Para el economista Jorge Vasconcelos "se necesitaplan B, si la inflación no se ajusta a las pautas" Para el economista Jorge Vasconcelos "se necesitaplan B, si la inflación no se ajusta a las pautas"
El economista Jorge Vasconcelos, del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, analizó el contexto económico y político en el que se desenvuelven las decisiones económicas a un mes de la asunción del nuevo gobierno y planteó que pese a las decisiones adoptadas en este trayecto, "se necesita Plan B si la inflación no se ajusta a las pautas" en alusión a la evolución que se espera del índice de precios para este mes luego del 25,5% de diciembre.
Vasconcelos analizó que "con casi todos los frentes abiertos, y a seis semanas de haber asumido, el gobierno debería comenzar a cerrar los trámites legislativos, negociando con la "oposición responsable" los puntos pendientes y factibles de aprobación, sabiendo que los márgenes de la votación en el Congreso son muy estrechos".
A su vez, detalló que "en el plano de la macro, sería necesario contemplar un "Plan B" en caso que la inflación se siga revelando ante las pautas cambiarias y monetarias de cortísimo plazo". En este contexto, cabe destacar que la primera "inflación Milei" de diciembre fue del 25,5% y para este mes, hay estimaciones que se situará entre el 24 y 26%, pero no mucho más abajo del primer guarismo.
El economista subrayó que "si el deslizamiento del dólar oficial al 2% mensual no logra anclar las expectativas, claramente no es una opción acelerar la devaluación y dejar el resto del programa tal cual está. En ese momento, partiendo de la base de éxitos (aunque sea parciales) en el Congreso y ante la Corte, habría que salir del régimen del "blend", en dirección a una menor dispersión de los tipos de cambio de comercio exterior y hacer explícita una pauta para la evolución nominal del gasto público".
Para el analista, acotar los tipos de cambio y explicar cómo será el recorte del gasto público, "sería una forma de reconocer que, bajo las condiciones actuales, no se puede confiar todavía en una única ancla cambiaria y/o monetaria para hacer aterrizar las expectativas de inflación, debiendo recurrirse a un esquema de "anclas múltiples" que se refuercen entre sí".
En su postura, queda claro que no se puede seguir solo con el ancla del tipo de cambio. Analizó que "en este primer trimestre, la recesión, con una caída del PIB que podrían alcanzar al 5% interanual, junto con un ajuste fiscal basado en factores transitorios, están ayudando al control de las variables macro, pero es necesario ampliar el horizonte. Pasar en limpio el presupuesto 2024 del sector público nacional con guarismos creíbles sobre cómo habrá de eliminarse el déficit, podría constituirse en una de las anclas más firmes, pero depende también de apoyo del Congreso, dónde se juega 1/3 del ajuste fiscal". Sobre este apoyo, rescató que existe convergencia entre legisladores del oficialismo y representantes de gobiernos provinciales junto con otras bancadas.
La parte fiscal de la ley ómnibus y la restitución del impuesto a las Ganancias podrían ser prenda de negociación y, al reforzarse los recursos de coparticipación por esta vía, los gobernadores tendrían menos incentivos para sumarse a La Rioja.
Con respecto de la situación heredada por el actual gobierno, dijo que "obligaba a una devaluación del peso como la registrada en el arranque de la actual gestión. Pero no había que engañarse respecto a las consecuencias: la economía del presente está en las antípodas de 2001/2002, cuando un salto del tipo de cambio de 1 a 4 pesos por dólar (después se estabilizó en torno a 3.0) tuvo mínimo impacto sobre la inflación". Señaló en ese sentido que las condiciones económicas no eran las mismas por aquel entonces. Por ejemplo, el gasto público de aquel entonces era la mitad del actual, contemplando Nación, Provincias y Municipios. "No contemplar las diferencias entre 2001 y 2024 puede llevar a diagnósticos y recetas equivocadas", alertó.
Detalló además sobre el contexto de la devaluación del mes pasado que "fue acompañada de una política fiscal y monetaria más estricta, para acotar el impacto inflacionario. Sin embargo, subsisten generadores de emisión monetaria; los números fiscales se pueden cuadrar al instante, pero no sostenerse en el tiempo; los mecanismos indexatorios aportan inercia. Tampoco el Central tenía reservas como para aspirar a un ancla cambiaria creíble".
Añadió que "la fluidez del escenario obliga a un monitoreo permanente de la coyuntura, no sólo por la suerte de leyes y decretos en el Congreso y la Justicia". También porque además "hay una tensión
permanente entre el objetivo de licuar pasivos en pesos y recuperar reservas del Banco Central, que se contiene por las restricciones que subsisten para que las empresas accedan a dólares financieros y comerciales (pago de importaciones)". Pero, "es un delicado equilibrio asediado por múltiples amenazas, por caso, si el guarismo de inflación de enero queda más cerca de 25 % que de 20 %".








