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EL LIBERAL . Santiago

LA NAVIDAD EN EL MUNDO Y EN LA ARGENTINA

Por Eduardo Lazzari. Historiador.

24/12/2023 06:00 Santiago
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LA NAVIDAD EN EL MUNDO Y EN LA ARGENTINA LA NAVIDAD EN EL MUNDO Y EN LA ARGENTINA

La Navidad es la festividad religiosa más celebrada en el mundo, habiendo trascendido los límites de la fe y abarcando a todas las culturas. La llegada del Niño Dios ha sido festejada durante veinte siglos en casi todos los rincones de la tierra. Si bien tenemos registros históricos sobre el nacimiento de Jesús desde la escritura de los Evangelios hacia el año 100, la fiesta fue cobrando gran importancia hasta convertirse, tal como corresponde en términos religiosos, en la segunda fiesta más importante de la cristiandad. Pero vale aclarar que la Semana Santa, que culmina con la Resurrección de Cristo que se celebra el domingo de Pascua, no tiene el grado de popularidad entre los no cristianos como sí lo tiene la Navidad. 

La ubicación en el calendario de la Navidad el 25 de diciembre comenzó a principios del siglo III con la cristianización de una fiesta pagana destinada al Sol Invicto, celebrada en el imperio romano. Se asigna ese hecho histórico a la acción de SextusJuliusAfricanus, un viajero e historiador cristiano que promovió el festejo hacia el año 225. La inclusión de la Navidad como fiesta religiosa fue asentada por el Concilio de Nicea, la primera reunión universal de todos los obispos cristianos, sucesores de los apóstoles, en 325, y se fortaleció por la práctica religiosa de los fieles hasta convertirse en una celebración fundamental hacia el siglo X. 

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La creación del pesebre se debe al santo más popular de la historia, San Francisco de Asís, quien utilizó la Navidad para recrear el ambiente humilde en el que nació Jesús, tal como relatan los Evangelios. En su prédica para lograr que la Iglesia Católica se acercara a los ideales cristianos, el pobre de Asís recreó la escena relatada por el Evangelio de San Lucas hacia el año 1223, cuando en la Nochebuena, la víspera del Nacimiento, convocó a campesinos y artesanos, a los que sumó un buey y un asno para recibir el Niño Jesús. Vale destacar que ese primer pesebre fue uno viviente. 

La costumbre del pesebre se hizo universal y hasta hoy es la representación religiosa más extendida en los tiempos del Adviento, las cuatro semanas de preparación para la fiesta de la Navidad. En América y sobre todo en Argentina se ha extendido la costumbre de montar el pesebre en cada hogar el día de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, lo que convierte ese momento en un gran homenaje a la Madre de Dios. La temprana devoción por el Niño Jesús desde los tiempos medievales se consolidó en Europa, alcanzando su cumbre con la veneración centenaria en Praga. 

NAVIDAD EN LA ARGENTINA 

Desde los tiempos coloniales, la celebración de la Navidad fue importante en todo el territorio bajo domino español en América. En algunos lugares, como en la antigua ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, alcanza una relevancia única el Tinkunaco con sus procesiones que se prolongan varias semanas y la fiesta del Niño Jesús Alcalde el 31 de diciembre, una tradición que lleva más de cuatro siglos. La preparación de pesebres en todos los templos católicos se ha convertido en una tradición que ha llegado al presente, a tal punto que en la Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján queda expuesto todo el año. 

Pero ya en los tiempos de la Argentina independiente y luego de la Constitución de 1853, hace algo más de ciento cincuenta años, la Navidad fue adquiriendo un carácter social y cultural dominante hacia fin de año, tanto en términos sociales como mercantiles. Dos hombres "inventaron" la Navidad como un hecho comercial: un santiagueño, de familia carioca, don Lorenzo Chaves, y don Alfredo Gath, hijo de un ingeniero británico; es decir, dos argentinos de ley. 

