Emotiva recordación de tripulantes del ARA San Luis 

El pasado 1 de mayo se cumplieron 42 años desde que el submarino ARA San Luis entró en combate en el conflicto con Inglaterra por nuestras Islas Malvinas. Ese día, un grupo de sus tripulantes estuvo en Santiago del Estero para recordar ese evento. Y lo hicieron durante una jornada muy emotiva, en la que no faltaron las anécdotas y el recuerdo a sus compañeros que ya no están, o quienes por su edad no pueden trasladarse.

"Todos los años para esta fecha tan especial para nosotros, vamos a una provincia argentina para celebrarla, y para contactarnos con la gente, especialmente con los jóvenes, para transmitirles lo que hicimos, y sobre todo los valores y principios que deben cultivar por amor a nuestra Patria", comentó Orlando Pérez, quien tripuló aquel submarino que generó inconvenientes a la flota enemiga, y pudo volver indemne a su base, luego de estar 36 días debajo de las heladas aguas del Atlántico Sur.

Sobre cómo fue que se incorporaron a las acciones bélicas, Orlando, quien se desempeñaba como electricista del submarino, dijo que partieron el 11 de abril de 1982, "la tarde del domingo de Pascua, muy oscura, que se veía muy triste, con mucha neblina", desde la base de Mar del Plata.

"Navegamos unas dos horas, y cuando ya había cierta profundidad, nos sumergimos no salimos más a la superficie, hasta que debimos volver al puerto. Fuimos al norte de las Islas Malvinas, al estrecho San Carlos, con la misión de repeler a todo buque que quisiera entrar a la Isla. El 1 de mayo, a las 5.30 de la mañana, el sonarista detectó la presencia de tres barcos que venían, y comenzamos a cubrir puestos de combate, con una gran adrenalina. Fue una experiencia muy fuerte, era la primera vez que embarcaba y tenía 20 años", recuerda Orlando con total claridad.

Desde ese momento, se vivieron situaciones muy delicadas, ya que se dañó en el primer disparo la computadora que guiaba al torpedo sobre el blanco enemigo, y debieron actuar llevados por el instinto y los sonidos que les devolvía el mar.

"No sabíamos si los torpedos hacían blanco o no, y eso nos generó cierta frustración e incertidumbre, porque no escuchamos ninguna explosión", cuenta.

"Estoy convencido que sentí el olor de la muerte"

El veterano de Malvinas, Orlando Pérez, está convencido de que en un momento de la participación del submarino en la guerra, sintió "el olor de la muerte".

"Cuando los submarinos enemigos detectaron nuestra presencia y que los atacábamos, comenzaron a contraatacar. Nosotros lanzamos falsos blancos y engañamos sus torpedos. Debimos hacer un escape ante esos ataques, y debimos irnos nuevamente al fondo del mar. Cuando los sonaristas detectaban que se venía un torpedo hacia nosotros, vivíamos momentos de mucha tensión y adrenalina.

En uno de esos ataques, se llena de niebla el submarino, y yo sentí el olor a muerte. No conozco ese olor, y nunca más lo sentí, pero yo lo sentí, y estoy convencido de eso. Algunos creían que no íbamos a volver, otros tenían más fe".

Se generó conmoción al enemigo

El 19 de mayo de 1982, luego de 39 días de patrulla y 864 horas de inmersión (equivalente a 36 días), el submarino ARA "San Luis" llegó a la Base Naval Puerto Belgrano con el objetivo de reparar la computadora de control de tiro y reabastecer la nave. Sin embargo, el cese de las hostilidades entre Argentina y Gran Bretaña el 14 junio impidió su regreso al teatro de operaciones.

A pesar de la falta de efectividad de los torpedos del "San Luis", la actuación en combate del submarino causó conmoción en los altos mandos de la flota británica, ya que, aunque contaba con los más modernos y poderosos medios para la detección submarina, nunca pudieron localizar al sigiloso submarino argentino.

"Nosotros nos enteramos mucho después de haber regresado", comenta Orlando.