La mujer declaró que en ese lugar todo el dinero era para su proxeneta. Huyó y fue capturada. Tres décadas de sexo y fin de la esclavitud.
La infame historia del cafisho que prostituyó a su novia en La Banda La infame historia del cafisho que prostituyó a su novia en La Banda
Un "cafisho" o proxeneta fue condenado en Catamarca a 8 años de prisión, al ser hallado responsable de prostituir a su pareja, entregándola y haciéndola rotar (por 7 años) en prostíbulos de Santiago del Estero ("El Dominó"), Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
"Trata de personas por captar a la víctima en modalidad explotación sexual triplemente calificado agravado por el aprovechamiento de la situación de vulnerabilidad de la víctima, tener un vínculo con ella y por la explotación sexual", fueron las figuras dominantes en contra de Miguel Manuel Acosta (78), quien fue representado por la abogada santiagueña, Claudia Graciela Paz (fotos).
De acuerdo con la investigación, Acosta cayó en desgracia el 11 de febrero del 2022. S.M.G. (la víctima) acudió a la Justicia por violencia de género. En un ataque físico, Acosta habría golpeado a la mujer, especulando con su avanzada edad.
"Yo ya no tengo nada que perder. Tengo 75 años. Así que si te mato, yo ya no pierdo nada. Ya la viví a la vida", mientras sostenía y estrellaba a la mujer contra la heladera.
El 27 de marzo de 2022, ella amplió su denuncia. "Mi denunciado es mi ex pareja proxeneta, yo soy nacida en Santa Fe, lo conocí hace 30 años en Rafaela, Santa Fe. Yo tenía 19 años y dos hijas, de 3 y 6 meses de vida. El me propuso prostituirme, prometiéndome una buena vida: dijo que iba a dejar de ser pobre y mis hijas iban a tener qué comer. Nunca me dijo que el dinero se lo quedaría él y que no iba a poder dejar de prostituirme cuando yo quisiera".
Según el crudo relato de la santafesina, " al mes me llevó a trabajar a Santiago del Estero, en una whiskería de nombre "Dominó" (a la vera de la ruta 51, en La Banda) por 6 o 7 años estuve yendo de manera continua también a El Trébol, Santa Fe; Tandil, Buenos Aires; Córdoba Capital", relató.
"Siempre iba por 20 días. Mi denunciado me llevaba en la mayoría de las veces, pero en otras otro cafiolo amigo de él. Jamás recibí dinero por prostituirme. El trato lo tenía mi denunciado con los dueños de las whiskerías que le daban el dinero que yo hacía cada noche Siempre era el 50% para el dueño del lugar y 50% para mi denunciado. Era proxeneta mío y de otras chicas de Santa Fe", profundizó.
"En ese momento no existía posibilidad de salirse de ese mundo, las opciones eran quedarse donde una estaba o vendernos a otro proxeneta Al poco tiempo de conocerlo, al volver de uno de mis viajes de trabajo de Santiago, me doy con la novedad de que a mi hija más pequeña le había puesto su apellido. Con los años, advertí que lo hizo para tenerme atada a él y explotarme", sintetizó.
"Me exigía la plata que tenía que hacer por día" y "una vez escapé de El Dominó hacia Tucumán"
"El ambiente donde vivía con mi denunciado era de mucha violencia. Me agredía física y psicológicamente Me exigía la plata que tenía que hacer por día. En uno de mis viajes de trabajo a la whiskería Dominó, con 22 años, me escapé y me fui a Tucumán donde me alojó una compañera de trabajo", ahondó.
"A los 5 días, el dueño de la whiskería (Gutiérrez), me entregó a mi denunciado y le dijo dónde estaba y me fue a buscar. Me llevó a la casa de mis padres en Santa Fe con mis hijas. Les conté a mis padres para que me ayuden, pero mi denunciado me amenazó de que me tenía que ir con él, o las consecuencias las iban a sufrir mis padres".
Agobiada, cansada, la mujer juzgó que eran otros tiempos. " Salir de ese mundo era muy difícil además del lavado de cabeza que me hizo mi proxeneta y la manipulación por mis hijas".
A los 25 años, se fue a trabajar a Catamarca. Anduvo de whiskería en whiskería. Luego, el sujeto decidió que trabajase en la calle. "Estuve prostituyéndome por 13 años, pasando todo tipo de situaciones denigrantes. Mi pareja vivió de la explotación de mi cuerpo y de mi dignidad por 30 años", indicó S.M.G.
Al cruzar la barrera de los 50 años, la pesadilla terminó. Acosta llegó al extremo de ordenar a la víctima acostarse con un amigo, enfermo, para quedarse con su dinero y el seguro.
No a revictimización y Acosta pagará $ 7 M. a la damnificada por daños "psicológico y moral"
El viernes pasado, Acosta enfrentó un juicio breve por "trata de personas" ante el Tribunal Oral Federal. La fiscal María Correa solicitó al Tribunal la homologación del acuerdo entre las partes. Requirió 8 años de prisión y una reparación integral para la víctima de $ 7.000.000, por daños psicológico y moral.
A su turno, la defensora de Víctimas de Delitos Mariana Vera adhirió al planteo. Comentó que la víctima está de acuerdo con el desenlace, pero no estuvo presente en audiencia a fin de evitar la revictimización.
La abogada Claudia Graciela Paz adhirió al planteo de las partes y solicitó que cumpla la condena de manera domiciliara en Jujuy, donde había asentado domicilio.
Luego, los jueces del TOF Enrique Lilljedahl, Mario Martínez (del TOF de La Rioja) y Julián Falcucci (del TOF de Córdoba) dieron a conocer el veredicto.
Declararon a Acosta culpable por el delito que se le reprochó y se lo condenó a 8 años de prisión. Además, deberá realizar un tratamiento psicológico, pagar una reparación integral a la víctima de $ 7.000.000 y cumplir la pena en el domicilio fijado en Jujuy.