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EL LIBERAL . Santiago

El 25 de mayo: pasado y presente de un significante histórico

Por Clemente Di Lullo. Historiador y Especialista en Estudios Culturales.

25/05/2024 06:00 Santiago
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El 25 de mayo: pasado y presente de un significante histórico El 25 de mayo: pasado y presente de un significante histórico

El hecho histórico que después de una semana agitada de reclamos y debates concluyó el 25 de mayo de 1810, fue transmitido a las generaciones posteriores encuadrada en una versión política rupturista romantizada por la historia oficial pues se lo presenta como el día que puso fin al despótico sistema virreinal. Escuela mediante se instituyó en la memoria colectiva como la fecha que puso fin al sistema de gobierno virreinal y subordinante de España, y su reemplazo por lo que se denominó el Primer Gobierno Patrio, constituído por criollos americanos.

Así, desde esta perspectiva se celebra el día como fecha del nacimiento de la Argentina.

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Transcurridos más de dos siglos de aquel hecho, la distancia histórica nos invita a intentar nuevas miradas sobre el mismo. Creemos que esto es posible y positivo. Como sabemos, los acontecimientos históricos por su esencia procesual están expuestos a renovadas exposiciones fruto del descubrimiento de documentación inédita o de nuevas corrientes de pensamiento social.

En primer lugar, ahora que está de moda esa atroz concepción mental denominada "negacionismo", es necesario tener presente la expresado por el académico Miguel Ángel Cárcano en su discurso del 9 de setiembre de 1969 en sesión de la Academia Nacional de Historia: "la historia de la conquista, la colonización y el virreinato son trescientos años de historia argentina. A través de España hemos heredado la cultura del Mediterráneo. Ningún historiador serio pretende que la historia argentina comience el 25 de mayo de 1810"

En síntesis, es verdad histórica, cultural, jurídica, institucional y espiritual que los argentinos somos herederos de España, voluntaria o involuntariamente,

Si avanzamos en esta mirada, cabe preguntarse entonces, ¿cuál es el lugar de origen de esta cultura fundacional? Cayetano Bruno, en su "Historia Argentina" nos lo aclara rotundamente cuando dice "que la misma llegó con la corriente colonizadora proveniente del Perú; que penetró por la antigua región del Tucumán y que su primer semilla fue plantada en el Real de Medellín (en el actual territorio de la provincia de Santiago del Estero) afirmando su asentamiento con la fundación de la ciudad viajera del Barco de Ávila, fundada por Núñez de Prado a orillas del río Dulce y su posterior traslado con el nombre de Santiago del Estero, por el capitán español Francisco de Aguirre. Dicho esto, no quedan dudas ni incertezas que la cuna territorial de la Patria Argentina fue la gloriosa ciudad de Santiago del Estero.

Otro grupo de historiadores sostienen que la Patria nació en agosto de 1806, cuando las invasiones inglesas a Buenos Aires despertó un fuerte impulso interior en el habitante rioplatense a comprometerse en defensa de la Patriasi por tal se entiende una comunidad de ideales y sentimientos, orgullos y humillaciones, un modo unánime de sentir el pasado y trabajar el futuro que deseamos.

En este contexto, nos encontramos con los sucesos de mayo, cuyo día más relevante es el 25 de mayo. Esta fecha guarda en sí un fuerte simbolismo en cuanto a la concreción de una decisión corajuda y osada al mismo tiempo: la deposición del virrey y todo el andamiaje institucional colonial por la composición de un gobierno formado por criollos, que a pesar de confesar que formaban una Junta Provisional de Gobierno a nombre del rey Fernando VII, escondían el objetivo íntimo de una lucha por la libertad y la soberanía plena del pueblo. Los hombres de la revolución no se arredraron por los núcleos enemigos que los rodeaban: Asunción (Paraguay), Montevideo (Uruguay), Lima (Perú) como centros realistas y Brasil, asiento del imperio portugués en América del Sur que nunca ocultó sus pretensiones de extender sus dominios sobre el territorio del virreinato del Río de la Plata. 

En procura de entender mejor la importancia del 25 de Mayo, es deber ahondar en los sucesos, bajar a la profundidad de su significado, para ver con mayor claridad las consecuencias profundas del hecho histórico.  

