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EL LIBERAL . Santiago

Santiago del Estero de fiesta hoy

Por Eduardo Lazzari, historiador.

11/02/2024 06:00 Santiago
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Santiago del Estero de fiesta hoy Santiago del Estero de fiesta hoy

El acontecimiento que hoy transcurre, más allá que haya ocurrido exactamente a la hora de nuestra madrugada en Roma, establece el 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, como una fecha magna en la historia de Santiago del Estero y de la Argentina toda, un Santiago que suma a su condición pionera haber sido la tierra que dio a luz a la primera santa que vivió, nació y murió en el territorio nacional argentino: Santa María Antonia de Paz y Figueroa, nuestra querida Mama Antula.

Más allá de la importancia de la santificación de Mama Antula, que sin duda es el acontecimiento religioso más importante del año, incluso si el Santo Padre Francisco decide finalmente venir a la Argentina, lo que significaría que los argentinos estamos en condiciones de hacer las cosas como corresponde, hay que destacar que para Santiago del Estero este hecho es una suerte de reparación histórica, luego de siglos de postergación en la consideración de su importancia vital para la Argentina.

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   Por eso, me permito hoy destacar aquellos episodios de la historia en los que Santiago se convirtió en la iniciadora de grandes procesos que hicieron posible que nuestro país se convirtiera en una de las grandes naciones de la historia. Hay que aclarar en homenaje a la certeza histórica que nosotros consideramos argentina a Mama Antula, que nació en el virreinato del Perú en 1730 y murió en el virreinato del Río de la Plata en 1799, en tiempos del dominio español de nuestras tierras.

La santa que sobrevivió al olvido

María Antonia nace en el seno de una familia fundacional aún presente en la Argentina, originada por la unión de un general del ejército español nacido en Lima, ya por entonces capital del virreinato del Perú, don Sancho de Paz y Figueroa, casado con la nieta de dos fundadores: el de Córdoba de la Nueva Andalucía y el de San Miguel del Tucumán, doña Luis de Cabrera Martel de los Ríos, quienes son los bisabuelos paternos de la santa.

Por via uterina, como se dice en la genealogía sobre la rama materna, María Antonia es nieta de una familia formada en Santiago del Estero por el general Lucas de Figueroa Mendoza con raíces en Salta en el siglo XVII, cuyos ancestros habían llegado de Chile, y de doña Andrea de Andrada Sandoval, descendientes de los primeros habitantes de la "madre de ciudades".

Vastamente conocida en estos tiempos su historia, Mama Antula logró mantener a lo largo de los doscientos veinticinco años que pasaron entre su paso a la eternidad y su santificación lo que se llamaba antaño "fama de santidad". Durante años se recordaban sus peripecias, sus anécdotas, sus periplos, pero sólo en un reducido grupo de católicos practicantes su biografía era modelo de vida. Sin embargo, y a pesar de la escasa difusión que se daba a su obra, pudo conservar el cariño y la admiración de quienes encontraban en ella el camino de la fe y del sentido de la vida.

Su tumba en la basílica Nuestra Señora de la Piedad de Buenos Aires, ubicada en la esquina de las calles céntricas Bartolomé Mitre (antiguamente Piedad) y Paraná, era una de las varias que se encuentran en ese templo colonial, entre ellas la del primer obispo de Buenos Aires en los tiempos independientes del país, monseñor Mariano Medrano. El templo fue magníficamente reconstruido por los hermanos Nicolás y José Canale, constructores de varios edificios importantes de la capital y alrededores a fines del siglo XIX. 

En su entierro, los restos de Mama Antula fueron depositados en el camposanto del templo, y permanecieron sin ubicación hasta mayo de 1867, cuando al agrandarse la iglesia se dio con su tumba. Desde su beatificación, cuando fue ubicada la estatua marmórea con la estampa más conocida de Mama Antula, el lugar donde reposan sus restos fue convirtiéndose en un destino de peregrinación.

La ciudad fundada más antigua que llega al siglo XXI: "madre de ciudades"

A pesar de los intentos de los conquistadores españoles de establecer poblaciones estables en el actual territorio argentino, con expediciones provenientes desde la propia España, desde el Perú o desde Chile, recién en 1553, más de setenta años después de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, fue que entre Juan Núñez del Prado y Francisco de Aguirre descubrieron el paraíso a orillas del río Dulce, y más allá del conflicto político que los separó, el llegado desde Chile enviado por Pedro de Valdivia fundo la ciudad de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo el 25 de julio de aquél año, y para siempre.

