Fue ejecutado el 6 de agosto de 2018. El 18 de septiembre de 2019, apresados, el Federal Juan Pablo Fernández y la ex amante de la víctima, Jésica Paola Díaz.
Homicidio de Móttola: ADN, odio, sexo y un sicario Federal que lo mató de 9 tiros Homicidio de Móttola: ADN, odio, sexo y un sicario Federal que lo mató de 9 tiros
La impugnación de la paternidad de una nena, amores furtivos, traiciones y un mecánico fusilado de 9 disparos conforman la trama oscura de un crimen a punto de ser ventilado en juicio oral y público, atribuido a dos imputados principales: un cabo de la Policía Federal (presunto sicario) y a una peluquera santiagueña (presunta ideóloga), apresados cuatro años atrás en Hurlingham, Buenos Aires.
Esta historia tiene ribetes propios de una serie de intriga. Hasta el 6 de agosto del 2018, el mecánico Eduardo Móttola transcurría su cotidianidad en su taller de calle Pedro León Gallo, entre Santa Rosa y 8 de Octubre, B° Libertad de la ciudad capital de Santiago del Estero.
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Aquella noche, cerca de las 21, un solitario desconocido ingresó al local, a minutos del cierre: "Usted es Móttola?", preguntó. El sí del mecánico antecedió a 9 tiros; 6 lo mataron al instante.
Recién el 18 de septiembre del 2019, respaldados por efectivos de la Policía Federal, los santiagueños de Homicidios y Delitos Complejos allanaron una casa de Alberdi 2800, en Hurlingham, provincia de Buenos Aires. Allí, detuvieron a Juan Pablo Fernández, 39 años, cabo de la Policía Federal, junto a la peluquera santiagueña, radicada ahí, Jésica Paola Díaz.
Al desandarse la oscura historia, se supo que Móttola y Jésica Díaz habían sido amantes. Meses antes de ser asesinado, el mecánico había realizado dos presentaciones judiciales. El objetivo fue impugnar la paternidad de una niña de 4 años, a quien la peluquera había inscripto como hija de otro hombre, un gendarme, y que al parecer el mecánico reconocía como suya.
Los testigos recordaron que el conflicto por la paternidad de la nena llevaba varios años. Es más, se sabe que el gendarme se trasladó a la casa de Móttola y lo confrontó a mediados del 2016. La discusión giró en torno a la niña, pero ambos bajaron decibeles entonces.
El tercer detenido es Damián Nicolás Díaz (presunto financista del crimen) y con quien los fiscales cierran el cerco y los imputan por "homicidio calificado por alevosía por la premeditación y promesa remuneratoria".
En octubre del 2019, el ex juez Fernando Viaña, dictó la prisión preventiva para los tres sospechosos; ya confirmada por la Cámara de Apelaciones. En julio del 2023, la jueza Sara Harón, envió a juicio a los tres y las defensas ensayaron un último esfuerzo detrás del cese de prisión, al menos del Federal, o bien para que se le concediera la prisión domiciliaria a la peluquera.
Ahora, los abogados depositan sus esfuerzos en un tribunal del 4º piso de tribunales. Pero con pronóstico incierto.
Antenas de celulares agrietan las coartadas de las defensas
La investigación es apasionante y se viene el epílogo. De acuerdo con los recursos tecnológicos, las antenas sitúan al Federal en Santiago la noche del asesinato. Los policías sospechan que alquiló una habitación en un hotel en la ciudad de La Banda. Después, se trasladó a Santiago, mató a Móttola y luego regresó a su provincia.
En cuanto a la peluquera, de los diálogos telefónicos (en especial, una hija y un novio) se desprenderían charlas en que Díaz exteriorizaba su furia con Móttola y, sin ruborizarse, sugirió que su tozudez terminaría con él sepultado diez metros bajo tierra, graficaron los protagonistas.
También, los funcionarios revelaron en las audiencias que la peluquera manipuló al detenido Damián Nicolás Díaz para que le proveyera dinero para financiar el homicidio.
En total, el imputado habría reunido $ 500.000 que la peluquera habría efectivizado a Fernández "para cargárselo" al mecánico, es decir ultimarlo y después retirarse del taller caminando, mirando hacia el piso, y sin que nadie lo identificara o apuntara entre los transeúntes.
Fiscalía y defensa barajan sus cartas con vistas al juicio oral
El juicio se asoma a la vuelta de la esquina. Hasta ayer, se precisaba de la mera probabilidad para encerrar a Fernández, Díaz y a Silva. Ahora, ante un tribunal se precisan certezas, o bien las dudas pueden generar turbulencias. Y hay cero antecedentes de condenas con dudas.
La Fiscalía confía en acreditar una confabulación o acuerdo entre los tres detenidos, plasmados en autoría, coautoría, y participación primaria del asesinato. Lo medular de las relaciones en pugna, teorizan los investigadores, fueron relaciones afectivas entre la peluquera, Móttola, el federal Fernández y al parecer Silva.
Enfrente, la defensa no pierde las esperanzas en romper esa unidad compacta plasmada al menos en los escritos, confiada en que es la Fiscalía (con potestad en la acusación) quien debe demostrar la culpabilidad, más no ella la inocencia del trío.