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EL LIBERAL . Viceversa

Crónica del Matambre Infinito

Por Belén Cianferoni

31/03/2024 08:57 Viceversa
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Mi madre tiene la mala costumbre de cocinar bien. Mueve todo con una facilidad envidiable, hasta parece que tiene visión de lasaña. Parpadeo y ¡zas!, lasaña. Intento cortar las verduras o seguirle el paso al concase, pero... bueno. No tengo esa magia.

El otro día, mi hermana compró un matambre, un lujazo, y mamá lo cocinó al horno. No sé cómo lo hizo, intenté verlo, pero mi mamá se movió a la velocidad de la luz, y no pude ver, ni anotar su magia. Maldita.

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El mejor matambre al horno bañado en leche que comí en mucho tiempo, con verduras y todo el puré ese que acompaña la maravilla materializada que cocinó mi mamá. ¿Eran un kilo o dos? ¿Quién sabe? Aunque entre el 1 y el 2 hay un infinito. Mientras mordía, pensaba en la posibilidad de un matambre eterno, un matambre que te dé ese placer gustativo por una eternidad. Una comida que mute y se transforme con el tiempo y la distancia. Una carne tan magnífica que sea interminable, y que dé alegría a la mayoría de hogares. Qué lindo sueño.

He aprendido tanto de la comida, sé que no es lo mismo sellar que fritar, hornear que quemar. El último es mi especialidad, cuando hace falta carbón me llaman.

He visto cocinar matambre relleno o arrollado múltiples veces, a mi abuela, a mi mamá, a mi papá, a Mussu (un amigo cocinero que tiene un programa en YouTube que se llama "Tenedor Libre"), a mis tías, amigos, tanta gente. Sería infantil no saber ni notar la energía que dejan en su preparación. No todos rellenan el matambre de la misma manera, ni lo cosen igual. Depende de la personalidad.

Hay algunos más tradicionales, que les gusta seguir las reglas y se mantienen en lo establecido por las tradiciones. Gente que mira el morrón con la zanahoria en tiras, las arvejas jugando con el pimentón y los huevos hervidos, y se dicen a sí mismos: "esto es así, la simpleza, la belleza en un bocado". Gente que va a dormir los sábados por la noche y se despierta temprano los domingos para comprar "El Liberal" mientras matea. A lo mejor seas una persona así. Un ser que le gusta ser feliz con los pequeños placeres de la vida, y te gusta ver un mundo bello y simple en cada detalle. Te felicito, eres un ser humano necesario, que resiste a los cambios, pero recuerda que agregar un poco de pimienta es la sazón de la vida. Anímate a empujar tus decisiones un poco más y salir de la zona de confort.

O a lo mejor eres de esas almas que les gusta tener todo unido y conciso en un bocado, y prefieres aumentarle también pan húmedo con leche o gelatina sin sabor, para que todo sea un bocado explosivo en el paladar. A lo mejor te gusta dar ese paso extra, y pensar que tus acciones están desarrollando un futuro mejor para los comensales y digan: "ese matambre tenía un secreto, no sé qué era, pero estaba muy bien unido". Tú regalas la experiencia de la cohesión en tiempos de locura. Mis aplausos a tu arte. Eso sí, cuando todo estalle, porque es una posibilidad que el matambre se abra, no sientas que está todo perdido. Roto, también se sigue adelante, y es el cariño que le das a tus comensales lo que une la mesa.

Hay personas más radicales, que buscan poner innovación en las mordidas, y les gusta colocarle quesitos, o cebollas y pimientos al rescoldo antes de cerrarlo. Solo para variar, y para que las personas en tu mesa digan: "hay algo aquí que no había antes, un sabor, es único, tiene identidad, este es el matambre de Martita, nadie más lo hace así". Te gusta dejar huella y tienes miedo al olvido. Temes que llegue el día que el silencio invada tu nombre, pero no te preocupes Martita, nadie se olvida de tu matambre ni borracho.

También encontraremos redundantes y obvios con sus matambres rellenos con panceta y carne, que no se cansan de decir lo mismo y repiten, repiten, repiten la misma canción. ¡Basta! Desde aquí les digo, basta.

No quiero terminar esta crónica angurrienta sin defenestrar a los salvajes que le ponen anchoas al matambre. Como diría Calamaro: "Basura de la alta suciedad, no se puede confiar en nadie más".

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