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A 50 años de una experiencia fallida: LA PRESIDENCIA DE HÉCTOR J. CÁMPORA

05/08/2023 21:01 Viceversa
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A 50 años de una experiencia fallida: LA PRESIDENCIA DE HÉCTOR J. CÁMPORA A 50 años de una experiencia fallida: LA PRESIDENCIA DE HÉCTOR J. CÁMPORA

Por Eduardo Lazzari - Historiador

Hace exactamente cincuenta años, la vida política argentina giraba alrededor de la figura de Juan Domingo Perón, quien luego de dieciocho años de exilio en Paraguay, República Dominicana, Venezuela, Panamá y España, había regresado en forma definitiva al país y se encaminaba a convertirse en el único ciudadano argentino que detentaría la primera magistratura en tres ocasiones. El contexto general no era alentador, sobre todo por el grado de violencia que las organizaciones insurreccionales provocaban en el país.

El cuadro de situación en que estaba sumergida la Argentina determinó el fracaso del gobierno de Héctor José Cámpora, un intento de delegación del poder que se frustró por la incapacidad del presidente. Su elección como candidato por parte de Perón hizo presumir una adhesión a los planes del líder justicialista por parte de quien había sido su delegado en el período inmediato anterior, pero esto quedó descartado por las decisiones tomadas por Cámpora en su gestión.

La profundización de la crisis política, manifestada por la tensión existente entre sectores del peronismo, sobre todo el enfrentamiento entre el sindicalismo tradicional y los Montoneros; la incapacidad del gobierno para frenar la escalada violenta contra las instituciones; las dificultades del ministro de Economía José Ber Gelbard para estabilizar la economía; y sobre todo el giro hacia la izquierda del propio presidente, apoyando a sus ministros del Interior Esteban Righi y de Relaciones Exteriores Juan Carlos Puig, respecto de lo esperado por Perón, llevaron a un desmadre de la situación general que culminó con la renuncia de Cámpora, su vicepresidente Vicente Solano Lima, Righi y Puig. Provisoriamente, y hasta la celebración de nuevas elecciones para completar el mandato interrumpido, asumió el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, como responsable del Poder Ejecutivo.

Es curioso que en estos últimos veinte años, un sector de la vida política partidaria de la Argentina le haya dado a Cámpora una gran presencia simbólica, a través de una agrupación que alcanzó cargos públicos y relevancia notable. Por eso, vale analizar la biografía de aquel fugaz presidente argentino, cuya vida pública depara la sorpresa de encontrar una historia alejada de la imagen mítica del hombre real que estuvo cerca del poder y lo ejerció por poco tiempo: el más corto de un presidente constitucional elegido por el pueblo.

INFANCIA, FAMILIA Y PROFESIóN

Cámpora nació el 26 de marzo de 1909 en la ciudad bonaerense de Mercedes. Era el séptimo hijo de Pedro Cámpora, comerciante de ramos generales, y el cuarto de su segunda esposa Juana Da Maestre. Sus abuelos paternos eran genoveses llegados al país a mediados del siglo XIX. Se recibió de bachiller en el Colegio Nacional durante la década de 1920, mientras la Argentina disfrutaba de gran prosperidad económica. Decidido a estudiar medicina, rindió examen de ingreso en Rosario, sin aprobarlo, lo que lo lleva a emprender un viaje rumbo a la Universidad de Córdoba, donde estudia odontología y se gradúa en 1933. En San Andrés de Giles, otro pueblo bonaerense, abre su consultorio como dentista en 1934. Cámpora fue el primer odontólogo de la ciudad, donde se dejó de lado la vieja costumbre de extraer los dientes cariados por parte de los peluqueros, habilidad bastante dudosa. La simpatía personal de Cámpora lo hizo rápidamente conocido y comenzó un romance con María Georgina Cecilia Acevedo, una joven porteña perteneciente a una familia propietaria de campos en la zona de Giles. Allí se casaron en la iglesia de San Andrés Apóstol el 15 de abril de 1937. El matrimonio tuvo dos hijos, Héctor y Carlos. Para Cámpora fue llegar a la cumbre de la consideración social. Se instalaron en una casa que actualmente se conserva con todo el mobiliario que pertenecía a la pareja.