La primera consecuencia fue de índole espiritual. La sociedad liberada del coloniaje pasó a aborrecer todo lo que tuviera sospecha de español. Nació la "leyenda negra" y, en consecuencia, el imperio incaico y "Los comentarios reales" del Inca Garcilaso de la Vega pasaron a ser fuente inspiradora de la nueva sociedad. Debería pasar mucho tiempo para que la sociedad argentina tomara debida cuenta que este fue una decisión equivocada, de consecuencias gravísimas, pues nos dejó sin tradición raigal. Y al perder la conciencia de nuestro origen perdimos también la noción de nuestro norte histórico, político y cultural.

La segunda consecuencia fue la militarización de la sociedad. El nuevo patriotismo se expresaba por un fervor colectivo por el servicio de las armas. Ser soldado u oficial del ejército revolucionario fue la nueva medalla de prestigio social. Lo positivo de esta militarización no se convirtió en militarismo político ya queen los primeros años del proceso resultante de las jornadas de mayo, la mayoría de los gobiernos fueron civiles.

La tercera consecuencia fue eminente social. Desapareció la estructura de castas para ser reemplazadas por una sociedad de clases. Si bien no es aplicable para la circunstancia el concepto "democracia" que se asimilaba como desorden, caos, es cierto que se abrió una tendencia social igualitaria.

Por último, a través de las expediciones militares se tomó real noción de las riquezas naturales del territorio, que asumidas como patrimonio propio se consideraban de uso exclusivo para el desarrollo económico de la sociedad argentina autogobernada.

Pensamos que el real valor del 25 de mayo está precisamente en esta revolución espiritual, vital y actitudinal de aquellos tiempos inaugurales de la nueva sociedad del Rio de la Plata. Con la aclaración correspondiente que, en los primeros años, la nueva tónica social quedó acotada a Buenos Aires, ya que en las provincias pasaría mucho tiempo hasta que estas consecuencias fueran notas visibles y concretas.

EL 25 DE MAYO, HOY

En todo Estado Nacional existe la necesidad de inscribir un memorial histórico a través de símbolos que sirven a la conformación de la identidad nacional, afirmar la trama de la unidad social a través de los valores que simbolizan la bandera, el escudo y el himno nacional, por ejemplo. Pero además de ellos, también concurren al mismo objetivo el recuerdo y celebración de fechas de alta trascendencia en el relato histórico que explica el origen de nuestra existencia como Nación – Estado.

El 25 de mayo, establecido como fecha trascendente de nuestra historia nacional, tuvo su época de gloriosa celebración en un marco convocante general del que participaban gobierno y pueblo a través de distintas manifestaciones de alborozo patriótico espiritual. Esa aspiración de libertad que expresa el 25 de mayo hizo posible, en el largo plazo, el 9 de julio de 1816,día de la declaración de la Independencia y el 1 de mayo de 1853, fecha en que se sanciona la Constitución Nacional del Estado Argentino.

Pero al igual que otros símbolos representativos de la identidad nacional y valores particulares de nuestra cultura sufrió el embate de corrientes ideológicas foráneas y extrañas al sentimiento nacional que poco a poco fueron ganando terreno en la estructura emocional y cultural de la sociedad argentina.

Lejanos nos parecen aquellos tiempos en que las fechas simbólicas que fortalecían nuestra identidad eran tradicionalmente recordadas con fervor en todos los ámbitos de la vida social, institucional y cultural. Sin darnos cuenta fuimos reduciendo su alto significado y aceptamos que quedaran fijadas como fechas patrias que solo sirven para "crear" feriados largos para el esparcimiento superficial que nada dicen a la memoria colectiva sobre los sacrificios necesarios que debe emprender una sociedad que se siente pueblo auténticamente unido a los vaivenes de su pasadoy responsable, por eso mismo, de rendir homenaje perpetuo a quienes sacrificaron su existencia en pro de un pueblo comprometido con los valores superiores que, sin duda, la elevarán como sociedad civilizada, integrada al mundo por respeto a su valioso ejemplo.

Los pueblos que conocen su historia son los que saben asegurar un futuro mejor.

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