naturaleza). El impacto de la deseabilidad social es de tal magnitud que muchos autores sugieren que el altruismo como tal no sería posible, pues toda conducta desinteresada escondería el acicate (estímulo positivo que mueve a una persona a realizar una acción o a actuar de determinada manera), de buscar una imagen personal deseable y aceptada por el entorno.
3. Rechazo de grupos sociales
La práctica de la totalidad de las sociedades han condenado al ostracismo a otros grupos de personas por considerarlas indignas de valor, fomentándose este juicio discriminatorio sobre rigores culturales y/o religiosos. Un ejemplo descriptivo del fenómeno serían los intocables de la India, un colectivo sometido al rechazo explícito de su comunidad con base en la atribución de características particulares que se oponen a lo deseable.
4. Conformismo
Existen numerosas evidencias de que las personas pueden verse tentadas a responder a una pregunta considerando con anterioridad el grado de consenso que su propio grupo de referencia tiene sobre las posibles respuestas a la misma, sobre todo cuando el entorno es ambiguo y existe proximidad física. De este modo, aumentaría la probabilidad de actuar equivocadamente, únicamente por el hecho de que se trata de lo más común. El fenómeno ha sido estudiado mediante situaciones de investigación diseñadas a tal efecto, siendo la que sigue un ejemplo clásico; se ubica en una misma mesa a un grupo de personas, de las cuales todas ellas (excepto una) colaboran con el experimentador. Se les muestra una línea recta de longitud media, y seguidamente se les hace elegir entre tres posibles opciones (líneas de distinta longitud) cuál se asemejaría más a la originalmente enseñada. El sujeto evaluado respondería al final, cuando el resto hubieran señalado consensuadamente una de las opciones erróneas. En un porcentaje amplio, este acabaría decantándose por la misma línea y equivocándose.
5. Sesgos psicométricos
La deseabilidad social influye en las respuestas que emite una persona cuando es interpelada en el curso de una evaluación psicológica formal. Existen múltiples estudios que exploran este fenómeno y lo relacionan con sesgos asociados al factor humano, y para los que se crean estrategias específicas dirigidas a su adecuado control. l