El crecimiento de Buenos Aires desde 1880, que tenía por entonces unos cien mil habitantes y no se soñaba aún como una de las metrópolis más importantes de Occidente, permitió que se imitara sin complejos a las grandes galerías europeas, como la "Vittorio Emanuelle" de Milán y las "Lafayette" de París. Ya existían en esos tiempos de finales del siglo XIX locales con varias plantas que exhibían novedades para damas, caballeros, niños y el hogar. Esos grandes locales llamados "A la ciudad de Londres", "A la ciudad de México", "San Miguel", "Bazar Dos Mundos" entre otros, modernizaron la venta minorista concentrando todo en un solo comercio. Y en todas las grandes ciudades del país, como Santiago del Estero, se producía ese fenómeno que hizo de todas las urbes argentinas sociedades muy similares. Por eso, la fundación de "Gath& Chaves" en Buenos Aires se convirtió en la referencia para las costumbres de compras de los argentinos. GATH Y CHAVES: LA 

NAVIDAD SE MODERNIZA EN LA ARGENTINA 

Chaves y Gath simpatizaron en un evento social y decidieron constituir su propia firma "Gath& Chaves Ltd." en 1893. Abren el primer local sobre la calle San Martín, a pocos metros de la plaza de Mayo, pero deben mudarse prontamente a un local de mayor dimensión, ofreciendo en principio ropa para caballeros confeccionada con elegantes telas inglesas, muy requeridas por el público. En 1901 se convierten en la primera tienda por departamentos de la Argentina, inaugurando su edificio propio sobre la calle Florida. En tres décadas abrirían más de treinta sucursales, en el país y en el extranjero. En 1914, convertida ya Buenos Aires en una de las plazas comerciales más importantes del mundo, se instala la única sucursal en el mundo de la tienda londinense "Harrod's". 

En esos años "Gath y Chaves" es la empresa comercial minorista que más facturó en el mundo, superando a todas sus competidoras y colegas. Sin duda la coronación del año era la llegada de los Reyes Magos que, durante un mes, recibían las cartas de miles de niños que con sus padres iban a todas las sucursales de la gran tienda, para cumplir con una ceremonia que se convirtió en ritual para todas las ciudades en las que estaba radicada "Gath y Chaves". Quiero compartir una anécdota personal, contándoles que para mi familia era sagrada, en los últimos años de la década del '60 y los primeros de los '70, la visita al trono de los Reyes Magos, que uno encontraba luego de subir por una escalera que sentíamos mágica en esa legendaria esquina porteña de Cangallo y Florida. La presencia de los dos fundadores de "Gath& Chaves" era habitual en todas las sucursales de la firma en el país. 

En 1922 su fusión con "Harrod's" marcó un cambio de destino para la firma. Y para la temporada de las fiestas, a los Reyes Magos, se le sumó Papá Noel, personaje derivado de la historia de un obispo turco que pagó la dote de una joven que su padre no podía entregar en matrimonio (eran obviamente otros tiempos), tirando una bolsa de monedas por la chimenea de ese hogar. Así, esa doncella tuvo un destino mejor al que le esperaba. Ese obispo fue enterrado en Bari, Italia, y se convirtió en un santo muy popular en el mundo y sobre todo en Argentina: San Nicolás de Bari, titular de las catedrales de La Rioja y de San Nicolás de los Arrroyos, entre decenas de iglesias dedicadas a él en todo el país. La mutación de la figura del obispo Nicolás se debe a su uso por una gaseosa de fama universal: la vestimenta roja episcopal se convirtió en una suerte de bata, su mitra en un sombrero con pompón, su entrada actual por la chimenea en un homenaje a la acción benéfica del obispo, y sobre todo la memoria de su nombre: San Nicolás, Santa Claus, Papá Noel, que es hoy la más importante representación de la Navidad en la esfera civil, traída a la Argentina por las tiendas "Gath y Chaves", en convivencia amable con los magos de Oriente. Los paseos a "Gath& Chaves" eran un clásico porteño. 

La firma cerró definitivamente en Buenos Aires en 1974 y poco después procedió de manera similar con sus sucursales del resto del país. Hay otra historia de los socios fundadores de Gath y Chaves. Ambos fueron sepultados a su muerte en el cementerio porteño de la Recoleta, pero a don Alfredo lo persiguió muchos años su obsesión por los enterramientos prematuros. Pero esa es otra historia, que ya hemos contado en estas queridas páginas. Que la llegada del Buen Dios, de la mano del Niño de Belén acompañe a todos los lectores y a los que trabajamos en EL LIBERAL, a sus familias, particularmente en estos tiempos difíciles, para que podamos agradecer lo recibido, esperar lo necesario y tener la expectativa de un futuro venturoso, con esfuerzo y con sacrificio. ¡Feliz Navidad!

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