La historia de la conocida como "La casa de los horrores" en Oviedo no deja de aportar datos inquietantes a medida que avanza la investigación.
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La historia de la conocida como "La casa de los horrores" en Oviedo no deja de aportar datos inquietantes a medida que avanza la investigación. Todo comenzó con una vecina atenta, pero fue un detalle inesperado lo que terminó por encender todas las alarmas: la inusual compra masiva de pañales.
Silvia, profesora universitaria, vivía frente al chalet 15A, donde un hombre reservado y casi invisible parecía habitar solo. Un día, desde su ventana, notó algo extraño: una figura infantil jugando en el jardín, algo que no cuadraba con el perfil del inquilino. Esa imagen fue una de las primeras pistas que pusieron en duda la normalidad del hogar.
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Desde que Christian Steffen alquiló la vivienda en octubre de 2021, la profesora observaba que el lugar parecía deshabitado. Él apenas se asomaba, siempre con barbijo, para recoger alimentos y paquetes dejados en la puerta.
Intrigada, Silvia comenzó a prestar más atención: persianas que subían y bajaban, movimientos tras las cortinas y lo que parecían ser voces infantiles alimentaron sus sospechas.
Convencida de que algo no estaba bien, el 14 de abril presentó una denuncia ante el servicio de Infancia y Familia del Ayuntamiento de Oviedo. En respuesta, la policía local puso en marcha la llamada "operación jaula".
El único empadronado en el domicilio desde febrero de 2022 era Steffen, un alemán que se describía como nómada digital y cuya rutina se limitaba a recoger pedidos. Fue entonces cuando las autoridades comenzaron a examinar sus hábitos de consumo.
"Lo que nos hizo reaccionar fue el patrón de compras. Parecía la lista de una familia, no de una sola persona. Y lo más alarmante: la cantidad de pañales adquiridos. No se oían bebés y la única menor supuesta tenía alrededor de siete u ocho años", explicó un portavoz policial a El Mundo.
Silvia, por su parte, comenzó a tomar fotos desde su casa como prueba: en las imágenes se veían bultos tras las ventanas, y ella estaba convencida de que eran niños. A pesar de que la policía inicialmente dudaba, el jefe de la Policía Judicial autorizó un allanamiento el 28 de abril, dos semanas después de la denuncia.
El operativo reveló una escena que conmocionó incluso a los agentes más experimentados. Steffen fue hallado descalzo y en mal estado, y reconoció que había menores dentro. También estaba su esposa, Melissa Ann Steffen, quien afirmó que los niños estaban gravemente enfermos.

(Luego de que una vecina observó lo que sucedía encendieron las alarmas. (Foto: gentileza El Mundo.)
Los tres menores mellizos de 8 años y un hermano mayor de 10 usaban pañales y mascarillas al ser rescatados.
Una vida marcada por el encierro y el miedo al COVID
La casa, que en el pasado perteneció al futbolista Markel Susaeta, se había transformado en una cárcel. Los niños vivían bajo un régimen de control extremo, con medidas sanitarias llevadas al límite: máquinas de ozono, mascarillas triples y aislamiento total.
Los padres afirmaban que los chicos no controlaban esfínteres y sufrían graves problemas de salud, pero un informe médico lo desmintió. Tampoco presentaban las cardiopatías severas que la pareja alegaba. Según los investigadores, los progenitores estaban convencidos de que una exposición mínima al virus podría ser letal.
El uso excesivo de agua también llamó la atención: se triplicaba el consumo promedio de una familia, aparentemente debido a duchas compulsivas. La dueña de la propiedad incluso sospechó una avería en la red.
Solo se bebía agua embotellada, y el baño de visitas funcionaba como depósito de pañales usados.
Todas las ventanas permanecían cubiertas, salvo las de las habitaciones infantiles, que solo podían abrirse hasta la mitad. Steffen imponía reglas estrictas: todos los días a las 17:10, los niños debían cerrar sus persianas, detalla el portal de Todo Noticias.
En el vecindario, nadie los conocía. "Ni sabíamos que la casa estaba ocupada", dijo una vecina. "Jamás vimos ni oímos nada. Ni ruidos de niños ni de adultos".








