Milton Pino, el payador santiagueño, le respondió a Pettinato desde La Rural

 La polémica desatada por Roberto Pettinato tras sus declaraciones ofensivas hacia el folklore argentino sigue sumando voces. Esta vez, la respuesta llegó de manera poética y contundente desde el stand de la Casa de Santiago del Estero en La Rural de Palermo. Allí, el payador santiagueño Milton Pino improvisó en vivo un mensaje que fue aplaudido de pie por el público.

El artista tomó el micrófono y con sus versos defendió con orgullo las raíces culturales argentinas. "Este arte no se explica, se lleva dentro del pecho. Aunque a algunos les moleste, el bombo late bien fuerte en el corazón de este pueblo", lanzó, en clara alusión a Pettinato, quien días atrás había manifestado sentir "vergüenza y asco" por el género folklórico.

Pero lo más emotivo llegó cuando Pino, sin libreto, continuó su descargo: "Que la música, como decía un amigo Juanjo Abregú, el folklore no es para competir, sino para compartir. Y que se entienda que esta es la familia, que este es el pueblo argentino, que esta es la esencia que nos corre por las venas.

Aunque algunos opinan en contra del folklore. Y si no les gusta, tienen toda la posibilidad de escuchar otras músicas, ¿no? Pero decir que el folklore es aburrido... eso dijo Pettinato.

De su confesión rescato que el hombre está perdido. Porque opinar desde el nido, sin salir de Capital, negando lo cultural que siembra nuestro folklore, es como insultar, señores, al pabellón nacional.

Y a nadie quiero ofender —el respeto es el camino por el que anda Milton Pino—, pero entiéndanme, señores, que no se toca el folklore de nuestro suelo argentino".

Sus palabras, entre aplausos, fueron ganando fuerza: "A mí me llena de orgullo hablar de las pinchas gauchas, ver a un paisano a caballo con un poncho en las espaldas, de sombrero requintado, de bombacha o de alpargatas, o simplemente un pañuelo, porque con muy poco basta para estar familiarizado con la tradición paisana.

Es honrar a Martín Fierro, a Molina Campos, a Atahualpa, a Miguel Martín de Güemes —el que peleó por la patria— o al mismo Carlos Gardel, que vistió con pinchas gauchas para recorrer el mundo con un tango en la garganta.

Me siento un pájaro libre cuando suena una guitarra, porque me crie escuchando los rumbos de una payada.

Y si rasguean un malambo, siento que el pecho se ensancha.

Y como soy santiagueño, no he de zapatear con ganas… ¡si me aplaude aquí la Patria esta tarde con las palmas!"

Así, la voz del interior volvió a hacerse escuchar en el corazón de Buenos Aires. Y lo hizo de la mano de un payador, con los pies mojados, pero con el alma encendida por la tradición.

"¡Maravilloso con el cumpleaños Santiago! ¡Que viva el control!", cerró Milton Pino, ovacionado.