Por la Lic. Macarena Isaurralde, docente funcional de la Licenciatura en Nutrición de UADE.
Nutrición en la era digital: el rol insustituible del profesional Nutrición en la era digital: el rol insustituible del profesional
En los últimos años, la Inteligencia Artificial (IA) ha comenzado a transformar múltiples aspectos de nuestras vidas, y la nutrición no es la excepción. Desde aplicaciones móviles que registran hábitos alimentarios hasta algoritmos capaces de sugerir planes personalizados, la IA se posiciona como una herramienta innovadora en el diseño de dietas, con el potencial de mejorar la precisión, la adherencia y los resultados en salud.
Este avance implica una necesaria readaptación y revinculación del profesional con su práctica, integrando el aporte de la IA, pero sin perder de vista que, bajo ningún punto, puede implicar la omisión del rol humano. Es decir, la inteligencia artificial debe potenciar la labor profesional, no reemplazarla.
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La nutrición y la alimentación de cada individuo deben ser abordadas de forma personalizada, considerando a fondo las necesidades y requerimientos de cada paciente: su historia clínica, preferencias, gustos, hábitos y objetivos. Sin embargo, procesar toda esta información de manera integral y dinámica puede ser un desafío.
La inteligencia artificial, aplicada de forma ética y responsable, puede asistir al profesional en este proceso. Por ejemplo, facilita el análisis de grandes volúmenes de datos y permite automatizar ciertos pasos iniciales de la consulta. Una primera entrevista nutricional en profundidad puede llevar entre 40 minutos y una hora. Si se incorporara un chatbot que, previamente, recabe información básica mediante preguntas generales, esta IA podría procesar los datos y ofrecer un informe preliminar. De este modo, el licenciado en nutrición podría abordar directamente los aspectos más relevantes en la consulta presencial o remota, ganando agilidad y optimizando el tiempo con el paciente.
Aun así, el vínculo entre el profesional y el paciente es irremplazable. Las decisiones alimentarias están atravesadas por múltiples dimensiones emocionales, sociales y culturales que la IA todavía no puede interpretar con profundidad. La escucha activa, el acompañamiento empático, la contención en momentos de frustración o desmotivación, y la capacidad de adaptar las estrategias de forma humana y flexible, son aspectos que solo el licenciado en nutrición puede ofrecer.
Además, en un entorno saturado de información digital, el rol del profesional también implica educar, orientar y brindar un marco crítico sobre las recomendaciones automatizadas que muchas veces circulan sin respaldo. La IA puede sugerir, pero el profesional decide, guía y contextualiza.
En este sentido, la formación continua de los licenciados en nutrición es clave. Conocer las herramientas tecnológicas disponibles, comprender sus alcances y limitaciones, y poder integrarlas a la práctica profesional de forma crítica y ética, se vuelve indispensable para un ejercicio actualizado de la profesión.
En definitiva, el avance de la inteligencia artificial en nutrición no debe ser motivo de temor, sino una invitación a evolucionar. La tecnología no viene a reemplazar a los profesionales, sino a potenciar su capacidad de intervención, brindando mayor precisión, agilidad y personalización. Pero siempre será el factor humano, la mirada integral, el criterio clínico, la empatía y la experiencia lo que marque la diferencia en el camino hacia una alimentación más saludable y sostenible para cada persona.