Y desde entonces, partieron caminantes y jinetes a fundar las que hoy son las capitales de las provincias del norte argentino: San Salvador de Jujuy, Lerma en el valle de Salta, San Miguel del Tucumán, San Fernando del Valle de Catamarca, Todos los Santos de la Nueva Rioja y Córdoba de la Nueva Andalucía. Ninguna otra corriente fundadora tuvo tanta potencia y tantas creaciones como la que brotó desde Santiago del Estero, que fue tenencia de gobernación, gobernación y finalmente provincia.

La diócesis fundacional de la Iglesia Católica en la Argentina

En esa fructífera alianza que se dio entre la corona española y la Iglesia, iban de la mano la ocupación territorial y la evangelización, motor fundamental de toda acción, y pudo avanzar cuando se organizó la estructura eclesiástica tal como existía en el viejo mundo. Así comenzaron a construirse templos, establecerse conventos, crearse diócesis y dividirse curatos o parroquias. En los inicios de esa ciclópea organización, el territorio nacional argentino dependió del arzobispado de Sevilla, incluso a pesar de la creación de las diócesis de Santo Domingo y Puerto Rico en 1511. 

Hasta la erección de Cuzco en 1536 nuestro territorio seguía dependiendo de la arquidiócesis andaluza. Fue entonces que comenzó una secuencia de rápidos cambios de jurisdicción pasando primero la dependencia de Santiago al obispado de Lima en 1541, luego al de Asunción en 1547 y más adelante al de Charcas o La Plata en 1552, para finalmente la depositarse en la sede episcopal de Santiago de Chile en 1561.

Sólo a 17 años de la fundación de Santiago del Estero, se creó la diócesis del Tucumán el 14 de mayo de 1570 a través de la bula "Super Specula Militantis Ecclesiae", declarando catedral a la iglesia matriz de la ciudad asentada a orillas del río Dulce, todo por decisión del papa Pío V. Abarcaba las regiones actuales de Tarija en Bolivia y las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y Córdoba en la Argentina. El arzobispo metropolitano era el titular de Lima, por entonces el dominico Jerónimo de Loaysa. Luego de una sucesión de obispos franciscanos nombrados que nunca pudieron hacerse cargo de la diócesis, Francisco Beaumonte, Jerónimo Albornoz y Jerónimo de Villa Carrillo, finalmente el dominico Francisco de Vitoria llegó a su sede en 1581. 

La primera exportación de productos industriales

Lo curioso de Vitoria es que no es recordado como un religioso, y si lo es no por sus virtudes, sino como un hombre de diversos intereses y entre ellos no era el menor su predisposición a los negocios económicos. Llega a convertirse en un hacendado importante, muy adinerado e incluso poseedor de esclavos y encomendados. Esto le granjeó la antipatía de fieles y gobernantes. Su astucia comercial le permitió realizar el primer envío al extranjero de mercaderías facturadas en el país: 30 carretas que contenían 650 varas de sayal, 680 de lienzo, 526 de cordovanes, 38 frazadas, 212 sombreros, 160 arrobas de lana, 180 costales, 25 pellones y 51 sobrecamas. 

El destino de estas mercancías fue el Brasil, lo que constituyó la primera exportación desde el territorio argentino. Luego de este envío permaneció Vitoria mucho tiempo en el Potosí. Esta transacción del 7 de septiembre de 1587 es el motivo por el cual en la Argentina se celebra el día de la Industria, recordando las hacendosas virtudes de las manos santiagueñas, que llegaron hasta las orillas de la bahía de Guanabara y marca el inicio del comercio exterior de estas tierras.

Hoy el rostro de Mama Antula ha sido visto por el mundo en las imágenes del lienzo colgado en los balcones de la fachada de la Basílica de San Pedro en Roma, donde una argentina se convirtió en santa, en un rito oficiado por un papa argentino, con la presencia de un presidente argentino. 

Desde estas queridas páginas de "El Liberal", el diario decano de la prensa argentina en todo el noroeste, imploramos con un rezo lleno de gozo estas palabras:

SANTA MARIA ANTONIA DE PAZ Y FIGUEROA, MAMA ANTULA

RUEGA POR NOSOTROS.

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