Por Eduardo Lazzari. Historiador.
Junio: el mes de Manuel Belgrano Junio: el mes de Manuel Belgrano
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano y Perí es sin duda uno de los grandes genios de la historia de la América que fuera española. Su multifacética actuación pública, producto de una formación personal exquisita en los claustros de las universidades más relevantes de España, como Salamanca, Valladolid y Oviedo, es uno de los tesoros históricos de nuestro país. Los historiadores argentinos, sin embargo, adolecemos en muchos casos de una visión localista en la redacción de las biografías de los grandes hombres y mujeres que han engalanado nuestra memoria histórica, por lo que en el caso de los próceres que han vivido mucho tiempo fuera del país, no se han hecho grandes investigaciones sobre su actuación extraterritorial.
Belgrano fue consejero de la corte española de los Borbones en Madrid, secretario perpetuo del Real Consulado de Buenos Aires, jefe de batallón de milicianos durante las invasiones británicas de 1806 y 1807, miembro vocal de la Junta Gubernativa Provisional nombrada el 25 de mayo de 1810, comandante de los Ejércitos Auxiliarios al Paraguay y al Alto Perú, embajador ante las potencias europeas, consejero del Congreso General Constituyente de 1816, entre otras muchas tareas patriótica. Sin duda su cumbre fue la creación de la Bandera Nacional, que él mismo reconocía como la tarea más importante que había desarrollado a lo largo de su vida.
También te puede interesar:
La coincidencia ha hecho que tres episodios de su biografía se dieran durante el mes de junio y se han convertido en conmemoraciones civiles meritorias. Por eso vamos hoy a conmemorar dos de ellos, su asunción como secretario del Consulado y su nacimiento, dejando la fecha de su muerte para el próximo domingo en estas queridas páginas de "El Liberal", si Dios quiere.
Día del Profesional en Ciencias Económicas
El 30 de enero de 1794 el rey de España, Carlos IV, de quien Belgrano fuera consejero, nombró al máximo prócer porteño como primer secretario del Real Consulado de Comercio, erigiendo en la misma cédula real esta institución en la capital del virreinato del Río de la Plata. De una fina lectura del documento surge con claridad la influencia del pensamiento jurídico y burocrático de Belgrano en su redacción, lo que hace entender su nombramiento como Secretario Perpetuo.
El 2 de junio de 1794 asumen su responsabilidad en el Consulado todos los miembros, de los cuales sólo Belgrano tiene garantizada su continuidad, llegando hasta 1810 cumpliendo esa tarea que lo convirtió en el primer economista científico del sur de América. Las memorias que presentó cada año reseñando las tareas realizadas se convirtieron en el primer tratado económico producido en el río de la Plata y fueron el motivo de que se considerara a Manuel Belgrano como el fundador del pensamiento económico argentino.
De sus escritos surge la lectura de todos los grandes tratados de su tiempo, entre los que se destacan Adam Smith y David Ricardo. Vale destacar que hasta hace poco tiempo un busto de Belgrano recibía a todos los funcionarios y trabajadores del Ministerio de Hacienda de la Nación en su entrada principal, pero durante unas obras de restauración se lo desplazó a un pasillo lateral con la excusa de mejorar la circulación de personas. Quizá la verdad fuera que resultaría muy difícil enfrentar la mirada desde el bronce del prócer para algunos responsables de la economía del país vaya a saber.
Este antecedente histórico hizo que el 19 de noviembre de 1980 la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas propusiera establecer el 2 de junio para homenajear a todos los graduados de estas disciplinas en el país. A fin de resaltar la labor de Belgrano como economista se destacaron algunas de sus ideas científicas. Para Belgrano, la importancia de la agricultura es fundamental en su relación con la industria y el comercio. Escribió que "fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio, son los tres importantes objetos que deben ocupar la atención y cuidado de VV.SS. (refiriéndose al Consulado)".