CARRERA POLíTICA

El golpe de estado del 4 de junio de 1943 fue la ocasión para que Cámpora inicie su carrera política. Los jefes militares en cada zona del país debían elegir los comisionados municipales entre personajes no comprometidos políticamente. Las averiguaciones en Giles elevaron al cargo al odontólogo, querido sobre todo por su participación en el Club “Almafuerte”, el más importante del pueblo. Su desempeño fue correcto y en 1944 conoce al coronel Juan Perón. En 1946 es elegido diputado nacional y el 27 de abril asume su cargo. Su adhesión sin fisuras a las posiciones oficiales lo catapulta a la presidencia de la Cámara de Diputados desde 1948 hasta fines de 1952. Fue un sincero amigo de Juan Duarte, el hermano de Evita. Sin duda esto contribuyó a su ascenso político, así como las sospechas sobre la honestidad de Duarte y su suicidio en 1953 impulsaron su ocaso. Fue “verticalista” frente a las posiciones del Poder Ejecutivo, y muchas veces maltrató a la oposición. Durante una sesión en la que se discutía poner el nombre “Presidente Juan Perón” a las principales plazas del país. Cámpora bajó a su escaño para proponer la necesidad de “llamar Perón a todas las plazas de la República”. Este y otros hechos cimentaron su fama de obsecuente, leal a Perón a cualquier precio. En 1954 dejó de ser diputado y regresó a Giles. La llamada “Revolución Libertadora” lo envió preso a Río Gallegos, junto a Jorge Antonio, empresario cercano a Perón y a Guillermo Patricio Kelly, un oscuro y legendario personaje vinculado a los servicios de inteligencia. Cuando Antonio y Kelly organizaron una fuga desde el penal, lo sumaron a Cámpora, y huyeron juntos rumbo a Chile. Descubiertos y perseguidos, soportaron varios tiroteos. En medio de los tiros, Cámpora, un hombre no habituado a estos eventos, propuso a sus compañeros “dejar esto para mañana”. Por supuesto no le hicieron caso y cruzaron la frontera.

EXILIO Y RESURRECCIóN POLíTICA

Cámpora se reencontró con su esposa en Chile y permanecieron allí hasta la extinción de las causas judiciales en su contra. Retornaron a San Andrés de Giles, donde volvió al ejercicio de su profesión. Su vida cambiará radicalmente cuando en 1971 Juan Perón lo elige, desde Madrid, como su delegado personal. Su participación en el proceso que terminó con la proscripción del peronismo lo catapultó a la candidatura para la presidencia. En ese tiempo descubrió su popularidad y su facilidad oratoria para complacer al auditorio. Sin pensarlo, se fue convirtiendo en la expresión política de los sectores de la izquierda peronista, que lo bautizaron “Tío”. Su discurso fue adquiriendo un lenguaje revolucionario, totalmente extraño a sus antecedentes. El lema de su campaña electoral fue “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. En las elecciones nacionales del 11 de marzo de 1973 el Frejuli (Frente Justicialista de Liberación) obtiene el 49% de los votos, insuficiente para evitar el balotaje. En un acto cívico destacable, la Unión Cívica Radical, al bajar su fórmula Ricardo Balbín – Eduardo Gamond, permitió la consagración de Cámpora junto a Solano Lima al frente de la administración nacional. En Santiago del Estero, era elegido por segunda vez Carlos Juárez como gobernador. En esos años se realizan diversas obras públicas en la capital, La Banda y Las Termas, siendo el máximo logro la creación de la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Eran tiempos muy convulsos desde la perspectiva política.

PRESIDENTE DE LA REPúBLICA

El 25 de mayo asumió la presidencia, con la presencia de los presidentes Salvador Allende de Chile y Osvaldo Dorticós de Cuba. Este apoyo de gobiernos comunistas alarmó a ciertos sectores militares y económicos del país, precipitando además el enfrentamiento entre los diversos grupos que formaban el movimiento peronista. Es el único odontólogo que llegó a la presidencia de la República Argentina. La apertura de las cárceles por la fuerza antes de la sanción de la ley de amnistía y los enfrentamientos entre sí de los sectores peronistas por la posesión de las oficinas públicas causó una pésima impresión sobre la verdadera autoridad del presidente. El 20 de junio se produce el retorno de Perón junto al presidente Cámpora desde Madrid. En el avión se cuenta que Perón le preguntó la hora a Cámpora, y éste contestó “La que Ud. diga, General”. Estos hechos acentuaban la impresión de su falta de carácter. Ese día se produce una brutal batalla entre los sectores del movimiento peronista, en el marco de la multitudinaria manifestación en las cercanías de Ezeiza. Desde ese momento, Perón muestra con claridad su enojo por el manejo de Cámpora y el 13 de julio se produce su renuncia. Ello desemboca en la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales, en las que triunfa la fórmula Juan Perón – María Estela Martínez de Perón, por más del 60%. Cámpora es nombrado embajador en México, pero el distanciamiento de Perón con él se acentúa al punto de que, en uno de los últimos actos de Perón antes de su muerte, lo remueve de su cargo, y en un hecho insólito, no se le agradecen los servicios prestados. Nunca había ocurrido algo así en la historia diplomática argentina.

NUEVO EXILIO Y MUERTE

Producido el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, se asiló en la embajada de México en Buenos Aires, dando origen a uno de los más serios conflictos diplomáticos que tuvo el gobierno de Videla, que se negó tozudamente a conceder el pasaporte al ex presidente. Durante el cautiverio la salud de Cámpora comenzó a deteriorarse hasta que le diagnosticaron cáncer en la garganta, sin poder disponer de un tratamiento médico adecuado. En la fase terminal de su enfermedad, obtiene un salvoconducto para viajar al país azteca, donde se instala en Cuernavaca y muere el 19 de diciembre de 1980. Once años después sus restos fueron repatriados frente a la indiferencia popular y sobre todo de la clase política, que en escaso número concurre al funeral que se realiza en el Congreso Nacional. Fue sepultado en el cementerio de San Andrés de Giles, donde siempre hay flores que expresan el cariño y el respeto que, más allá de otras consideraciones, los gilenses tienen por su más ilustre vecino.

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