Una novela policial con eje en el narcotráfico y en las vueltas del destino Una novela policial con eje en el narcotráfico y en las vueltas del destino
el próximo jueves 31 de octubre
su última novela, “El otro gemelo”.
La misma será analizada por
el Dr. Guillermo Ruiz Alvelda, el
Dr. Alberto Tasso y la Prof. Norma
Sayago. Este evento se desarrollará
en la Casa de la Cultura “Argañaraz
Alcorta” de nuestra ciudad.
Al respecto de esta obra, Hugo
Rodríguez expresa: “La idea primigenia
para esta novela era abordar
una temática policial que tuviera
como eje el narcotráfico. Todo
pasa por el crecimiento formidable
del consumo de la droga y,
desde luego, se concatena con las
causas que determinan el incremento
en tiempos de crisis de la
familia, cuyos efectos más visibles
son el deterioro de los valores y
el crecimiento delictivo, especialmente
en los más jóvenes.
“A partir de allí la novela policial
se fue transformando y gradualmente
tuvo un enfoque diferente,
especialmente por la gravitación
que tiene el tema de la relativización
de los valores. La problemática
familiar tuvo un relieve
diferente, fue más abarcativa. En
realidad, se trata de temas complejos
que distan mucho del viejo
esquema: papa, mamá, hijos o
de circunscribir el problema de la
droga al consumo en forma casi
excluyente”.
El cambio en los
valores sociales
Al hablar de la sociedad en que
vivimos, Rodríguez explica: “El
fuerte cambio en el mundo durante
los dos últimos siglos es impactante.
Algo mucho más complejo y
profundo en el plano social, político,
militar, religioso, legal, medicinal,
etc.
En el plano familiar, algunos
pueden detenerse en el divorcio,
en la ausencia creciente de vínculos
formales que determinan la
fragilidad de la convivencia, en los
conflictos que provoca la convergencia
de orígenes diferentes para
la formación de los hijos por la
diferencia de protagonismos de los
mismos padres, en la parte traumática
por la ausencia de lazos
afectivos y sus efectos como la falta
de sensación de pertenencia, de
protección, de seguridad, de ternura
que se explica en una familia.
Lo que sí resulta paradójico,
cuando se analiza el tema en forma
global, es la vinculación con
otros aspectos en los que se ha
evolucionado a través del tiempo
y su incidencia en las vigencias de
nuevos valores como la libertad,
el respeto por los derechos humanos,
la salud, en el formidable
cambio del rol de la mujer, no solo
en lo intelectual como en lo social,
en el crecimiento en materia
de conocimiento.
El rol de la mujer
y el individualismo
Entre la larga lista de facetas
cuyo cambio es significativo actualmente,
pero cuyo desarrollado
trajo aparejado una involución,
Rodríguez marca como ejemplo
“el rol de la mujer hasta no hace
mucho fue algo secundario, pero
en la actualidad determina un
protagonismo notable. Pero también
sería un error no advertir la
incidencia en el ámbito familiar,
en la crisis de parejas, en la transmisión
de valores, en la autoestima
de los hijos. Todo esto nos
obliga a un replanteo de roles del
que aún no terminamos de acomodarnos.
En este plano estoy demasiado
lejos de un juicio de valor,
simplemente remarco una
realidad”.
“Otro aspecto determinante
es el crecimiento del egocentrismo
en desmedro del alterocentrismo.
Pareciera existir una corriente
fuertemente individualista que va
diluyendo la noción del tú, del nosotros
y, por ende, al fundamento
del amor relacionante”.
El argumento
Al hablar sobre lo que trata su
novela, Hugo Rodríguez dijo: “He
intentado reflejar un esquema no
convencional que le permita al
lector una mirada sutil, que vaya
más allá de lo aparente. Una pareja
de abogados tiene un accidente
cerca de Las Termas. Ella está
embarazada. Rompe bolsa y al llegar
a la cirugía descubren que son
gemelos. La partera que la atiende
decide asumir el rol de Dios y
sin que sepa nadie, entrega uno de
ellos a un matrimonio mayor amigo.
él es policía.
Mi idea era plantear una fantasía
donde seres de un mismo
vientre asumen caminos diferentes,
radicalmente distintos a partir
de las circunstancias e influencias,
radicalmente distintos a partir de
las circunstancias e influencias
que transmitimos los padres y la
sociedad, la educación, los pequeños
y formidables gestos de ternura,
de protección, de pertenencia,
que cada día entregamos o negamos
a nuestros hijos.
Aquí están marcados dos caminos
extremos, por causas muy
definidas, pero incluso con nuestros
propios hijos se producen disparidades
en sus conductas que
son el resultado de formaciones
diferentes por tiempos y circunstancias
distintas.
Poco más de cuarenta años
después se produce en Santiago
un enfrentamiento entre dos
bandas de narcotraficantes. Una
de ellas, la rosarina produce una
matanza en otra que intentaba
ocupar nuevos espacios de venta
en un barrio, para luego intentar
escapar. La rápida acción de
la policía los persigue y cierra su
paso en la cercanía de Fernández.
Allí se da el enfrentamiento
final. Cuando el jefe del operativo
ve el cadáver del narco descubre
que su rostro es idéntico al
de su amigo subcomisario de la
Policía Federal. Cuando lo llama
por celular, escucha su voz balbuceante,
atravesada por el dolor
y la angustia. Le pregunta
dónde está. El federal le responde
que en su oficina y que estaba
sintiendo síntomas como si
hubiese sido baleado, que apenas
podía respirar y no entendía
nada.
Apelando a la prudencia, el
amigo le pide que se llegue a la
morgue para reconocer un cadáver.
Cuando lo hace, su sorpresa
es mayúscula, pero también, como
policía, un signo de interrogación
para resolver su propia
identidad”.