"La inquebrantable santidad de Mama Antula estuvo impulsada por la confianza en Dios"

"Recordemos que el camino de la santidad implica confianza y abandono", pues cuando la beata María Antonia llegó a Buenos Aires lo hizo sólo con un crucifijo y descalza, "porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiando en que su arduo apostolado era obra suya".

El Papa ofreció este recordatorio al reunirse en el Vaticano con los peregrinos procedentes de Argentina que llegaron a Roma para la canonización de la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa.

Conocida como Mama Antula, la monja nacida en Santiago del Estero, fundó la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires. La santa nació en 1730 en Silipica, en la "Madre de Ciudades" y murió el 7 de marzo de 1799 en la capital argentina.

El Papa eligió la fecha de su canonización para el 11 de febrero de 2024, aniversario de la primera aparición de la Santísima Virgen María en Lourdes.

Ayudando a todos a descubrir la belleza de seguir a Cristo

Mamá Antula, afirmó el Papa, "ha experimentado lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, para que podamos descubrir su llamada, cada uno en nuestro propio estado de vida", porque sea cual sea, afirmó, "se sintetizará siempre en hacer todo para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas".

La beata Mamá Antula, dijo, se alimentó de esta premisa que está en la raíz de la espiritualidad ignaciana, lo que la fortaleció en su trabajo.

Llegó a ser una prioridad tan importante para ella, dijo, "que una de sus principales preocupaciones, cuando la Compañía de Jesús fue suprimida, fue dar ella misma los ejercicios espirituales, tratando de ayudar a todos a descubrir la belleza de seguir a Cristo".

Sin embargo, como señaló el Papa argentino, "esto no fue fácil para ella". Debido a la aversión que se había desarrollado contra los jesuitas, incluso se le prohibió dar los ejercicios, por lo que lo hizo clandestinamente. 

"Se le prohibía dar ejercicios espirituales, por lo que decidió hacerlo de manera clandestina. No hay que olvidar esta dimensión de la clandestinidad", subrayó el Papa Francisco.

Argumentando que es imperativo no olvidar este secreto, el Papa pidió a los peregrinos "no rendirse ante la adversidad, no renunciar a nuestras buenas intenciones de llevar el Evangelio a todos, a pesar de los desafíos". De este modo "experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, para que descubramos su llamada, cada uno en nuestro propio estado de vida… se sintetizará siempre en hacer todo para mayor gloria de Dios y salvación de las almas".

"Firmemente arraigados en el Señor, debemos ver esto como una ocasión en la que podemos desafiar nuestro entorno para llevar la alegría del Evangelio", añadió.

El papa Francisco presidió la Misa de canonización en la Basílica de San Pedro el domingo 11 de febrero a las 9.30 horas. En la ceremonia también estuvieron presentes el presidente de Argentina, Javier Milei, el gobernador de la provincia de Santiago del Estero, Dr. Gerardo Zamora, y su esposa, la senadora nacional Claudia Ledesma Abdala de Zamora, entre otras autoridades civiles y eclesiales de la provincia de la que era oriunda la nueva Santa.María Antonia es un ejemplo de discernimiento "porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiando en que su arduo apostolado era obra suya", afirmó el Papa.

Firmemente, gozosamente arraigados en el Señor

Otro mensaje que da la beata, sugirió el Papa, es el de no rendirse ante la adversidad, "no renunciar a los buenos propósitos de llevar el Evangelio a todos". 

Incluso si nos enfrentamos a ambientes hostiles en el trabajo o en nuestras familias, es necesario mantener la fe y tratar de irradiarla, dijo.

El Papa exhortó a los fieles a imitar la devoción de Mama Antula a San José y su gran amor a la Eucaristía.

Concluyó invitando a los peregrinos a dar testimonio de lo que Mama Antula compartió con el pueblo argentino y con toda la Iglesia, pidiéndole que "nos ayude en nuestra peregrinación, juntos, hacia la casa del Padre". l