En relación con la agricultura destacaba que "el verdadero destino del hombre depende y resulta del cultivo de las tierras; sin él no hay materias primeras para las artes", refiriéndose por ellas a la industria, y, por lo tanto, "toda prosperidad que no está fundada en la agricultura es precaria; toda riqueza que no tiene su origen en el suelo es incierta". Remarcaba la importancia de la educación pública, gratuita y obligatoria para promover una formación relacionada al mundo productivo. En este sentido afirmaba que era necesaria una educación "donde a los jóvenes labradores se les hiciese conocer los principios generales de la vegetación y desenvoltura de las siembras, donde se les enseñase a distinguir cada especie de tierra por sus producciones naturales, y el cultivo conveniente a cada una".
Belgrano fue el primer promotor de la industria y señalaba que "todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no sólo el darles nueva forma, sino en atraer las del Extranjero, para ejecutar lo mismo y después vendérselas". Con respecto a la propiedad de la tierra sostenía que "no ha habido quien piense en la felicidad del género humano que no haya traído a consideración la importancia de que todo hombre sea un propietario para que se valga a sí mismo y a la sociedad", y por ese motivo "se ha declamado tan altamente a fin de que las propiedades no recaigan en pocas manos".
Día del Inmigrante Italiano
Manuel Belgrano nació el 3 de junio de 1770 en Buenos Aires siendo hijo de un inmigrante italiano, proveniente de la Liguria, don Domingo Belgrano, y de una argentina de linaje santiagueño, doña María Josefa González Casero. Su brillante actuación en el ámbito público lo convierte en uno de los padres de la Patria argentina, y esa es la razón por la que se toma la conmemoración del 3 de junio como un homenaje apropiado a la inmigración italiana. Vale aclarar que Italia se constituye como estado hacia 1870 tal como la conocemos hoy, pero la italianidad es algo que lleva siglos conformándose.
Es certero sostener que en ningún lugar del mundo la llegada de millones de inmigrantes italianos marcó culturalmente y a fuego a una comunidad nacional, como es el caso de la Argentina. Lenguaje, costumbres, comidas, música y danzas han dejado huellas imborrables en nuestra cultura nacional. Tal impacto hizo que la colectividad italiana decidiera destacar la relación privilegiada entre los dos países a través de un festejo propio para recordar la llegada de tantos italianos al país.
Como merecido reconocimiento a los millones de inmigrantes italianos que llegaron a la República Argentina y a los cientos de miles que habitan aquí, el gobierno argentino estableció el 20 de septiembre de 1995, mediante la sanción de la ley 24.561, que el 3 de junio de cada año se celebre el Día del Inmigrante Italiano. La celebración de este día es un merecido homenaje a los italianos que durante dos siglos dejaron su patria natal para venir a estas tierras generosas a forjar un futuro, formar sus familias y contribuir al crecimiento de Argentina a ser lo que es actualmente.
Una noticia actual de impacto horrible
En estos días, una noticia terrible que ha conmovido y conmocionado al mundo académico y social es la disolución del Instituto Nacional Belgraniano, por estos tiempos presidido por un chozno del prócer con su mismo nombre: Manuel Belgrano. La vaguedad de los considerandos del decreto 346/2025 del Poder Ejecutivo Nacional impide reconocer la lógica de una medida de gobierno que aniquila la tarea extraordinaria que, desde hace décadas, llevan a cabo diversos institutos que contribuyen en forma patriótica y honoraria a la preservación de la memoria histórica de los argentinos, tales como el Belgraniano, el Browniano, el Newberiano y el Juan Domingo Perón, como así también otras instituciones del quehacer cultural argentino que han sido fusionadas sin ningún criterio, como la del Yrigoyeano con el Juan Manuel de Rosas.
Vale destacar que el Instituto Nacional Belgraniano tiene filiales y delegaciones en todo el país que desarrollan tareas estimadas por las comunidades locales, y sobre todo hay que decir con toda claridad que no representan ningún gasto para los Estados, sea el nacional, los provinciales o municipales. La desaparición de este organismo sería una tragedia para la cultura nacional. Esperemos una reflexión de los funcionarios implicados para revertir una medida que no tiene asidero ni justificación que al menos hasta ahora hayamos podido conocer.










